?Eres de letras? La sociedad digital te necesita
Nuevas opciones profesionales para la gente de Humanidades surgen junto al desarrollo de perfiles cient¨ªficos que conlleva la revoluci¨®n tecnol¨®gica
?Qu¨¦ pinta un humanista en plena revoluci¨®n digital? En un mundo donde todo se reduce a la computaci¨®n de ceros y unos, a algoritmos, sensores, aluviones de datos, robots, procesos automatizados, ?d¨®nde queda espacio para los anal¨®gicos saberes en torno al ser humano? Es una pregunta que preocupa y que circula en el mundo de las Humanidades, mientras vamos viendo c¨®mo se van recortando a buen ritmo este tipo de materias en institutos y universidades.
Ya sabemos con certeza que los trabajos del futuro ser¨¢n mayormente tecnol¨®gicos: muchos de los que existir¨¢n dentro en una d¨¦cada a¨²n no podemos ni imaginarlos. Seg¨²n la Comisi¨®n Europea en 2020 quedar¨¢n desiertos m¨¢s de 750.000 empleos en ¨¢reas cientifico-t¨¦cnicas (parad¨®jicamente, tambi¨¦n existe escasez de vocaciones cient¨ªficas). Pero en este panorama hipertecnol¨®gico los humanistas todav¨ªa pueden jugar varios papeles. El m¨¢s obvio: aprovechar los avances digitales para sus propias disciplinas, en lo que se han llamado las Humanidades Digitales. Pero no solo eso: tambi¨¦n colaborar al propio desarrollo tecnol¨®gico (como colabora la filosof¨ªa o la psicolog¨ªa en el desarrollo de la Inteligencia Artificial) o, sobre todo, crear un marco de sentido para lo que se nos viene encima. Para poner unos l¨ªmites a la Revoluci¨®n Tecnol¨®gica que la hagan compatible con el ser humano tal y como lo conocemos. Si es que tal cosa es posible.
Colaborando con la tecnolog¨ªa
Aunque a primera vista pudiera no parecerlo, el desarrollo de la tecnolog¨ªa ha estado y est¨¢ fuertemente imbricado con ciertas ramas de las Humanidades, sobre todo las m¨¢s filos¨®ficas. ¡°Muchos de los desarrollos tecnol¨®gicos han salido primero de la mente de los fil¨®sofos para luego ser desarrollados por ingenieros¡±, afirma el fil¨®sofo de la ciencia y la tecnolog¨ªa David Casacuberta, profesor de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
Hoy en d¨ªa esa imbricaci¨®n contin¨²a. ¡°Hay diversos aspectos de la tecnolog¨ªa que se tocan con cuestiones ¨¦ticas¡±, explica Casacuberta. Pone como ejemplo el comportamiento de los coches aut¨®nomos, que funcionan sin conductor y que tendr¨¢n que decidir c¨®mo actuar en diferentes casos, si dada la posibilidad de un choque tiene optar por salvar a las personas o al coche m¨¢s caro, etc. O en sistemas que decidan a qui¨¦n dar un pr¨¦stamo bancario y a qui¨¦n deneg¨¢rselo. Con la llegada de las superinteligencias que pueden llegar a competir e incluso superar a la humana, los protocolos ¨¦ticos ser¨¢n indispensables. Al fin y al cabo las Leyes de la Rob¨®tica de Isaac Asimov, que proh¨ªben a los robots da?ar a los humanos por acci¨®n u omisi¨®n, no son m¨¢s que uno de estos protocolos.
En un futuro el manejo de la tecnolog¨ªa se habr¨¢ simplificado tanto que, seg¨²n algunos expertos, los perfiles m¨¢s t¨¦cnicos, como los de los programadores, ser¨¢n menos necesarios y emerger¨¢n otros de car¨¢cter m¨¢s human¨ªstico. ¡°Con los avances que est¨¢ habiendo en inteligencia artificial las herramientas van a ser cada vez m¨¢s sencillas de manejar a un nivel t¨¦cnico y probablemente lo que se necesite entonces sea gente que sepa hacer las preguntas pertinentes, como psic¨®logos o fil¨®sofos¡±, concluye Juan Antonio Torrero, responsable de big data de Orange Espa?a.
La relaci¨®n entre el desarrollo de la inteligencia artificial y la filosof¨ªa, la ling¨¹¨ªstica o la psicolog¨ªa es evidente. Por ejemplo, el c¨¦lebre fil¨®sofo estadounidense Daniel Dennett ha trabajado extensamente en este ¨¢mbito. ¡°Los fil¨®sofos han so?ado con la inteligencia artificial durante siglos¡±, escribe en uno de sus art¨ªculos, ¡°Hobbes y Leibniz, en formas muy diferentes, intentaron explorar la idea de romper la mente en peque?as operaciones mec¨¢nicas. Descartes incluso anticip¨® el test de Turing (un experimento ideado por Alan Turing para verificar si existe inteligencia artificial)¡±. Otro notable fil¨®sofo implicado en temas como inteligencia artificial y singularidad tecnol¨®gica es Nick Bostrom, director del Instituto para el Futuro de la Humanidad de Oxford. Ante el posible surgimiento de una superinteligencia artificial: ¡°Lo mejor que podemos hacer ahora mismo es impulsar y financiar el peque?o pero pujante campo de investigaci¨®n que se dedica a analizar el problema de controlar los riesgos futuros de la superinteligencia¡±, escribi¨® en la revista Edge, ¡°ser¨¢ muy importante contar con las mentes m¨¢s brillantes, de tal manera que estemos preparados para afrontar este desaf¨ªo a tiempo¡±.
Tomando las riendas del caballo digital desbocado
Ciencias vs. Humanidades
La brecha entre las ciencias y humanidades, establecida desde la educaci¨®n como una l¨ªnea roja (que para muchos es preciso saltar) ha generado frecuentes fricciones. Si ahora las Humanidades se sienten amenazadas por el rampante desarrollo tecnol¨®gico, tambi¨¦n han sido frecuentes las quejas desde el lado cient¨ªfico por el desinter¨¦s de los humanistas en sus disciplinas, excluidas con frecuencia de lo que generalmente llamamos cultura: se considera de incultos no conocer El Quijote pero muy normal no saber enunciar el Segundo Principio de la Termodin¨¢mica, que vertebra nuestro Universo.
Sobre esta brecha lanz¨® su cr¨ªtica el f¨ªsico y novelista brit¨¢nico C.P. Snow en su c¨¦lebre conferencia de 1959, titulada Las dos culturas. All¨ª abogaba por traspasar las fronteras y trabajar de manera multidisciplinar para afrontar los problemas a los que se enfrenta la Humanidad. M¨¢s recientemente, el empresario y editor de la revista Edge John Brockman acu?¨® el t¨¦rmino de Tercera Cultura, que trata de unir y superar las dos anteriores. Entre los nombres que se relacionan con este movimiento est¨¢n el cient¨ªfico cognitivo Steven Pinker, el bi¨®logo Richard Dawkins, el fil¨®sofo Daniel Dennett, el astrof¨ªsico Martin Rees, el f¨ªsico Alan Guth o la bi¨®loga Lynn Margulis, que vendr¨ªan a ocupar, desde las ciencias naturales, el papel del intelectual tradicional. Como se ve no abundan los humanistas.
El brutal desarrollo tecnol¨®gico sin control puede suponer una apisonadora que arrolle nuestras vidas y hasta nuestra propia naturaleza. Conviene pensar sobre ello, como hacen algunos humanistas. ¡°Con la actual fascinaci¨®n por la tecnolog¨ªa da la impresi¨®n de que todo se puede reducir a ¨¢tomos y bits¡±, dice el soci¨®logo Francesc N¨²?ez Mosteo, director del m¨¢ster de Humanidades de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), ¡°hay que superar ese materialismo y entender que el ser humano no es solamente eso, sino tambi¨¦n espiritualidad, pol¨ªtica, moral, ¨¦tica¡±. El soci¨®logo se?ala la necesidad de promover, m¨¢s all¨¢ de lo cient¨ªfico-t¨¦cnico, capacidades como el esp¨ªritu cr¨ªtico o la capacidad de juicio que, en su opini¨®n, nacen de las Humanidades. ¡°La tecnolog¨ªa ha ampliado mucho nuestra capacidad de acci¨®n y necesitamos criterios para movernos en esos nuevos espacios¡±, apunta.
Desde algunas posturas cientifistas cualquier avance cient¨ªfico y tecnol¨®gico es bueno, pero esa no es una postura universalmente compartida. ¡°Una parte de la tecnociencia ha venido a ponerse al frente de aquello que en el futuro tendr¨¢ que ser la vida humana¡±, explica la fil¨®sofa Marina Garc¨¦s, profesora de la Universidad de Zaragoza y directora del Aula Oberta del Institut d¡¯Humanitats, en la que se debate sobre temas como estos. ¡°Esa parte quiere monopolizar lo que consideramos la vida buena: una educaci¨®n digitalizada, un buen envejecimiento gracias a los avances tecnol¨®gicos, etc¡±. Para evitar este monopolio de estos sectores tecnocient¨ªficos Garc¨¦s apoya la idea de fundar una nueva alianza entre las ciencias y las humanidades, una alianza para repensar qu¨¦ es lo que esperamos de desarrollo tecnol¨®gico, en qu¨¦ nos queremos convertir: ¡°Si solo vemos las funciones y no vemos el marco, somos esclavos de ese marco¡±.
Humanidades Digitales
La tecnolog¨ªa y las Humanidades se mezclan de una forma mucho m¨¢s cotidiana habitualmente. El concepto de Humanidades Digitales se refiere a la utilizaci¨®n de las diversas herramientas tecnol¨®gicas en el ¨¢mbito de las Humanidades, ya sea en la docencia, la creaci¨®n o la investigaci¨®n. A d¨ªa de hoy el impacto de la tecnolog¨ªa se observa en las bibliotecas digitalizadas, en las bases de datos, en los materiales digitales para la docencia o en los campus virtuales de las universidades. ¡°Las Humanidades, casi en un ejercicio de ventriloqu¨ªa, pueden utilizar la tecnolog¨ªa para mostrar que todav¨ªa es importante lo que tienen que decir¡±, opina Laura Borr¨¤s, directora del M¨¢ster de Literatura en la Era Digital de la Universidad de Barcelona.
La tecnolog¨ªa no solo ejerce de herramienta facilitadora, sino que tambi¨¦n modula el contenido human¨ªstico. ¡°No es lo mismo la literatura digitalizada, que simplemente se ha pasado a un formato tecnol¨®gico, que la literatura digital que utiliza todos los recursos y que sin la tecnolog¨ªa pierde parte de su esencia¡±, explica Borr¨¤s. As¨ª los textos de literatura digital incluyen im¨¢genes, sonidos, hiperv¨ªnculos o son animados al contacto con el dedo o el rat¨®n, creando nuevas experiencias literarias dif¨ªcilmente traducibles al papel. El escritor Michael Joyce, pionero de este tipo de literatura, cre¨® obras cuyos fragmentos estaban relacionados mediante links, cosa normal al navegar por la web, pero que abre nuevas dimensiones en la literatura. La poes¨ªa digital, en las que las palabras se mueven, se modifican o forman sucesivas figuras, puede cumplir en esta era el papel de los viejos caligramas de Apollinaire. Y en cualquier iPad se pueden descargar coloridas versiones de los cuentos de terror de Lovecraft o de Poe que incluyen animaciones, interacci¨®n con el lector o efectos de sonido, que pueden ser muy del gusto de las nuevas generaciones de lectores.
No solo literatura: las Humanidades Digitales abarcan multitud de disciplinas, como la geograf¨ªa, la historia del arte, o la arqueolog¨ªa. El arque¨®logo Joan Anton Barcel¨®, profesor titular de Prehistoria en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, utiliza de manera cotidiana tecnolog¨ªa avanzada en su tarea. Los esc¨¢neres 3D, sistemas de tomograf¨ªa computerizada, teledetecci¨®n satelital, etc, le proporcionan una gran cantidad de datos num¨¦ricos. ¡°En una excavaci¨®n arqueol¨®gica puede haber cinco pentabytes de informaci¨®n o incluso m¨¢s" comenta el investigador. Para presentar todos esos datos al p¨²blico aprovecha la naturaleza digital de la informaci¨®n para montar museos virtuales con todo tipo de informaci¨®n a?adida. Todo esto cambia radicalmente la manera en c¨®mo las nuevas generaciones se aproximar¨¢n al estudio del pasado y tratar¨¢n de predecir el futuro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.