Zumitos, m¨²sica house y selfies: as¨ª sobreviv¨ª al H&M 'hipster' de Barcelona
Todos los modernos acudieron como ¨¢caros a esta nueva tienda del gigante sueco, una especie de discoteca con maniqu¨ªs, espejos y clientes desorientados
Tengo la sensaci¨®n de haber llegado a la macrodiscoteca m¨¢s cool del momento. Cola importante para entrar, luces brillantes, tipos en la puerta con pinganillos, m¨²sica house escap¨¢ndose a la calle, col¨¢ndose en los sonotones de los viejos que pasan por ah¨ª. Son las 12 del mediod¨ªa de un s¨¢bado y no me he plantado en Berghain con la caraja, en realidad he ido a visitar la nueva supertienda de H&M, en el n¨²mero 11 del Paseo de Gracia de Barcelona.
Ahora, la gente guay habla de flagship store, pero nosotros la llamaremos tienda insignia, esto es: un mastodonte de cuatro plantas que pasa por ser el espacio m¨¢s grande la marca en Espa?a, un nuevo concepto de megastore hipster friendly, no apta para aquejados de hipersensibilidad. Ah¨ª dentro van a poner tus sentidos al l¨ªmite y no va a ser un agradable, marine.
El jueves 2 de febrero, todos los Instagram stories del coolness barcelon¨¦s bull¨ªan con im¨¢genes de la tienda. Era el evento del mes, la inauguraci¨®n privada para influencers, dise?adores, actores y bichos del mundillo. H&M se lo trabaj¨® cosa fina; todos los modernos acudieron como ¨¢caros del polvo a una alfombra. Sin embargo, nada tienen que ver esas estampas de gente molona lanzando su mejor pose, con el interior del monstruo en una ma?ana de s¨¢bado.
Familias enteras manoseando ropa, abuelas extraviadas, parejas de treinta?eros al borde la ruptura, adolescentes, ni?os corriendo; parece que haya entrado en un Ikea, pero enseguida me percato que estoy en una tienda de ropa que quiere ser desesperadamente una discoteca. Los altavoces no paran de escupir cantaditas, como si estuvi¨¦ramos en Spook. Resulta dif¨ªcil no dejarse llevar por la euforia housera y atiborrar la cesta de camisas y jers¨¦is a golpe de mand¨ªbula batiente.
"Los modernos acudieron como ¨¢caros a una alfombra y la gran novedad es el restaurante Flax&Kale, con caf¨¦ de especialidad, zumos 'cold-pressed' y ensaladas de quinoa"
Me he tra¨ªdo a mi novia, diagnosticada con TDAH (trastorno por d¨¦ficit de atenci¨®n con hiperactividad) para ver c¨®mo responde al alud de est¨ªmulos sensoriales y a la infinita oferta de ropa y objetos que acumula esta pir¨¢mide c¨®smica de moda a precios populares. Enseguida se siente abrumada, incapaz de focalizar, flotando en un amnios de luces potentes, materiales brillantes, maniqu¨ªs enfundados en bombers y espejos por todas partes.
Lo cierto es que la ubicaci¨®n enfermiza de espejos convierte la experiencia en un chute de v¨¦rtigo. Hay momentos en que los reflejos se confunden con el plano material y ofrecen profundidades enga?osas, desorientando a los clientes. Imagino al cr¨ªo del Resplandor pose¨ªdo por la m¨²sica dance, recorriendo con su triciclo este laberinto escheriano hasta el fin de la eternidad.
En la planta baja, dedicada a los peques, me dedico a explorar la zona de la guarder¨ªa. Hay ni?os dibujando garabatos en una mesa, acompa?ados de trabajadoras de H&M vestidas con bombers negras. Pienso en padres aliviados, saboreando cada segundo de soledad, prob¨¢ndose trapitos. Estamos a punto de comprar un pijama de beb¨¦ de Darth Vader y no tenemos hijos. Nos perdemos en un rinc¨®n lleno de camisetas de Nirvana. Giramos por un pasillo, aturdidos por la m¨²sica y los reflejos mareantes, y nos topamos con m¨¢s maniqu¨ªs. Y m¨¢s bombers. Bombers por todas partes.
Para mi novia, diagnosticada con trastorno por d¨¦ficit de atenci¨®n con hiperactividad, esta megadiscoteca es lo que un concierto de Motorh?ad para un murci¨¦lago
El volumen de ropa es tal que la ansiedad resulta inevitable. Hace rato que he perdido toda comunicaci¨®n mi novia. Dios sabe en qu¨¦ dimensi¨®n estar¨¢ su mente a estas alturas del castigo. El house fresquito no perdona; el hilo musical sigue erre que erre con las cantaditas. Pasamos por la zona de maquillaje y hay una dependienta apuntando nombres de adolescentes, ¨¢vidas por una sesi¨®n gratis de chapa y pintura. Hay que salir bien en los selfies.
No sabemos c¨®mo, pero en un momento dado y en plena deriva mental nos encontramos en un ¨¢rea dedicada al hogar: tazas, manteles, alfombras de ducha... La ofensiva de H&M es bestial; quieren estar en todas partes, hasta en tu casa. A estas alturas de la batalla mi novia vive en un cortocircuito permanente. Se dedica a mirar objetos sin un plan de acci¨®n predeterminado; vaga entre s¨¢banas y cuencos para el jab¨®n, como si la guiara una fuerza sobrenatural, en pleno trance de d¨¦ficit de atenci¨®n. Me percato de que esta megadiscoteca es para ella lo mismo que un concierto de Motorh?ad para un murci¨¦lago. Necesito devolverla a la realidad cuanto antes.
La gran novedad de esta nave espacial es sin duda el restaurante Flax&Kale del grupo TeresaCarles, una de las factor¨ªas de comida sana m¨¢s apreciadas por los h¨ªpsters de Barcelona. Se halla en un rinc¨®n, medio escondido, y depara unos minutos de sanaci¨®n al visitante, introduci¨¦ndolo en una burbuja de caf¨¦ de especialidad, zumos cold-pressed y ensaladas de quinoa.
En este healthy c¨®rner -perdonad que me ponga moderna- se salvan vidas. Las cantaditas dejan paso a una m¨²sica atmosf¨¦rica y calmosa. Los sentidos se desatascan y la realidad vuelve a fluir a un ritmo normal. Es el chill-out de H&M. Eso s¨ª, la vuelta a la cordura (que no a la gordura) se paga. En este restaurante una ensalada, un caf¨¦ y un smoothie te pueden costar m¨¢s que un jersey de la marca sueca. Las gangas no est¨¢n precisamente en sus neveras, sino ah¨ª fuera, en esa estructura colosal de m¨¢rmol, metales, madera y espejos. All¨ª donde la m¨²sica dance suena sin descanso y los reflejos superpuestos de los espejos te env¨ªan a realidades paralelas.
El monstruoso edificio nos escupe exhaustos, con la sensaci¨®n de no haber visto nada y haberlo visto todo. Tengo tiempo de echar un ¨²ltimo vistazo al tit¨¢n y pienso que la tienda insignia de H&M es un selfie de cuatro plantas, una gran met¨¢fora de los tiempos que corren. El ego se siente saciado en un espacio recubierto de espejos que te devuelve constantemente tu imagen. T¨² eres el protagonista.
Hay una zona en la que si cuelgas una foto del local en tu Instagram con un hashtag, te regalan un descuento. Cola larga. Tambi¨¦n hay una especie de fotomat¨®n de selfies en otra planta. Ocupado. Y la gente se hace selfies en esta gran selfie, creando un bucle imposible, una metaselfie de toma pan y moja. Definitivamente es la primera tienda de ropa que veo que se aprovecha de forma tan decidida de las pulsiones millennials. Es el futuro del sector, posiblemente, pero un futuro que a m¨ª me encontrar¨¢ en la secci¨®n de caballeros del C&A comprando boinas. Cosas de la gente mayor.
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