33 palabras en espa?ol complicadas de pronunciar incluso para los espa?oles
Cuando los vocablos se convierten en una trampa mortal para nuestra comunicaci¨®n
La jerga m¨¦dica y cient¨ªfica est¨¢ llena de t¨¦rminos casi imposibles de pronunciar: electroencefalografista, desoxirribonucleico o dimetilnitrosamina, por citar solo tres. Pero es que, sin irnos a los tecnicismos, el espa?ol, este idioma rico, bello y tan inspirador, presenta decenas de palabras de uso habitual que incluso a nosotros, los propios hispanohablantes, nos resultan tremendamente complicadas de vocalizar con soltura.
Las razones son variadas. Por un lado, como apunta Carmen P¨¦rez Araujo, logopeda del centro ISEP Cl¨ªnic Madrid, si no hay un problema f¨ªsico y sabemos pronunciar todos los sonidos, ¡°la complicaci¨®n reside en las combinaciones que se producen, porque cuantas m¨¢s consonantes seguidas, m¨¢s dif¨ªcil nos resultar¨¢ la palabra. Como transgresor, Israel o monstruo¡±. Por otro lado, a la hora de vocalizar con destreza, la dificultad de la palabra puede presentarse por el hecho de usarse con muy poca frecuencia. ¡°La palabra transportista tiene dificultad porque algunas de sus s¨ªlabas est¨¢n formadas por muchas consonantes; mientras que caleidoscopio presenta m¨¢s complicaci¨®n por su escaso uso que por los fonemas o sonidos que contiene¡±, especifica la propia P¨¦rez Araujo.
¡°La complicaci¨®n reside en las combinaciones que se producen: cuantas m¨¢s consonantes seguidas, m¨¢s dif¨ªcil nos resultar¨¢ la palabra"
Rebuscando entre esas voces que suponen un aut¨¦ntico martirio, incluso para el m¨¢s refinado castellano, hemos querido saber por qu¨¦ palabras m¨¢s o menos sencillas acaban siendo alteradas y mal dichas; por qu¨¦ metacrilato puede ser una bomba de relojer¨ªa en un discurso; esparadrapo, el desencadenante de nuestra mala imagen como oradores, y pasteurizado, en caso de que no prestemos atenci¨®n a la articulaci¨®n, acabe con nuestra paciencia y la de nuestro oyente.
Nos ayudan a entender algo mejor estos entresijos fon¨¦ticos y morfol¨®gicos de nuestro propio idioma estos expertos: la logopeda Carmen P¨¦rez, el fil¨®logo y acad¨¦mico de la Real Academia Espa?ola Jos¨¦ Manuel Blecua (responsable del volumen de fon¨¦tica y fonolog¨ªa de la Nueva gram¨¢tica de la lengua espa?ola), y David P¨¦rez Rodr¨ªguez, profesor de lengua de la Universidad de Valladolid,
Las trampas de la mente
Debemos tener presente los mecanismos, a veces tramposos, del cerebro. Falsas identificaciones de una palabra con otra, por ejemplo, pueden empujarnos a cometer torpezas incluso en t¨¦rminos muy sencillos. De muestra, el misterioso caso de viniste. ?Por qu¨¦ decimos mal algo aparentemente tan f¨¢cil? ¡°Es un problema de analog¨ªa morfol¨®gica con la segunda persona vienes y que entra dentro de la estimaci¨®n social de la forma vinistes a la que la norma actual considera vulgar y que considera que no debe utilizarse¡±, explica el acad¨¦mico Blecua. Que quede claro: la segunda persona del singular del pret¨¦rito perfecto simple del verbo venir no es vinistes ni veniste, sino viniste.
La lista de palabras mal dichas y aquellas que se convierten en puro trabalenguas es larga: ventr¨ªlocuo, idiosincrasia, institucionalizaci¨®n, cron¨®metro, antihistam¨ªnico¡
El nivel cultural
Bien por un escaso nivel intelectual del hablante o por el entorno en el que nos hallamos, tambi¨¦n se puede meter la pata, y hasta el fondo. Por ejemplo, se puede llegar a decir esparatrapo en vez de esparadrapo solo porque las ¨²ltimas s¨ªlabas de la primera versi¨®n suenan a algo familiar; y, quiz¨¢s, haya a quien el t¨¦rmino correcto le resulte totalmente desconocido.
Luego, por otra parte, habr¨ªa que contar con los malos h¨¢bitos que hemos ido adquiriendo y que nunca hemos corregido. ¡°Puede ocurrir que la primera vez que se escuch¨® una palabra se hizo lo que llamamos una discriminaci¨®n auditiva, es decir, no procesamos la palabra exacta como era, sino que se hizo una aproximaci¨®n a c¨®mo se dice porque los fonemas a nivel auditivo son muy similares, se sustituye uno por otro y se acaba interiorizando como si la palabra estuviera bien dicha. Suelen ser fallos que se extienden no solo al individuo, sino a su entorno. Por ejemplo: palacana en vez de palangana; furboneta en vez de furgoneta; cocreta en vez de croqueta; y abuja en vez de aguja. "Esto nos puede ocurrir al escuchar una palabra por primera vez, tanto cuando somos ni?os como, incluso, ya de adultos¡±, advierte la experta logopeda.
Hay abundantes ejemplos de estos errores: idiosincracia en lugar de idiosincrasia, midicina por medicina; acituna por aceituna; pedi¨®rico por peri¨®dico; o tort¨ªculis en lugar de tort¨ªcolis.
Razones, como hemos visto, muchas, aunque como argumenta el acad¨¦mico Jos¨¦ Manuel Blecua: ¡°No se trata de torpeza, sino de una educaci¨®n que tiene que prestar m¨¢s atenci¨®n a la dimensi¨®n oral de la lengua¡±.
Rizando el rizo
Tenemos que fijarnos en otros dos elementos capaces de ponernos en un brete: la presencia de s¨ªlabas de articulaci¨®n similar (por ejemplo, paralelep¨ªpedo) y los grupos conson¨¢nticos con consonante m¨¢s ¨Cr/-l. ¡°El caso de frustrar es uno de ellos y es extraordinariamente curioso", se?ala Jos¨¦ Manuel Blecua. "Como han estudiado Joan Corominas y Jos¨¦ Antonio Pascual, en el dominio hisp¨¢nico existen dos formas disimiladas: fustrar (en Espa?a, M¨¦xico, Nicaragua, Colombia, Ecuador y Chile) y m¨¢s reducida frustar (en Costa Rica, y Venezuela). Estas f¨®rmulas presentan soluciones distintas para resolver un problema de dos grupos conson¨¢nticos de extraordinaria dificultad articulatoria¡±, afirma Blecua. ?Ojo! son formas disimiladas, no aceptadas. Lo que en fon¨¦tica se conoce como alterar la articulaci¨®n de un sonido del habla diferenci¨¢ndolo de otro igual o semejante.
De lo f¨ªsico a lo l¨¦xico
Puede ocurrir que una persona presente dificultades f¨ªsicas a la hora de saber articular bien todos los sonidos. Que no sea capaz de pronunciar la erre fuerte o que muestre trastornos fonol¨®gicos a?adiendo sonidos que no existen o sustituyendo unos por otros. Pero en situaci¨®n normal, como indica el profesor P¨¦rez Rodr¨ªguez, ¡°a menos que un fonema presente alg¨²n problema de tipo ortol¨®gico que haya que solucionar con un logopeda, para un hablante nativo ning¨²n fonema suelto presenta dificultad intr¨ªnsecamente. Es m¨¢s bien la combinaci¨®n de algunos de ellos¡±, afirma.
Efectivamente, he ah¨ª donde aparecen los primeros aprietos. Incluso en palabras cortas, no es lo mismo lidiar con una s¨ªlaba larga (como ¨¢lbum) que con una de dos letras, ni con una sencilla en la colocaci¨®n de sus elementos, que con una complicada (como desvestirse). ¡°En los estudios generales de tipo ling¨¹¨ªstico se piensa que la unidad estructural b¨¢sica es la s¨ªlaba y sobre ella giran todos los problemas", subraya el acad¨¦mico Jos¨¦ Manuel Blecua.
Y a?ade: "Existen dos tipos b¨¢sicos de s¨ªlabas: abiertas, de tipo consonante-vocal, y consonante-consonante-vocal; y cerradas, del tipo consonante-vocal-consonante. Y la lengua espa?ola tiende por razones hist¨®ricas al predominio de las s¨ªlabas abiertas en sus palabras (m¨¢s de un 60 %)¡±. Estas, como casa, son m¨¢s f¨¢ciles de pronunciar que aquellas con elementos cerrados, como delf¨ªn o ¨¢rbol. ¡°Por otra parte, hay s¨ªlabas formadas por una sola consonante, llamadas s¨ªlabas simples, y s¨ªlabas constituidas por dos, denominadas s¨ªlabas complejas. Y los sonidos de tipo simple son m¨¢s f¨¢ciles que aquellos que se presentan en un grupo, como la pr en provocar¡±, explica el acad¨¦mico. Un t¨¦rmino que nos sirve de ejemplo para a?adir otros tantos sonidos incluidos siempre en esa lista de vocablos dif¨ªciles: la tr de electrocardiograma y ventr¨ªlocuo, y la br de sombrero.
La vocalizaci¨®n
Sin embargo, como bien apunta D¨¢vid P¨¦rez, m¨¢s all¨¢ de la morfolog¨ªa, ¡°el espa?ol presenta multitud de variantes que afectan a la pronunciaci¨®n¡±. Est¨¢n, como dec¨ªamos anteriormente, las asociadas a aspectos f¨ªsicos, y no por tener el frenillo corto. ¡°En algunos casos, el cambio de punto de articulaci¨®n de los fonemas que componen la palabra hace que por razones de tipo f¨ªsico ese t¨¦rmino sea dif¨ªcil de pronunciar. Por ejemplo piscis, en donde la lengua tiene que ir desde los alveolos a una posici¨®n interdental casi instant¨¢neamente; o la expresi¨®n las rosas, donde la -s del art¨ªculo pr¨¢cticamente desaparece para que podamos hacer vibrar la lengua¡±.
La buena noticia es que, como asegura la logopeda, estos apuros se pueden solventar con un poco de entrenamiento. ¡°Hay ejercicios espec¨ªficos para ello. Por ejemplo, podemos entrenar la vocalizaci¨®n pronunciando una y otra vez lo que llamamos pares m¨ªnimos, es decir, palabras que cambian el punto de articulaci¨®n solo por un fonema: beso y peso, bara-barra, herir-hervir. Esto nos ayudar¨¢ a tener una mejor articulaci¨®n y mayor discriminaci¨®n auditiva. Y cuanto mejor sea nuestra vocalizaci¨®n, m¨¢s soltura tendremos para pronunciar cualquier t¨¦rmino¡±, dice Carmen P¨¦rez.
Baste este art¨ªculo para aportar modestamente nuestro granito de arena en esta ardua, pero siempre interesante, misi¨®n de cuidar mejor nuestro idioma, tambi¨¦n cuando lo hablamos.
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