Elecciones a salvo de ataques cibern¨¦ticos
Holanda utilizar¨¢ el sistema manual de recuento de papeletas para garantizar que las elecciones sean transparentes, honestas y justas
Se llamaba Myers Automatic Booth y ha pasado a la historia como la primera m¨¢quina de votaci¨®n autom¨¢tica utilizada en unas elecciones. Este armatoste se estren¨® en 1892 en EE UU y funcionaba mediante un sistema de palancas mec¨¢nicas que asignaba a cada candidato su propia alzaprima. Con el tiempo, se ha ganado en sofisticaci¨®n: tarjetas perforadas, m¨¢quinas de grabaci¨®n electr¨®nica directa, escaneo ¨®ptico, identificaci¨®n biom¨¦trica... Pese al avance tecnol¨®gico, apenas un pu?ado de pa¨ªses (B¨¦lgica, Estonia, EE UU, Brasil, Venezuela, India y Filipinas) han implantado el voto electr¨®nico. Y no siempre de forma irrefutable. En algunos casos se han detectado irregularidades de libro y en otros los niveles de seguridad y transparencia han dejado bastante que desear.
Por mucho que Silicon Valley se esfuerce en demostrar lo contrario, el arte de la computaci¨®n no es infalible. La urna electr¨®nica con pantalla t¨¢ctil es habitual en B¨¦lgica, pero en 2014 un error oblig¨® a anular 2.200 votos, y en Venezuela, que tiene el proceso automatizado, se han denunciado reiteradas anomal¨ªas. En Brasil la urna biom¨¦trica identifica a los electores por su huella dactilar y en Estonia m¨¢s del 30% del electorado us¨® la Red para elegir europarlamentarios. No todos se f¨ªan de estos sistemas modernos.
Alemania ha prohibido el voto electr¨®nico para garantizar que sea p¨²blico y cristalino. En consonancia, el recuento se realiza manualmente para esquivar posibles manipulaciones.
Papeleta y urna son requisitos b¨¢sicos de toda consulta electoral. Aunque no los ¨²nicos: se precisan partidos pol¨ªticos plurales, libertad de expresi¨®n, una campa?a limpia, neutralidad institucional y un escrutinio riguroso. El Gobierno holand¨¦s considera que este ¨²ltimo aspecto corre peligro en las elecciones del pr¨®ximo 15 de marzo. Teme que ¡°actores estatales¡± (?Rusia?) intenten hackear el sistema inform¨¢tico empleado en el c¨®mputo autom¨¢tico. Para disipar sombras de duda, las papeletas de los 12,6 millones de ciudadanos convocados a las urnas se contar¨¢n por el m¨¦todo tradicional: a mano, con l¨¢piz y papel, y los resultados se transmitir¨¢n al centro de datos por tel¨¦fono, nada de iPad ni de Internet.
Holanda ha comprobado que el software de los programas inform¨¢ticos no es seguro y sospecha que con un poco de pericia alguien podr¨ªa interferir en los comicios. Las autoridades neerlandesas miran de reojo a EE UU, donde los servicios de inteligencia detectaron ataques a los correos de la candidata dem¨®crata, Hillary Clinton, durante la campa?a que en noviembre dio la victoria a Donald Trump.
Nadie quiere sobresaltos como el que vivi¨® EE UU en 2000 a cuenta del esc¨¢ndalo por el recuento de las papeletas perforadas en Florida. Ni entonces ni ahora la tecnolog¨ªa debe alterar la voluntad de los ciudadanos sino que ha de servir para certificar, como dec¨ªa el expresidente Jimmy Carter, que las elecciones son transparentes, honestas y justas.
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