Nuestros gallos siempre seguir¨¢n a los franco-alemanes
Los autores argumentan que Espa?a est¨¢ en el huso horario correcto
El hecho de que en Espa?a se emplee la hora de Berl¨ªn se ha asociado en los ¨²ltimos diez a?os a todo tipo de males. Esta semana se han unido tres m¨¢s: el doctor Kogevinas nos advierte, indirecta y cautelosamente, de que la hora de Berl¨ªn podr¨ªa provocar c¨¢ncer, obesidad y resultados cardiometab¨®licos. Y a pesar de que ¨¦l es el experto en salud y en ciclos circadianos nosotros nos atrevemos a decir que est¨¢ equivocado.
El doctor Kogevinas explica que los seres vivos de la Tierra se han adaptado al ciclo de luz-oscuridad de 24h. No hace falta ser f¨ªsico para recordar que hay una evidencia cient¨ªfica fort¨ªsima de que ese ciclo no se ha alterado en Espa?a. El poder pol¨ªtico no puede alterar lo natural: la rotaci¨®n de la Tierra, la duraci¨®n de la luz o de la oscuridad. El poder pol¨ªtico altera la referencia horaria porque la hora oficial es una convenci¨®n artificial que afecta a un artefacto: el reloj. Nuestra vida depende de lo primero, lo natural; no de lo segundo.
El se?or Kogevinas dice que en Espa?a el potencial desacoplamiento del ciclo de luz-oscuridad en los patrones de actividad laboral, de vigilia o de alimentaci¨®n ha sido especialmente m¨¢s pronunciado. Le retamos a que lo muestre con datos.
Nosotros hemos analizado las encuestas de uso del tiempo y hemos encontrado que la actividad laboral en Espa?a se inicia y finaliza con el amanecer y anochecer invernales, como en toda Europa. Hemos encontrado que en Espa?a se almuerza unas tres horas antes de que anochezca en invierno y se cena unas tres o cuatro horas despu¨¦s de que anochezca en invierno, como en casi toda Europa. Y que los trabajadores espa?oles duermen aproximadamente lo mismo que franceses, daneses o irlandeses (7h30m al d¨ªa) y un cuarto de hora menos que italianos o brit¨¢nicos. Estos patrones regulares indican nos hemos adaptado al ciclo de luz-oscuridad como en cualquier otro sitio y que no es necesario alterar la hora oficial.
?En qu¨¦ somos entonces raros? El doctor responde a la pregunta: somos raros porque cenamos a las 21.30, una hora a la que hace 100 a?os estar¨ªamos dormidos, y eso no ser¨ªa saludable. Pero tampoco es cierto: hace cien a?os a las 21.30 hora de Berl¨ªn nuestro reloj marcaba las 20.30 y est¨¢bamos... ??cenando!!
Nosotros hemos analizado las encuestas de uso del tiempo y hemos encontrado que la actividad laboral en Espa?a se inicia y finaliza con el amanecer y anochecer invernales, como en toda Europa.
En esta discusi¨®n topamos siempre con tres errores que son muy pertinentes para la discusi¨®n que plantea el doctor Kogevinas. El primero es tratar la hora del reloj como un dato absoluto que puede determinar en s¨ª misma si una actividad se realiza de forma an¨®mala (cenar a las 21.30 es pernicioso). Es un error porque la hora del reloj depende de una referencia tan arbitraria como la referencia kilom¨¦trica que hay en la Puerta del Sol. Ninguna hora nos corresponde, ni ninguna hora es natural como ninguna referencia kilom¨¦trica concreta corresponde a la de la Puerta del Sol. No hay relojes err¨®neos ni relojes acertados.
El segundo error es la hipersacralizaci¨®n del reloj mec¨¢nico, un artefacto ligado a la rotaci¨®n completa de la Tierra y que, por eso, es puramente meridional (de ah¨ª la hipersacralizaci¨®n del meridiano). Un reloj mec¨¢nico nunca puede decir si ha amanecido o anochecido: en diciembre funciona igual en el Polo ?rtico (donde es de noche) que en el Polo Ant¨¢rtico (donde es de d¨ªa). El reloj mec¨¢nico no es sensible al ciclo de luz-oscuridad que tanto condiciona la vida humana como describe el doctor Kogevinas. Sin ir m¨¢s lejos el amanecer invernal, el m¨¢s determinante para la actividad humana por ser el m¨¢s tard¨ªo, es simult¨¢neo en Espa?a, Francia y Alemania. Nuestro gallo m¨¢s cantor no es meridional y seguir¨¢ a los franco-alemanes, independientemente de la hora oficial.
El tercer error es olvidar que, en ausencia de un poder coercitivo, las sociedades pueden responder a los cambios de hora oficial. Los espa?oles retrasaron sus h¨¢bitos muy r¨¢pidamente y anularon as¨ª el adelanto de la hora oficial. El doctor Kogevinas dice que "nos estamos adaptando" pero la realidad es que el 95% de la poblaci¨®n no ha conocido otro huso m¨¢s que el actual, ha nacido con ¨¦l, y es su hora natural (si esa expresi¨®n cupiera de alguna forma) sin que quepa hablar de adaptaci¨®n. Alterar el huso ma?ana s¨ª ser¨ªa cambiar su ciclo circadiano. Por eso la estabilidad del huso (y no el huso concreto) es el bien superior a proteger y, por eso, entre otros muchos motivos, estamos alertando sobre las pretensiones de retrasar la hora oficial en Espa?a, un experimento que no se ha realizado en ning¨²n pa¨ªs del mundo.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn Olalla es profesor de F¨ªsica de la Universidad de Sevilla.
Jorge Mira es catedr¨¢tico de F¨ªsica de la Universidad de Santiago.
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