Cine y televisi¨®n: un matrimonio en pie de guerra
Mediaset declara la guerra informativa a los Premios Goya
Con la lista de los candidatos a los Premios Goya en la mano, los cr¨ªticos no dudan en reconocer que la de 2016 ha sido una buena cosecha. Un monstruo viene a verme, El hombre de las mil caras y Tarde para la ira son las pel¨ªculas que optan a un mayor n¨²mero de las estatuillas que se entregar¨¢n el pr¨®ximo s¨¢bado. Cada una en su registro ¡ªun drama fant¨¢stico, la peripecia del esp¨ªa Paesa y un thriller violento y vengativo¡ª, todas tienen un denominador com¨²n: detr¨¢s de su producci¨®n hay una cadena de televisi¨®n, fuente imprescindible para financiar la creaci¨®n cinematogr¨¢fica.
Pese a tan estrecho v¨ªnculo, Mediaset le ha declarado la guerra informativa a los Goya. El grupo propietario de Telecinco y Cuatro ¡ªque suma 19 candidaturas en esta edici¨®n, 12 de ellas para Un monstruo viene a verme¡ª anuncia que no asistir¨¢ a la gala ni le dar¨¢ cobertura porque el patrocinador del evento, una marca de perfumes, est¨¢ condenado en sentencia firme por competencia desleal. Resulta parad¨®jico que se escude en este argumento tan peregrino una compa?¨ªa que acumula una abundante colecci¨®n de condenas por vulneraci¨®n del derecho fundamental al honor, la intimidad y la propia imagen. El comentario ofensivo, el insulto y el oprobio son frecuentes en programas como S¨¢lvame o sus antecesores, Salsa rosa y Aqu¨ª hay tomate.
Con la decisi¨®n de boicotear los Goya, Mediaset refuerza una contumaz pol¨ªtica de enfado que le ha llevado a retirarse de la Academia de la Televisi¨®n por discrepancias con el sistema utilizado para conceder sus premios, ha dado la espalda al Festival de la TV, un escaparate para los estrenos de la temporada, y se ha desvinculado con cajas destempladas del Estudio General de Medios.
Cine y televisi¨®n forman un matrimonio indisoluble y no siempre bien avenido. Ambas industrias est¨¢n unidas por los lazos de la ley que obliga a las cadenas a invertir una parte de sus ingresos (el 5% anual para las privadas y el 6% para las p¨²blicas) en la producci¨®n de filmes. A rega?adientes, los operadores comerciales han desembolsado m¨¢s de 2.000 millones de euros desde que la norma entr¨® en vigor, en 1999. En este tiempo, la mayor¨ªa han cumplido religiosamente con la obligaci¨®n ¡ª¡°es como pagar el IRPF, pero con m¨¢s entusiasmo¡±, a decir del consejero delegado de Mediaset, Paolo Vasile¡ª y han impulsado ¨¦xitos taquilleros y con proyecci¨®n internacional. El fen¨®meno de Lo imposible lleg¨® incluso a las salas de exhibici¨®n japonesas.
Si las cadenas ten¨ªan alguna esperanza en romper este v¨ªnculo con el cine, el Tribunal Constitucional ha escrito el peor guion posible al sentenciar que las obligaciones impuestas a las privadas son acordes con la Ley Fundamental y que una simple manifestaci¨®n del poder regulatorio del Estado puede exigir que unas empresas destinen recursos para financiar otras. Cerrada esta batalla, los operadores tradicionales aspiran a que los nuevos actores del sector (Netflix, HBO) pasen tambi¨¦n por taquilla y sean obligados a invertir en cine espa?ol. Pero es otra pel¨ªcula. Quiz¨¢ de ciencia ficci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.