?Humanos?

El nuevo presidente americano ha despertado serios recelos y protestas anticipadas entre los defensores de los derechos humanos, en su pa¨ªs y fuera de ¨¦l. No sin motivo, pues las opiniones vertidas por Trump sobre los inmigrantes latinos, sobre los musulmanes, sobre la tortura o la ecolog¨ªa, su actitud ante la prensa, las mujeres, etc¨¦tera... definen un perfil poco deseable en el primer mandatario del pa¨ªs m¨¢s poderoso e influyente del mundo. Menos justificado est¨¢ hinchar el esc¨¢ndalo hasta que parezca el primer caso de pol¨ªtico poco entusiasta de esa declaraci¨®n de derechos tan elogiada. Incluso Obama, admirable tanto por sus m¨¦ritos como por sus detractores y elocuente defensor de los DDHH, ha preferido dejarlos en la penumbra en su relaci¨®n con la dictadura cubana y en su ¨²ltima resoluci¨®n sobre los inmigrantes ilegales que huyen de la isla. Si nos centramos en Espa?a, dif¨ªcilmente pueden predicar sobre el tema desde Podemos, cuya complacencia no s¨®lo con Cuba sino con Venezuela y hasta con Ir¨¢n est¨¢ demostrada, por no mencionar su ambig¨¹edad ¡ªseamos piadosos¡ª frente al terrorismo etarra y sus v¨ªctimas. Pero tampoco puede presumir el Gobierno conservador, que acaba de enviar al Rey a reforzar nuestras ¡°tradicionales¡± buenas relaciones con los s¨¢trapas saud¨ªes, una teocracia tir¨¢nica que conculca todos los derechos de la carta, por muchas corbetas que encargue a Navantia y muchos AVE que les construyamos para ir a la Meca. Y la UE no es m¨¢s fiable, como est¨¢ demostrando su r¨¢cana actitud para con los miles de inmigrantes que hoy imploran helados de fr¨ªo la hospitalidad c¨ªvica de Europa, sobre la nieve ante otra Canossa.

Los DDHH no definen el rostro de los dem¨¢s, sino el nuestro. Un d¨ªa despertaremos sin m¨¢scara ni coartadas y nos veremos de verdad en el espejo.