Europe¨ªstas burlados
Pero algo ha salido mal. Europa, la princesa seducida por un Zeus disfrazado de toro, quiso seducir a los Estados-naci¨®n
El burlador burlado. Pero en esta adaptaci¨®n del cl¨¢sico de Tirso de Molina, Don Juan, el seductor, es Europa. Y las doncellas son los Estados naci¨®n.
Los europe¨ªstas siempre quisieron enga?ar al Estado naci¨®n. Sibilinamente. La integraci¨®n avanzar¨ªa poco a poco, sector por sector, con la funci¨®n siguiendo a la forma. Compartir¨ªamos el carb¨®n y el acero, fuente de tantas disputas entre Francia y Alemania. Y se hizo la CECA. Luego la energ¨ªa at¨®mica, para evitar rivalizar por ella, y se hizo el EURATOM. Tambi¨¦n superar¨ªamos las guerras comerciales que hab¨ªan hundido a Europa en la miseria en los a?os treinta. Y se hizo el mercado com¨²n. A la libre circulaci¨®n de bienes, sumar¨ªamos la de trabajadores, capitales y servicios. Y se hizo el Acta ?nica Europea. La moneda tambi¨¦n nos dividi¨® en el pasado y fue fuente de numerosos conflictos, as¨ª que decidimos hacer el Tratado de Maastricht y la Uni¨®n Monetaria. Y para no pelearnos por el d¨¦ficit y la deuda p¨²blica hicimos el pacto de estabilidad presupuestaria y los mecanismos de sanciones a los Estados que se desviaran de los objetivos fiscales comunes.
Con cada mano tendida al Estado naci¨®n, los europe¨ªstas esbozaban la sonrisa del que observa a su enemigo ir diluy¨¦ndose. Al final del camino, anhelaban, el Estado naci¨®n, consumido, vaciado y derrotado, desaparecer¨ªa, dando paso a un nuevo ente: una Europa integrada forjada sobre la eficacia econ¨®mica y una nueva identidad com¨²n.
Pero algo ha salido mal. Europa, la princesa seducida por un Zeus disfrazado de toro, quiso seducir a los Estados naci¨®n. Pero estos se han rebelado. Se resisten a desaparecer. Quieren recuperar sus competencias. Y preservar sus identidades. Niegan o rechazan que la UE sea un Estado, Bruselas su Gobierno y los europeos una naci¨®n. Se aferran a sus viejos Estados naci¨®n (algunos, como en Catalu?a, incluso quieren crear nuevos) y quieren ser gobernados desde sus capitales por l¨ªderes que hablen su lengua. Muchos europe¨ªstas piensan ahora en la soberan¨ªa como en el honor de la doncella que se sienten culpables de haber mancillado. Se?alados con el dedo populista, se averg¨¹enzan de su europe¨ªsmo y piden menos Europa, m¨¢s Estado, soberan¨ªa, honor nacional. @jitorreblanca
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