Los edificios-paisaje y los edificios-barrio
Como en muchos de los proyectos de los Pritzker 2017, RCR, algunos edificios recientes exploran la tan devoradora como inspiradora relaci¨®n entre arquitectura y paisaje.
Hace poco m¨¢s de un a?o, un singular proyecto, del que era dif¨ªcil precisar si era m¨¢s edificio, barrio, conjunto arquitect¨®nico o paisaje, gan¨® el primer premio en el concurso para levantar la Galer¨ªa Nacional de Budapest, en el parque V¨¢rosliget de la ciudad. El proyecto, de fachada piramidal escalonada y practicable, estaba firmado por el estudio dan¨¦s Snohetta y lleg¨® hasta el final del concurso de la mano de otra singular propuesta firmada por los japoneses SANAA que, m¨¢s que un paisaje, recreaba la forma ramificada de un ¨¢rbol en un espacio protegido en el que, por normativa, la arquitectura no podr¨¢ ocupar m¨¢s del 7% de la superficie del parque.
El caso de la Galer¨ªa Nacional y el Museo Ludwig de Budapest -que finalmente dise?ar¨¢ SANAA- no era la primera vez en que ambos estudios de arquitectura jugaban con la cada vez m¨¢s diluida frontera entre edificios y paisaje para construir la identidad de sus proyectos. El estudio de la Premio Pritzker Kazuyo Sejima bautiz¨® como River (rio) un edificio realizado para Grace Farms que, literalmente, discurre como un riachuelo en New Canaan, Connecticut.
Tambi¨¦n otro proyecto de Snhohetta, el que idearon para la ?pera de Oslo, ha sido catalogado de edificio paisaje. Y, en la medida en que convierte su suelo en muelles sobre el puerto, ciertamente, excede el papel de mero edificio. Pero tal vez ser¨ªa m¨¢s preciso definirlo como un edificio-infraestructura o un edificio-paisaje urbano.
Aunque, de seguir as¨ª, una podr¨ªa preguntarse incluso si las Pir¨¢mides de Egipto, o muchos de los templos mayas son edificio o paisaje, lo cierto es que numerosos arquitectos se han esforzado m¨¢s por difuminar ese l¨ªmite, entre el contexto y la intervenci¨®n, que por remarcarlo. El caso m¨¢s evidente lo protagonizan los proyectistas dispuestos a que la propia naturaleza invada, oculte y hasta camufle su edificio. Ser¨ªa el caso de la Academia Californiana de las Ciencias que Renzo Piano levant¨® en San Francisco en 2008. El manto vegetal de ese museo remite a las construcciones tradicionales islandesas literalmente devoradas por el paisaje.
?Sin embargo, de nuevo, otra manera de investigar esa separaci¨®n o uni¨®n fue la desarrollada por el estudio dan¨¦s BIG (Bjarke Ingels Group) cuando excav¨® en el paisaje el hueco para su Museo Mar¨ªtimo Nacional Dan¨¦s en Helsingor (2013), o cuando apil¨® en el aire las diagonales capaces de construir su primer rascacielos neoyorquino. M¨¢s all¨¢ de lograr el edificio que mejor se ve al sobrevolar Manhattan, con West 57 Ingels cuestion¨® la verticalidad de los rascacielos para proponer un inmueble que recrea un nuevo vecindario (o una nueva isla) y m¨¢s all¨¢ del edificio-paisaje invita a pensar tambi¨¦n en el edificio-barrio.
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