?Naci¨®n de naciones? No hagan trampas
Estamos perdiendo tiempo, energ¨ªa, dinero y recursos en este disparatado desatino
Ha entrado en el debate pol¨ªtico un artefacto mental (mitad trol, mitad troyano) destinado a causar estragos en el frente constitucional. Solemniz¨® su difusi¨®n Pedro S¨¢nchez quien, para justificar su taimado plan de gobierno, dijo que Espa?a es una "naci¨®n de naciones". Sorprende c¨®mo sus detractores han acabado aceptando este "s¨ª es s¨ª" tan discutible.
Otros art¨ªculos del autor
Entre los intentos de hacer pasar por natural este sintagma figura el art¨ªculo de ?lex Grijelmo en este mismo peri¨®dico. Su argumento es que "un mismo vocablo puede designar el todo y a la vez una de sus partes". Un ejemplo confirmatorio es este: "el brazo est¨¢ integrado por el antebrazo y el brazo"; o "el d¨ªa est¨¢ incluido en el d¨ªa". El s¨ªmil, para ser v¨¢lido, deber¨ªa ser que un brazo es "un brazo de brazos" o un d¨ªa es "un d¨ªa de d¨ªas".
Que una expresi¨®n sea gramaticalmente posible, no significa que sea sem¨¢nticamente aceptable. La preposici¨®n "de" se presta a confusi¨®n. En el caso de "naci¨®n de naciones", el uso del genitivo (inclusivo y partitivo a la vez) no le otorga ning¨²n contenido sem¨¢nticamente definible y coherente al sintagma.
Otro ejemplo: que "la tierra est¨¢ incluida en la Tierra" resulta igualmente falaz, pero nos da una pista de lo que quiz¨¢s quiera decir su autor aludiendo a la polisemia. Seg¨²n esto, tendr¨ªamos que hacer una distinci¨®n entre naci¨®n (una parte del territorio) y Naci¨®n (el territorio en su conjunto). ?Es esto lo que se quiere defender? Parece que no. La discusi¨®n no es geogr¨¢fica ni ling¨¹¨ªstica, sino pol¨ªtica. La trampa est¨¢ en eludir la discusi¨®n situ¨¢ndola en un terreno equivocado, que no es si la lengua espa?ola acepta o no que se llame "naci¨®n" a Euskadi o Catalu?a.
Dejando de lado toda excursi¨®n etimol¨®gica sobre la naci¨®n-nacimiento, naci¨®n-lugar de origen, naci¨®n-etnia o naci¨®n-lengua, vayamos al meollo, el de la naci¨®n pol¨ªtica. Todo lo dem¨¢s son maniobras de distracci¨®n. La pregunta es: ?puede existir una naci¨®n pol¨ªtica que est¨¦ formada por otras naciones pol¨ªticas?
Tenemos derecho a saber en qu¨¦ consiste ese invento jur¨ªdico-pol¨ªtico
Naci¨®n pol¨ªtica significa Estado soberano, con fronteras definidas, un sistema legal propio que asegura su independencia, legalidad y legitimidad, y que tiene como principio b¨¢sico la igualdad de todos sus ciudadanos en derechos y obligaciones. Si la naci¨®n pol¨ªtica no es esto, que los "plurinacionalistas" lo aclaren. ?Naciones o cuasi-naciones, que a su vez lo son de otra naci¨®n mayor? ?Qu¨¦ estatus internacional y jur¨ªdico, qu¨¦ sistema institucional, defensivo y econ¨®mico tendr¨ªan estas neonaciones? ?Qu¨¦ derechos y obligaciones los ciudadanos pertenecientes a la vez a esas naciones y a la "naci¨®n de naciones"?
La l¨®gica nos dice que esa "naci¨®n de naciones" no es posible sin la desaparici¨®n de la ¨²nica naci¨®n actualmente existente, Espa?a, un Estado plenamente democr¨¢tico, legal y leg¨ªtimamente constituido. Porque no existe ning¨²n ejemplo en el mundo de una verdadera "naci¨®n de naciones". Una naci¨®n no se puede dividir en "naciones" y seguir si¨¦ndolo. O la naci¨®n de origen desaparece, o las nuevas naciones no ser¨ªan naciones pol¨ªticas independientes.
Se juega en el terreno de la indefinici¨®n y la ambig¨¹edad pol¨ªtica. La expresi¨®n no produce significado, sino indeterminaci¨®n sem¨¢ntica: que cada uno rellene el vac¨ªo con el contenido que quiera. Pero la comunicaci¨®n requiere compartir el significado de lo que decimos, pues de lo contrario se convierte en manipulaci¨®n y juego sucio.
El sintagma lo que transmite es la idea de que podemos solucionar los problemas de la organizaci¨®n del Estado, de la unidad y la convivencia entre todos los espa?oles, con una f¨®rmula m¨¢gica y con buena voluntad, encajando todo lo que est¨¢ desencajado mediante un original¨ªsimo proceso de ingenier¨ªa pol¨ªtica: reconocer la existencia de naciones independientes (pueden ser dos, cuatro o catorce, eso depender¨¢ de "la voluntad de los pueblos") y, a la vez, integrarlas a todas (y a "los restos") en una especie de supranaci¨®n que no se llame as¨ª para no ofender a nadie. ?C¨®mo la llamar¨ªamos? ?C¨®mo actuar¨ªamos ante un mundo globalizado? ?C¨®mo nos pondr¨ªamos de acuerdo para cualquier cosa? ?Alguien se ha parado a pensar un segundo en la dimensi¨®n del disparate y, sobre todo, en el coste social y humano que esto supondr¨ªa, en el supuesto de que pudiera llevarse a cabo pac¨ªficamente? ?Cu¨¢nto tiempo, energ¨ªa, dinero y recursos hemos perdido y estamos perdiendo en este disparatado desatino?
Los ciudadanos tenemos derecho a saber en qu¨¦ consiste ese invento jur¨ªdico-pol¨ªtico. Que no nos manipulen, que el lenguaje no sea instrumento de enga?o y mentira. ?No hagan trampas, se?ores!
Santiago Tranc¨®n es profesor y escritor.
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