Las tendencias no son tendencia
Prada y Max Mara reivindican sin complejos sus c¨®digos cl¨¢sicos en la semana de la moda de Mil¨¢n
La industria ha sido testigo durante los ¨²ltimos a?os de un fen¨®meno en ascenso. Ya no existe una o un peque?o grupo de tendencias dominantes, como suced¨ªa en los noventa o incluso a principios de los dos mil. Hoy se lleva todo: el look hippie, el ejecutivo; los cortes minimalistas, los barrocos; la explosi¨®n de color y los estilismos monocrom¨¢ticos. Y si las dos ¨²ltimas jornadas de la Semana de la Moda de Mil¨¢n fueran un term¨®metro del sector, de ellas podr¨ªa extraerse si no una conclusi¨®n s¨ª un motivo. Firmas con historia y gran m¨²sculo productivo ¨Cde Max Mara a Prada, pasando por Fendi o Emilio Pucci- parecen reacias a adaptarse a corrientes que nada o poco tienen que ver con su filosof¨ªa y apuestan, sin disimulo ni complejos, por ofrecer aquello que buscan sus clientas fieles. Hoy, en estas grandes compa?¨ªas parece no haber lugar para los experimentos.
Max Mara reivindica sus abrigos atemporales, que lo mismo podr¨ªan haberse presentado hace cinco a?os que dentro de dos. Karl Lagerfeld se entrega a los visones y al logo cl¨¢sico de Fendi. Pucci no abandona su m¨ªtico estampado. ?Qu¨¦ tienen en com¨²n las colecciones que se vieron el mi¨¦rcoles y jueves? Que cada una defiende su propia identidad. Si esta postura hace evolucionar el dise?o o no es una cuesti¨®n que merece un debate; si consigue aumentar sus ventas, otro.
En una espacio que recreaba la atm¨®sfera de la habitaci¨®n de una adolescente, con camas, l¨¢mparas y posters (incluida una versi¨®n del de Volver, de Pedro Almod¨®var), Prada convierte al punto en protagonista de su colecci¨®n. Las maravillosas faldas rectas y chaquetas de lana bordadas con abalorios dieron paso a vestidos de c¨®ctel en gruesa angora, abrigos de cordero y conjuntos de tricot. Las plumas, como viene siendo costumbre desde hace unas cuantas temporadas, decoran los bajos de las faldas y de unos abrigos que combinan con tanto valor como acierto texturas y estampados. Piezas que fuera de su estilismo retro, har¨ªan las delicias de cualquier buena burguesa.
Los vestidos de seda de aire grunge, las botas tipo a?os sesenta y los bolsos carpeta terminan de redondear un trabajo que consigui¨® despertar el deseo desenfrenado de los all¨ª presentes, aunque estuviesen muy lejos ya de los 15 a?os.
Para Max Mara, el invierno es su temporada alta. La firma que se ha hecho famosa en el mundo entero gracias a sus abrigos color camel, decidi¨® celebrar las posibilidades de esta prenda en su desfile del jueves. No necesitaban justificarse, pero lo hicieron. La casa italiana apel¨® como referente a la sociedad sueca de dise?o Svenska Sl?jdf?reningen. Esta organizaci¨®n fundada a mitad del siglo XIX consideraba que la belleza resid¨ªa en la honestidad y que toda decoraci¨®n superficial resultaba censurable. Predicaba que las estructuras constructivas no deb¨ªan esconderse y que los materiales tampoco ten¨ªan que tratar de emular otros acabados. Por eso, en la colecci¨®n de Max Mara el pelo de camello y yak o la alpaca aparecen tal como son. Sin modificarse se combinan con otros tejidos ic¨®nicos de la casa -como la lana con cashmere o el pa?o- en vestidos capa con cuello de sudadera, gabardinas y por supuesto abrigos de corte impecable y vigencia eterna. Remataban su propuesta con trajes pantal¨®n en terciopelo y faldas rectas con aperturas frontales. La firma tampoco se sali¨® de su zona de confort en lo que a su paleta de colores se refiere: camel, co?ac, gris y casha (lila). Solo los dos ¨²ltimos estilismos, en dorado, supusieron una novedad, junto a la presencia de una modelo con hiyab: un peque?o gui?o a la diversidad y al importante mercado de Oriente Pr¨®ximo.
Tambi¨¦n para Fendi la de oto?o-invierno es su temporada natural. Surgida en 1918 como una tienda especializada en piel y cuero, los ¨²ltimos 50 a?os de la firma italiana han sido escritos por Karl Lagerfeld. Este jueves, el alem¨¢n hizo girar toda la colecci¨®n en torno a los patrones y figuras geom¨¦tricas. El trabajo de marqueter¨ªa de la piel confer¨ªa a sus abrigos de vis¨®n un aspecto troquelado. A veces, reproduc¨ªan el dibujo de un estampado cl¨¢sico de la firma y otras, flores a medio camino entre pop y japonesas. Tambi¨¦n las piezas de punto ¨Cjerseys y faldas- estaban tejidas creando un efecto mosaico. Las gabardinas luc¨ªan abotonaduras asim¨¦tricas y abrigos en cuadros Pr¨ªncipe de Gales, pu?os y cuellos en vis¨®n. La parte final del desfile estaba compuesta por una serie de vestidos transparentes en organza y tul. A la entrada a la pasarela, un activista por los derechos de los animales gritaba consignas contra la utilizaci¨®n de pieles a trav¨¦s de un meg¨¢fono. Mientras, unaej¨¦rcito de invitadas envueltas en visones y chinchillas pasaban a su lado indiferentes.
En Pucci, Massimo Giorgetti, abraz¨® los flecos con tanta pasi¨®n como los tejidos de amebas que ha popularizado la casa italiana. Aparec¨ªan en los pu?os de las camisas de peque?as lentejuelas y llegaban hasta el suelo. Decoraban las espaldas y cinturas de los vestidos, bajos y laterales de los de pantalones y terminaron cubriendo sus fluorescentes vestidos.
La ¨²nica extravagancia que se permiti¨® Alessandro dell¡¯Acqua, director creativo de N?21 fue rematar sus vaporosas camisas con cuellos de cisne el¨¢sticos al estilo de los que se empleaban en las sudaderas de los a?os setenta y ochenta. Un elemento que volvi¨® a utilizar como cinturilla de bombers y de faldas rectas. Los gruesos jerseys de punto abrazados a delicados vestidos lenceros mediante cinturones anchos completaban una propuesta que buscaba y encontraba el equilibrio entre la est¨¦tica rom¨¢ntica y la deportiva.
Que el Papa nos asista
Fausto Puglisi es uno de los pocos dise?adores orgullosamente irreverentes de la moda italiana. Quiz¨¢ por eso, el sector lo mima como se hace con los ni?os traviesos: divertidos pero imposibles. El mi¨¦rcoles, ante la mirada de los medios m¨¢s influyentes, volvi¨® a ahondar en las tres iconograf¨ªas que le obsesionan: la cat¨®lica, la del imperio romano y la de sus compatriotas macarras. El resultado fue un colecci¨®n que parece inspirada en The Young Pope, la serie del director Paolo Sorrentino en la que Jude Law da vida a un Papa tan ins¨®lito como las prendas de Puglisi. El dise?ador convierte las sotanas en una suerte de vestidos capa por los que asoman las medias con liguero de las modelos y que decora con piezas met¨¢licas en forma de s¨ªmbolos paganos. Una provocaci¨®n tan antigua como la misma iglesia. Tambi¨¦n juega a desestructurar el traje de chaqueta de Chanel en una propuesta inconexa. Antes de comenzar la presentaci¨®n proyect¨® un corto que conclu¨ªa con un rotundo mensaje: No somos en absoluto como vosotros. Nada que objetar.
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