Firmeza ante Trump
El caos, los esc¨¢ndalos y las amenazas marcan el primer mes de presidencia
El primer mes de Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos ha confirmado que el mandatario est¨¢ dispuesto a llevar a cabo todo aquello que prometi¨® durante su campa?a electoral, por muy pol¨¦mico, irracional, ilegal o peligroso que pueda resultar. Pero estas primeras cuatro semanas en el Despacho Oval tambi¨¦n han puesto de manifiesto que la firmeza funciona y que el presidente, aunque redoble su oposici¨®n cuando encuentra un obst¨¢culo, no necesariamente va a salirse siempre con la suya.
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El balance del primer mes es sin duda desastroso. La conformaci¨®n de su equipo de colaboradores ha mostrado una peligrosa tendencia a la confusi¨®n de papeles y al nepotismo. Los dos mejores ejemplos son la presencia en el c¨ªrculo m¨¢s ¨ªntimo del presidente de Steve Bannon ¡ªa quien adem¨¢s ha sentado en el Consejo de Seguridad Nacional rompiendo una pr¨¢ctica habitual¡ª y de su yerno Jared Kushner, casado con su hija Ivanka, quien a su vez est¨¢ desarrollando un extra?o papel de segunda primera dama, algo sin precedentes en las costumbres de la Casa Blanca.
A esto se le suma el escaso cuidado en la elecci¨®n de otros miembros de su gabinete. Resulta paradigm¨¢tico el caso de Michael Flynn, quien apenas ha durado 20 d¨ªas en el cargo de asesor de Seguridad Nacional tras conocerse sus contactos con el Gobierno de Rusia. Que la respuesta de Trump a estas revelaciones haya sido ordenar una purga de los servicios de inteligencia y lamentar que los medios de comunicaci¨®n est¨¦n ¡°fuera de control¡± demuestra el peligroso potencial autoritario que late en la Casa Blanca.
El estilo disruptivo parece ser la norma en la forma de gobernar de Trump. Los pol¨¦micos decretos presidenciales, entre los cuales destaca la prohibici¨®n temporal de entrar en EE?UU a ciudadanos de siete pa¨ªses musulmanes y a refugiados, reflejan tanto la falta de reflexi¨®n ¡ªno hay m¨¢s que ver las consecuencias, incluyendo la destituci¨®n de la fiscal general del Estado¡ª como una visi¨®n completamente personalista del ejercicio del poder que ignora al Congreso, los tribunales, el mundo empresarial y la sociedad civil. Una manera de actuar que se traslada a las relaciones internacionales y que ha llevado a Trump a modificar la pol¨ªtica tradicional de EE?UU hacia Israel sin la m¨¢s m¨ªnima reflexi¨®n sobre sus consecuencias o a situar a M¨¦xico en el punto de mira.
Pero como Trump ha experimentado, la estrategia agresiva y chillona con la que intenta intimidar a los medios de comunicaci¨®n y a sus oponentes internos puede funcionar para satisfacer a su base electoral, pero fracasa con aquellos que no se dejan amedrentar. Con China o con Corea del Norte, en parte tambi¨¦n con Ir¨¢n, el nuevo presidente ha tenido que dar marcha atr¨¢s para que la opini¨®n p¨²blica no caiga en la cuenta de que hay ocasiones en que los interlocutores de Trump no se sienten achantados.
Y es que, a la hora de la verdad, las amenazas se concretan poco en detalles significativos. La salida del acuerdo comercial con los pa¨ªses del Pac¨ªfico, que deja a China como actor comercial dominante en el ¨¢rea, ha sido la ¨²nica decisi¨®n transparente y p¨²blica. Sin embargo, Trump prometi¨® un plan de rebaja de impuestos, que los mercados esperan en tensi¨®n, porque medir¨¢ el alcance de la nueva estructura tributaria del pa¨ªs. Pero no hay noticias espec¨ªficas de su programa de inversi¨®n en infraestructuras, presuntamente el pilar decisivo para estimular la demanda interna del pa¨ªs. En ausencia de medidas concretas y de planes que puedan cuantificarse, es muy l¨®gica la perplejidad de la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen. Sin informaci¨®n econ¨®mica procedente de decisiones reales, la pol¨ªtica monetaria opera a ciegas.
La amenaza m¨¢s grave en el ¨¢mbito econ¨®mico procede de su anunciado y probablemente avanzado ya proyecto de desregulaci¨®n financiera. Yellen ya ha sido advertida de que no debe firmar nuevos compromisos regulatorios internacionales como Basilea y en contra de la ¡°participaci¨®n continuada de Estados Unidos en foros internacionales¡± como el Consejo de Estabilidad Financiera o la Asociaci¨®n Internacional de Supervisores de Seguros. Si Trump concreta sus amenazas ¡ªprobablemente lo har¨¢ a corto plazo¡ª de volver a los tiempos en los que no hab¨ªa separaci¨®n entre banca comercial y banca de inversi¨®n, provocar¨¢ a corto plazo un aumento del desorden financiero internacional; y a medio plazo un desequilibrio bancario entre ¨¢reas monetarias.
Comoquiera que el proteccionismo y la desregulaci¨®n conducen al caos global, aunque en primera instancia favorezcan a los mercados protegidos, Europa debe mantener una actitud firme y nada temerosa frente a Trump, quien se ha demostrado fuerte frente a quienes considera d¨¦biles y conciliador frente a quienes expresan su decisi¨®n de no dejarse avasallar. Conviene aprender cuanto antes el lenguaje de Trump y entender que con ¨¦l solo se puede negociar desde la firmeza.
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