El valor de la integraci¨®n

Ante los actuales vendavales de oscurantismo, racismo y xenofobia, me viene a la memoria, como un faro, una an¨¦cdota familiar. En los a?os treinta mi padre era alumno de Primaria en una escuela p¨²blica de Buenos Aires. Su maestra acude, preocupada, ante mi abuela siria. Mi abuela se dedicaba al hogar y era la fiel custodia del ¨¢rabe que amorosamente transmit¨ªa a sus hijos. El problema era grave. Mi padre, un ni?o de seis a?os, no pod¨ªa hablar correctamente el castellano. Para la vocaci¨®n de esta profesora, el hecho de que un ni?o, hijo de extranjeros, no pudiese comunicarse en la lengua castellana era todo un desaf¨ªo de vida. No sabemos c¨®mo la joven maestra se hizo entender por mi abuela que solo hablaba el ¨¢rabe, pero por un largo a?o, dos veces por semana, visitaba la casa paterna y le¨ªa cuentos a mi padre y hablaba con ¨¦l en castellano, consciente de que no solo le transmit¨ªa un lenguaje, sino una forma de estar en el mundo. Lo estaba integrando. De peque?as grandes haza?as como las que refiero se han forjado tantos y tantos pa¨ªses, logrando que el ¡°otro¡± se transformase en un ¡°nosotros¡±.¡ª Ezequiel Mart¨ªn Barakat. Buenos Aires (Argentina).