La serie que est¨¢ generando amor y odio en tiempo r¨¦cord: Legi¨®n
Ya se ha emitido en Espa?a el segundo episodio de la serie m¨¢s loca de la temporada. La firma el creador de Fargo y es Marvel con muchas drogas
Un par de episodios que se hincan en tu coronilla en espiral, como dos sacacorchos psicod¨¦licos, y ya tenemos hype. Una apertura confusa, de l¨ªnea temporal fragmentada, alimentada por una paranoia en fase supernova. Un episodio piloto agotador, extremo, opi¨¢ceo; un thriller de superh¨¦roes vomitado en forma de rompecabezas esquizoide¡ Es el caleidoscopio enloquecido de los primeros compases de Legi¨®n. A pesar de su corta vida, la nueva cabecera de FOX ha generado una masa de entusiasmo que, como se est¨¢ viendo ya en la poza de internet, desatar¨¢ el correspondiente alud de haters. Los cl¨¢sicos vaivenes del circo 2.0. Moscas cojoneras que se encargar¨¢n de hacernos la vida imposible vomitando bilis gratuita en las redes, como los furibundos detractores de La La Land. La disfrutaremos en paz poco rato.
Legi¨®n es David Heller, el hijo ileg¨ªtimo del profesor Charles Xavier, de los X-Men. He aqu¨ª un antih¨¦roe con problemas graves de salud mental, derivados de la imposibilidad de controlar unos poderes de telepat¨ªa y telequinesia casi divinos. Un grupo de mutantes lo rescata de un manicomio donde le practican extra?os experimentos y lo introducen en un entorno seguro, el equivalente al Instituto Xavier.
Hasta aqu¨ª, la serie podr¨ªa ser un producto m¨¢s del universo mutante de Marvel, pero lo que la hace precisamente especial es que se orina en la dial¨¦ctica marvelita y emprende un viaje alucinante al fondo de la mente del protagonista y del espectador, despleg¨¢ndose como una experiencia psicod¨¦lica a medio camino entre la realidad y la locura.Legi¨®n no se parece en absoluto a ninguna adaptaci¨®n televisiva de Marvel. Es otra Marvel. De hecho, lo bueno que tiene es que no hace falta que sepas de c¨®mics para disfrutarla, porque respeta m¨¢s bien poco al personaje original.
La serie podr¨ªa calificarse como una versi¨®n mejorada de los mejores cap¨ªtulos de Utop¨ªa. Se debe a una est¨¦tica retrofuturista que recuerda enormemente a los futuros imaginados por La Fuga de Logan o El Prisionero. De hecho, es una trituradora pop en la que se pueden escuchar tambi¨¦n ecos de La Naranja Mec¨¢nica, Inception o Matrix. Incluso se percibe la huella de c¨®mics que no son de Marvel, como Los Invisibles de Gran Morrison, una influencia evidente. Por cierto, ?soy yo o hay pasajes de la banda sonora que se parecen sospechosamente a Stranger Things?
"Legi¨®n juega a confundir los sentidos, es un psicof¨¢rmaco televisivo que reverbera en tu cabeza como un zumbido perturbador"
Post modernidad al l¨ªmite, Marvel profanada y hongos alucin¨®genos a tutipl¨¦n, estamos ante un trip fragmentado, serpenteante, sembrado de triqui?uelas mentales. Se comprende la excitaci¨®n que ha generado entre los televidentes m¨¢s necesitados de una ficci¨®n retadora. Porque Legi¨®n juega a confundir los sentidos, a marear; es un psicof¨¢rmaco televisivo que reverbera en tu cabeza como un zumbido perturbador. El cap¨ªtulo inicial es memorable: est¨¢ construido a cachos, inflado con efectos especiales de ¨²ltima generaci¨®n, surcado por incontables idas y venidas en el continuo espacio tiempo y salpicado con momentos delirantes, como una coreograf¨ªa de Bollywood en pleno manicomio. Visualmente, no hay nada ahora mismo en televisi¨®n que se acerque a esta org¨ªa sensorial.
Y aunque en el segundo episodio se rebajan las revoluciones, tengo que darle mi voto de confianza a este experimento. Su creador es ni m¨¢s ni menos que el showrunner superdotado Noah Hawley, un cient¨ªfico loco que est¨¢ ampliando el foco seri¨¦filo con productos de orfebrer¨ªa de la magnitud de Fargo: dos temporadas gloriosas y una tercera en ciernes que se espera como agua de mayo en Catodia.
Hawley y su equipo tendr¨¢n la complicada tarea de superar un inicio fulgurante y de ir juntando las piezas de este confuso puzle para ofrecer una panor¨¢mica satisfactoria al televidente cuando termine el viaje. No tengo duda de que as¨ª ser¨¢, de que Legi¨®n es una locura que funciona como un mecanismo de relojer¨ªa perfectamente ajustado, un caos bajo control¡ Hawley es un cerebro privilegiado.
Y Legi¨®n es un hype de tomo y lomo, por supuesto. De los m¨¢s potentes que se han percibido despu¨¦s de Stranger Things. Rotten Tomatoes se ha masturbado de forma simiesca con ella. Y no pod¨ªa ser de otro modo. Es un producto de rabioso culto desde el minuto uno, quiere serlo desesperadamente, y pone tan a prueba los l¨ªmites del lenguaje televisivo que en algunos momentos parece romperlos porque s¨ª. Y ah¨ª es donde muchos se sienten estafados.
Despu¨¦s de la locura desatada del piloto dirigido por Wiley, el segundo episodio es un descenso m¨¢s pausado y vaporoso a los recuerdos, a las profundidades de la mente del protagonista. Un cambio de tono y velocidad (que no de locura) que tambi¨¦n dar¨¢ argumentos a los detractores. Mejor. Dejemos que la legi¨®n odie Legi¨®n. Cuantos m¨¢s haters salgan, creo que m¨¢s ganas tendr¨¦ de seguir vi¨¦ndola. Qu¨¦ complicado se ha vuelto el mundo de las series, joder.
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