¡®Una noche en la ¨®pera¡¯ | Las primeras arias de nuestros peques
Hagamos que la aprecien desde peque?os, quiz¨¢ alguno se inspire para llegar a tenor, soprano o, por lo menos, a acomodador
A los ni?os los vamos vacunando desde peque?os para que se acostumbren a los virus en peque?as dosis, porque les va la vida o las fiebres en ello. Con las artes deber¨ªamos hacer lo mismo, no para que se inmunicen, claro, sino para que lo vean como algo normal y deseable en su vida cotidiana.
Como el tema libros, cine y museo ya lo tenemos m¨¢s que inculcado, esta semana fuimos, para nota, con la ni?a a la ¨®pera. O mejor dicho, a su versi¨®n MasterChef Junior, que ser¨ªa un espect¨¢culo para ni?os (en concreto, Opera for Kids, en Barcelona, ciudad donde funcionan desde hace a?os iniciativas como El Petit Liceu. Seguro que en otras ciudades habr¨¢ espect¨¢culos semejantes que agradecer¨¦ si pod¨¦is recomendar en los comentarios, que si lo hago yo pensar¨¦is que me sobornan para hacerles promoci¨®n).
Y le gust¨® mucho.
Debe de ser algo gen¨¦tico en la humanidad. De hecho, si algo nos han ense?ado los talent shows es que, en la mejor ¨¦poca de la ficci¨®n televisiva, muchos prefieren ver a alguien cantando, ya sea un famoso imitando o un desconocido luchando por sus sue?os.
Al o¨ªr las primeras arias de la funci¨®n, la ni?a estaba fascinada y aplaud¨ªa a rabiar igual que el resto, sentadita en su butaca. Porque s¨ª, en la mini ¨®pera hay butacas.
(Ya recordar¨¦is que una de las cosas que m¨¢s me molesta de muchos espect¨¢culos infantiles es la costumbre, como de asambleas 15-M, de estar sentados en el suelo, como si quisi¨¦ramos cultura con clase de yoga y como si todos los padres tuvi¨¦ramos que ser flexibles.)
El ¨¦xito de un show se puede medir en llantos, por su ausencia, por escapadas a los pasillos de ni?os gateadores o por pantallas de m¨®vil iluminadas por padres aburridos. Y una ma?ana en la mini¨®pera se hace muy llevadera.
Como sus horarios y duraci¨®n est¨¢n pensados para resistencias infantiles, nos ofrecen un vermut de grandes ¨¦xitos para cuando los ni?os (y nosotros) estemos preparados para degustar el men¨² completo.
Eso s¨ª, vigilad la edad recomendada para los peque?os espectadores. Aunque seg¨²n lo que cueste la entrada te la puedes jugar de todos modos y salir a la mitad si se agobian.
Recibamos, pues, con alegr¨ªa a espect¨¢culos did¨¢cticos, que en ¡°la parte contratante¡± de su constituci¨®n mezclen humor y divulgaci¨®n con potencia esc¨¦nica, y sobre todo con grandes voces y cercan¨ªa, para que pongan la ¨®pera en la vida de nuestros peques y de paso en las nuestras.
Ya que para algunos (de manera exagerada y bromista, que intuyo las cartas al director) la ¨®pera era un sitio de ricos donde a veces ponen bombas los anarquistas y ¡°cantan gordos en italiano¡±, intentemos que nuestros reto?os la aprecien desde peque?os, ya sea en directo o con grabaciones. Quiz¨¢ entonces alguno de ellos se inspirar¨¢ para, de mayor, llegar a tenor, soprano o por lo menos a acomodador.
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