De farol
Los humanos llevamos unas cuantas d¨¦cadas enzarzados en un duelo cruento contra las m¨¢quinas
?Te preguntas qu¨¦ es la inteligencia? Recuerda El golpe. Recuerda la que tuvo que armar Paul Newman para ganar al g¨¢nster. Hacerse el tonto, fingirse borracho, exhibir su mejor fenotipo de perdedor y, bueno, sacarse un par de ases de la manga con m¨¢s pericia que el mago Tamariz. Justo eso sospech¨® Dong Kim hace dos semanas: que le estaban haciendo trampas, que su contrincante le estaba viendo sus cartas. Kim es uno de los cuatro mejores jugadores de p¨®ker del mundo, pero se equivoc¨® en esta partida. Su contrincante era una m¨¢quina llamada Libratus, y sus trampas?son mucho m¨¢s sofisticadas que todo eso. En realidad no son trampas, sino las muestras m¨¢s brillantes de la inteligencia artificial, una de las ciencias m¨¢s pujantes de nuestros d¨ªas.
Libratus es la obra maestra de Noam Brown y Tuomas Sandholm, dos talentos matem¨¢ticos de la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh, Pensilvania. No solo le acaba de dar una paliza a Kim, sino tambi¨¦n a los otros tres campeones mundiales de p¨®ker, y les ha sacado un mill¨®n y medio de pavos a sus confiadas carteras. Los humanos llevamos unas cuantas d¨¦cadas enzarzados en un duelo cruento contra las m¨¢quinas. Empezaron por ganarnos a las damas, y siguieron por el ajedrez (Deep Blue, de IBM) y el Go (AlphaGo, de Google Deep Mind). Que ahora tengamos que a?adir el p¨®ker a esa n¨®mina humillante puede parecer un detalle para coleccionistas. No lo es.
A diferencia de las damas, el ajedrez o el Go, el p¨®ker es un juego de informaci¨®n imperfecta. Cuando un jugador de ajedrez mueve un alfil, lo hace justo enfrente del rostro de su oponente. El jugador de p¨®ker nunca sabe la combinaci¨®n de cartas que tienen los otros, y el ganador no suele ser el que tiene la mejor mano, sino el que se tira el mejor farol. Tienes una miserable doble pareja y eres tan listo que haces creer al adversario que llevas una escalera: te comportas como si la llevaras, te conviertes en ese personaje de ficci¨®n que tiene una escalera. Es exactamente la clase de cosa en que no quisi¨¦ramos que nos ganasen las m¨¢quinas. Pero, muchachos, ya lo hacen.
Cabe discutir sobre las posibles aplicaciones de Libratus a la diplomacia y la pol¨ªtica internacional. Muchos de estos contactos entre Homo sapiens parecen regirse por el farol. Entonces, ?podr¨¢n las m¨¢quinas mantener una conversaci¨®n telef¨®nica entre la Moncloa y el Despacho Oval? O incluso, ?lo podr¨¢n hacer mejor que los que la mantuvieron el martes? Si se trata de ir de farol, Libratus lo puede bordar.
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