Otra vez Rusia
Trump afronta su primer esc¨¢ndalo que afecta a la seguridad de EE UU
No ha cumplido todav¨ªa un mes en la Casa Blanca y Donald Trump ya tiene que hacer frente al primer gran esc¨¢ndalo que sacude a su Gobierno, y que adem¨¢s puede afectar a la seguridad de Estados Unidos. La dimisi¨®n de Michael Flynn como consejero de Seguridad Nacional del presidente por ocultar sus contactos con el Gobierno ruso, cuando Trump todav¨ªa no hab¨ªa jurado su cargo ¡ªpero ya hab¨ªa anunciado el nombre de Flynn para el puesto que ahora ha abandonado¡ª muestra graves fallos del presidente en la selecci¨®n de su equipo de mayor confianza. Por otra parte, pone en evidencia de nuevo la peligrosa y constante presencia de Rusia en la pol¨ªtica interior de EE?UU desde que Trump comenzara su carrera presidencial.
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El cargo de consejero de Seguridad Nacional es especialmente delicado. Es la principal voz que escucha el hombre que, entre otras cosas, controla el mayor arsenal nuclear del planeta. Trump puede ver ahora el alto precio que pueden pagar ¨¦l y su pa¨ªs por haber hecho una selecci¨®n inadecuada. Los procedimientos establecidos en las transiciones presidenciales tienen una raz¨®n de ser; no son ocurrencias de bur¨®cratas que deban ser pasadas por alto en nombre de una nueva forma de hacer pol¨ªtica, que es lo que Trump ha esgrimido constantemente.
El presidente no puede aducir que esto le toma por sorpresa. A Flynn ya le acompa?aba la pol¨¦mica tras ser despedido de su cargo de director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa por incompetencia en su cargo. Trump despreci¨® este dato. ?Haber sido destituido por el presidente Obama hizo a Flynn m¨¢s valioso a ojos del millonario neoyorquino? Resulta muy significativo que el mismo d¨ªa en que ¡ªen un movimiento sin precedentes en los ¨²ltimos a?os¡ª Obama expulsaba a 35 diplom¨¢ticos rusos acus¨¢ndoles nada menos que de interferir en las elecciones presidenciales de EE?UU, Flynn, que ya sab¨ªa que iba a ser consejero presidencial, hablaba con el embajador ruso Sergu¨¦i Kisliak. Y es grav¨ªsimo que cuando este hecho salt¨® a la luz, Flynn mintiera y negara el contacto a la opini¨®n p¨²blica y a la propia Administraci¨®n estadounidense. No puede sorprender, por tanto, que los servicios de seguridad hicieran saltar todas las alarmas, advirtiendo de que el comportamiento del consejero presidencial indicaba claramente que era vulnerable a un chantaje por parte de Rusia.
A pesar de la animadversi¨®n hacia su antecesor, Trump deber¨ªa volver a escuchar las palabras de Obama en su ¨²ltima entrevista como presidente cuando dijo: ¡°Putin no est¨¢ en nuestro equipo¡±. Y tendr¨ªa adem¨¢s que prestar m¨¢s atenci¨®n a informaciones como la conocida ayer sobre el despliegue por parte de Rusia de un misil nuclear de medio alcance que viola el tratado de no proliferaci¨®n firmado entre Mosc¨² y Washington en 1984. La realidad est¨¢ revelando una preocupante y constante injerencia de Rusia en asuntos de Estados Unidos. Y no se trata precisamente de la actitud de mutuo respeto y comprensi¨®n que Trump intenta proyectar cuando habla del tema. EE?UU tiene un grave problema, y es un problema de seguridad. La dimisi¨®n de Flynn lo corrobora. A Trump le toca ahora solucionarlo.
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