El joven condenado por pagar 79 euros con una tarjeta falsa no fue a prisi¨®n solo por este delito
La historia incompleta que se us¨® para cuestionar las sentencias de Urdangarin y Rato
El debate sobre la igualdad de los ciudadanos ante la justicia no es nuevo. Pero se ha avivado ante dos decisiones judiciales adoptadas este jueves: por un lado, la libertad de I?aki Urdangarin, condenado a seis a?os y tres meses de prisi¨®n por el caso N¨®os, hasta conocerse el fallo definitivo; por otro, las condenas a seis a?os de c¨¢rcel para el expresidente Ejecutivo de Caja Madrid, Miguel Blesa, y a cuatro a?os y seis meses para el de Bankia, Rodrigo Rato, por el caso de las tarjetas black. La libertad del primero y las penas de los segundos han sido comparadas con la condena a seis a?os de un joven que pag¨® 79 euros con una tarjeta falsa, una pol¨¦mica a la que se ha sumado el diputado de Podemos ??igo Errej¨®n en un mensaje en Twitter. Sin embargo, el ejemplo escogido no es el mejor.
4,5 a?os de c¨¢rcel para Rato. Cumples m¨¢s a?os de c¨¢rcel por robar 79 € que por saquear nuestro pa¨ªs pic.twitter.com/DqrytmCzVL
— ??igo Errej¨®n (@ierrejon) February 23, 2017
El joven granadino Alejandro Fern¨¢ndez ingres¨® el pasado 7 de junio en el centro penitenciario de Albolote (Granada) condenado a cinco a?os de prisi¨®n ¡ªno seis¡ª, cuatro por un delito de tenencia il¨ªcita de tarjetas de cr¨¦dito falsas a sabiendas de su falsedad y otro m¨¢s por un delito de estafa.
El caso se remonta a 2010, cuando Fern¨¢ndez fue denunciado por un hurto en el centro comercial Carrefour Alameda de M¨¢laga, usando una tarjeta falsa, y alcanz¨® gran resonancia medi¨¢tica cuando el joven pidi¨® ayuda en las redes sociales para lograr el indulto ¡°por un error cometido¡± seis a?os atr¨¢s. Su madre cre¨® una petici¨®n en la plataforma Change.org para solicitar tambi¨¦n el indulto de su hijo en la que aseguraba que el error de Fern¨¢ndez ¡°fue comprar bebidas alcoh¨®licas y un batido de chocolate para ¨¦l por un importe de 79,20 euros, con una tarjeta que no era suya¡±. Alejandro Fern¨¢ndez, que en el momento del robo ten¨ªa 18 a?os, no sab¨ªa, seg¨²n su progenitora, ¡°que esa tarjeta era falsa¡±.
La sentencia firme detalla que Fern¨¢ndez y otros tres hombres ¡°actuando de com¨²n acuerdo¡± usaron el 15 de enero de 2010 tarjetas falsas en una tienda de Carrefour y ¡°efectuaron operaciones por importe de 299 y 257,80 euros¡±. Despu¨¦s, regresaron a realizar una ¨²ltima compra ¡ªuna PlayStation y videojuegos¡ª por valor de 523 euros, momento en el que fueron interceptados por la polic¨ªa. Los 79,20 euros corresponden, seg¨²n la versi¨®n de Alejandro Fern¨¢ndez, a la ¨²nica operaci¨®n que ¨¦l realiz¨® (botellas de whisky, cervezas y una caja de batidos) aunque la sentencia no lo menciona en ning¨²n momento.
Los agentes solo pudieron detener en el momento de los hechos a una de las cuatro personas que realizaron las compras con las tarjetas falsas, mientras que Fern¨¢ndez y sus otros dos compa?eros huyeron en un coche de la marca Volkswagen, seg¨²n consta en la sentencia. En el veh¨ªculo, la polic¨ªa hall¨® posteriormente dos tarjetas de cr¨¦dito falsas a nombre de Alejandro Fern¨¢ndez, adem¨¢s de otra documentaci¨®n tambi¨¦n falsa.
El joven, que d¨ªas despu¨¦s se entreg¨®, reconoci¨® haber realizado las compras, si bien asegur¨® que ¡°¨¦l nunca hab¨ªa visto una tarjeta¡±, algo que, seg¨²n la sentencia no es sostenible. ¡°Este desconocimiento inicial sobre el car¨¢cter falsario de las tarjetas no se sostiene en pie un solo instante. Si nunca hab¨ªa pose¨ªdo ni visto una tarjeta de cr¨¦dito y de pronto se encuentra con que le entregan dos a su nombre, con las que puede adquirir los efectos que le apetezcan, ?c¨®mo puede pensarse que todo esto era legal, que no era malo?¡±, asegura la sentencia.
La juez considera que Fern¨¢ndez pertenec¨ªa a un grupo que falsificaba tarjetas y hace hincapi¨¦ en que escapara del lugar de los hechos, una ¡°huida que, precisamente lo delata pues si tan legal cre¨ªan que era la posesi¨®n y utilizaci¨®n de las tarjetas ?a qu¨¦ respondi¨® semejante actitud?¡±, se pregunta la juez en la sentencia.
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