M¨¦dicos en la m¨¢quina del tiempo
C¨¦sar, Alarico I, Dante o Enrique VIII ten¨ªan enfermedades que marcaron su vida y la historia

Hay m¨¦dicos cuyos pacientes murieron hace 200 o 2.000 a?os. Rara vez tienen sus cuerpos para hacerles un diagn¨®stico. As¨ª que tienen que recurrir a los libros de historia, aprender griego o lat¨ªn para leer las fuentes originales o preguntar a los historiadores del arte. Son los paleopat¨®grafos y se meten en una m¨¢quina del tiempo para descubrir la enfermedad que marc¨® la vida de grandes personajes de la historia, enfermedades que marcaron la historia de todos.
"La paleopatolog¨ªa tradicional investiga las marcas de la enfermedad en huesos y momias pero, si realmente quieres saber c¨®mo se manifestaban las enfermedades hace siglos y c¨®mo han evolucionado tienes que estudiar tambi¨¦n las se?ales y s¨ªntomas en pacientes antiguos", dice el m¨¦dico y paleopat¨®logo del Instituto de Medicina Evolutiva de la Universidad de Z¨²rich, el italiano Francesco Galassi. A falta de restos de pacientes antiguos "las biograf¨ªas de personajes hist¨®ricos, con la cantidad de fuentes que hay sobre ellos, ofrecen una posibilidad", a?ade un Galassi incluido en la lista Forbes de los mejores investigadores menores de 30 a?os.
La paleopatograf¨ªa describe la enfermedad de pacientes de hace siglos usando los registros hist¨®ricos
Uno de esos personajes es Julio C¨¦sar, el creador del Imperio romano. Aparte del inter¨¦s que pueda tener por s¨ª mismo, las biograf¨ªas de los grandes de la historia como C¨¦sar, "no deben ser estudiadas por su fama sino porque son las ¨²nicas que ofrecen informaci¨®n biom¨¦dica relevante del pasado", argumenta Galassi. Fruto de esa visi¨®n es el libro Julius Caesar's Disease (La enfermedad de Julio C¨¦sar, a¨²n no editado en Espa?a) que, junto a su colega del Imperial College de Londres, Hutan Ashrafian, ha escrito sobre el dictator romano.
La historia oficial cuenta que Julio C¨¦sar era epil¨¦ptico. Sin embargo, para Galassi y Ashrafian existe otra posibilidad que encaja mejor con lo que sus bi¨®grafos cuentan de la vida del romano. Su tesis, expuesta en 2015, es que el general sufri¨® al menos dos derrames cerebrales. En el libro de ahora, adem¨¢s de acumular m¨¢s pistas y argumentos, afinan el diagn¨®stico: ataque isqu¨¦mico transitorio. Esta especie de mini ictus podr¨ªan haberse repetido a lo largo de la vida de C¨¦sar.
"?Por qu¨¦ muchos grandes personajes han tenido epilepsia? ?Era porque ten¨ªan una gran incidencia o hab¨ªa una segunda intenci¨®n?", plantea el paleopat¨®logo italiano. La epilepsia era considerado un mal sagrado, el morbus comitialis que paralizaba una sesi¨®n del Senado romano. Pero tambi¨¦n aparece en escritos aristot¨¦licos relacionada con la genialidad. "Si C¨¦sar, en especial en sus ¨²ltimos a?os, no pod¨ªa ocultar que ten¨ªa una enfermedad ?qu¨¦ era mejor para ¨¦l, decir que ten¨ªa una enfermedad cualquiera que le debilitaba o una asociada con la divinidad? Creo que la respuesta era obvia para alguien que sab¨ªa qu¨¦ gestos usar para impresionar al pueblo", explica Galassi. Otros grandes, como Napole¨®n, tambi¨¦n dijeron ser epil¨¦pticos.
Impacto en la historia

La revisi¨®n de las fuentes antiguas con ojos de m¨¦dico permite esclarecer episodios de la historia a¨²n confusos. Es el caso de la repentina muerte de Alarico I. El rey visigodo se atrevi¨® a saquear Roma, ciudad inexpugnable durante casi un milenio, en el a?o 410. El saqueo es para muchos el s¨ªmbolo del ocaso del Imperio romano. Pero Alarico quer¨ªa m¨¢s, pensaba pasar a ?frica, el granero del imperio. Sin embargo, muri¨® ese mismo a?o de unas fiebres a su paso por Calabria.
Siguiendo el enfoque multidisciplinar de la paleopatograf¨ªa, un equipo de historiadores de la medicina, antrop¨®logos y epidemi¨®logos en el que estaba Galassi concluy¨® el a?o pasado que el Plasmodium falciparum, el protozoo causante de la malaria fue el asesino m¨¢s probable de Alarico. "Ven¨ªa de una regi¨®n donde no exist¨ªa la malaria", recuerda Galassi, por lo que su sistema inmunitario no estaba entrenado, "y fue a una regi¨®n, Calabria, donde la enfermedad fue end¨¦mica hasta los a?os 70 del siglo pasado", a?ade.
Los casos como el de Alarico se salen de la historia de la medicina para saltar a la historia a secas. Aunque no es el objeto de los paleopat¨®grafos, a veces la enfermedad de un solo hombre altera el curso de los acontecimientos. La que sufr¨ªa Enrique VIII debe ser una de las m¨¢s investigadas a tenor de la cantidad de estudios que hay sobre la salud de este personaje. Rey ingl¨¦s entre 1491 y 1547, se cas¨® seis veces, para lo que tuvo que romper con la iglesia de Roma, y tuvo otras tres amantes. Con tanto casorio buscaba un heredero var¨®n que prolongara su dinast¨ªa. Pero entre abortos e hijos nacidos al poco de morir, solo uno de ellos, Eduardo VI, lleg¨® a gobernar un lustro antes de morir con 15 a?os.
Un problema en la sangre de Enrique VIII explicar¨ªa sus problemas para tener hijos varones vivos a pesar de casarse seis veces
El problema no eran sus mujeres, eran sus genes. "Enrique deb¨ªa tener alguna condici¨®n m¨¦dica transmitida por l¨ªnea paterna que pudiera causar p¨¦rdida del feto, abortos o muerte neonatal", comenta la antrop¨®loga Kyra Kramer. Junto a su colega Catrina Banks, investigadora del Museo de Nuevo M¨¦xico (EE UU), Kramer hizo uno de los diagn¨®sticos m¨¢s convincentes sobre los problemas de Enrique VIII. El rey ingl¨¦s bien pudo sufrir el s¨ªndrome McLeod y su sangre unos ant¨ªgenos que condenaban a sus hijos varones.
"Los historiadores se enfrentan a grandes obst¨¢culos en su intento por descubrir la verdad y es a¨²n m¨¢s dif¨ªcil hacer un diagn¨®stico m¨¦dico usando solo informaci¨®n recogida de algunos registros hist¨®ricos quiz¨¢ sesgados", recuerda Kramer, autora del libro Blood Will Tell: A Medical Explanation for the Tyranny of Henry VIII (algo as¨ª como La sangre lo contar¨¢. Una explicaci¨®n m¨¦dica de la tiran¨ªa de Enrique VIII, sin editar en Espa?a). Para Kramer, solo un complicado an¨¢lisis gen¨¦tico podr¨ªa confirmar sus conclusiones. Hasta entonces, escribe Kramer "la ¨²nica manera de definir la verosimilitud de la hip¨®tesis McLeod era recurrir a recursos m¨¦dicos e hist¨®ricos para ver si hab¨ªa suficiente correlaci¨®n entre los hechos de la vida de Enrique y la teor¨ªa". Pura paleopatograf¨ªa.
De la narcolepsia de Dante a la ELA de Champollion
Entre Francesco Galassi y Hutan?Ashrafian, los autores del libro sobre la enfermedad de Julio C¨¦sar, han hecho m¨¢s de una veintena de diagn¨®sticos a personajes hist¨®ricos.
Algunos casos, como la narcolepsia de Dante?Alighieri, se basan en el an¨¢lisis de pasajes de su obra, la Divina Comedia, donde el propio Dante es uno de los protagonistas. En otros, como el del franc¨¦s Jean-Fran?ois Champollion, padre de la egiptolog¨ªa y descifrador de los jerogl¨ªficos, se basa en fuentes secundarias. El estudioso de la piedra Rosetta empez¨® a tener problemas de movilidad hasta acabar completamente paralizado poco antes de morir en un caso probable de esclerosis lateral amiotr¨®fica.
Ashrafian en solitario ha buceado en los documentos y restos arqueol¨®gicos del pasado para encontrar los primeros ejemplos de algunas enfermedades. As¨ª, ha hallado casos de ictus entre los reyes elamitas que pudieron alterar el curso de sus guerras con los asirios, o ha estudiado la herencia de afecciones entre los faraones egipcios.
Galassi, por su parte, tambi¨¦n bucea en personajes mitol¨®gicos o ficticios para estudiar la representaci¨®n de la enfermedad en el pasado y su evoluci¨®n. As¨ª, ha diagnosticado a Medusa, la fimosis del dios Pr¨ªapo de los frescos de Pompeya o apuntado a que la deformidad grotesca de Polichinela pod¨ªa deberse a la tuberculosis.
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