Chimo Bayo, el hombre que nos taladr¨® el cerebro
El rey de la Ruta del Bakalao afirma que todos se divert¨ªan en armon¨ªa, respetaban a sus padres y jam¨¢s se drogaban
Chimo Bayo camufla sus pupilas tras unas gafas azules y viste una camisa de cohetes del mismo espacio exterior del que debe provenir. A los dos minutos de hablar con ¨¦l te das cuenta de que hay que tener cuidado con no pronunciar nada que le recuerde a sus canciones. Si dices "uno", ¨¦l suelta, ¡°?que no pare ninguno!¡±. Si se te escapa un "siete", salta como un resorte cantando, ¡°?que nadie se siente!¡±. Tampoco hay que asustarse si cambia el volumen de su voz exclamando ¡°?mayday, mayday!¡± o si grita ¡°?J¨² j¨¢!¡±. ¡°Es un grito de libertad¡±, explica.
El creador del chiquit¨¢n chiquititantant¨¢n que bailaban Javier Bardem y Pen¨¦lope Cruz en Jam¨®n jam¨®n ha publicado una novela llamada No iba a salir y me li¨¦ (Roca Editorial), escrita al alim¨®n con la periodista Emma Zaf¨®n. En sus p¨¢ginas, repletas de gui?os nost¨¢lgicos a la Valencia de los noventa, los autores mezclan ficci¨®n y realidad. Pero Chimo cuenta que las mejores an¨¦cdotas sucedieron de verdad. ¡°Como el tipo que se construy¨® un tablero de madera y lo puso encima de su coche para bailar y no tener que arreglar los bollos despu¨¦s de cada farra¡±.
¡°Uno de cada mil s¨ª que se drogaba. Pero esto mov¨ªa a 35.000 personas. Yo no pod¨ªa drogarme porque ten¨ªa que trabajar y luego ir a ver a mis amigos¡±
Veinticinco a?os despu¨¦s de la Ruta y ya con 55 a?os, Chimo Bayo (Joaqu¨ªn Isidoro Bayo G¨®mez, Valencia, 1961) est¨¢ acelerado en un hotel en la Gran V¨ªa de Madrid. Quiere salir a fumar. Pide fuego a dos turistas que no entienden nada. Entra en un bar y sale con las manos vac¨ªas. Lo intenta en un comercio chino y vuelve con el cigarro encendido. Nuestro fot¨®grafo dispara la foto que acompa?a esta entrevista.
¡°No quiero dar mala imagen a la gente joven¡±, dice el autor de Exta s¨ª, exta no. ¡°Mis letras se interpretan seg¨²n lo sucio que tengas el cerebro. Mi madre nunca me pregunt¨® de qu¨¦ iban. Cada uno, que piense de ellas lo que quiera. Yo no he hecho apolog¨ªa de las drogas. No recomiendo a nadie que se ponga hasta arriba aunque con la novela hemos llevado a los personajes al l¨ªmite. Creo que todos tenemos un demonio dentro y hay que saber llevarlo¡±, recalca. Entonces habla del camino de la felicidad y de la importancia de leer El arte de la guerra, de Sun-tzu.
Pero volvemos a la Ruta del Bakalao. Los que la vivieron cuentan que los l¨ªmites no estaban nada marcados. ¡°Se juntaban rockeros, tecneros, punkies y gente con traje. Ven¨ªan de toda Espa?a a bailar una m¨²sica que no sonaba en ning¨²n otro sitio. Yo pinchaba grupos que no se escuchaban ni en sus pa¨ªses de origen¡±, recuerda.
?Y por qu¨¦ se le puso ese nombre? ¡°Lo hicieron los medios de comunicaci¨®n, despectivamente. Nosotros pon¨ªamos electr¨®nica con mucha clase. Cuando dec¨ªamos que era un tema con bacalao era porque lo petaba. Pero cuando sali¨® en la tele estigmatizado se qued¨® as¨ª para siempre¡±, cuenta apenado. ¡°Esto era un movimiento hedonista. La gente curraba durante la semana y el finde ven¨ªa a pegarse la fiesta que le diera la gana sin hacer da?o a nadie¡±.
"Mis letras se interpretan seg¨²n lo sucio que tengas el cerebro.? Todos tenemos un demonio dentro y hay que saber llevarlo¡±
Ahora es cuando Bayo podr¨ªa llegar a reconocer que se pod¨ªa hacer la Ruta sin drogarse. Y lo hace. ¡°Uno de cada mil s¨ª que se drogaba. Pero esto mov¨ªa a 35.000 personas. Yo no pod¨ªa drogarme porque ten¨ªa que trabajar y luego ir a ver a mis amigos¡±, cuenta. Chimo defiende el car¨¢cter l¨²dico de ese movimiento incidiendo en que nunca ocurri¨® nada grave.
¡°He parado peleas desde el escenario diciendo que o lo dejaban o quitaba la m¨²sica. Nunca hizo falta que viniera la polic¨ªa. Ven¨ªamos de una educaci¨®n cl¨¢sica, de familias completas. Luego llegaron los divorcios con los ni?os mandando m¨¢s que sus progenitores. He tenido la suerte de haber recibido una educaci¨®n cl¨¢sica. No empec¨¦ a salir hasta los 20¡±. Podr¨ªa comenzar a brillar en su cabeza una aureola de santo si no fuera porque reconoce que rob¨® el equipo de m¨²sica del instituto con unos amigos: ¡°Mangu¨¦ un tocadiscos, dos altavoces y unos discos¡±.
Escuchando estos discos le entr¨® el gusanillo. ¡°Empec¨¦ a comprar vinilos por las portadas. Por eso las m¨ªas siempre han sido tan espectaculares. Y sin el apoyo de una compa?¨ªa de discos que quisiera hacerme famoso. Las canciones han tirado siempre de m¨ª. Tanto que llegu¨¦ a actuar en Jap¨®n para 55.000 personas. J¨² j¨¢¡±.
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