Prohibir
El progreso de la Humanidad no se asienta s¨®lo en el ejercicio de las libertades
Prohibido prohibir. Aquella pintada, uno de los grandes lemas del mayo del 68, fue escogida por Esperanza Aguirre como t¨ªtulo para uno de sus libros. Conviene recordarlo en estos momentos de aparente confusi¨®n sobre los l¨ªmites de la libertad en general y de la libertad de expresi¨®n en particular. En principio es un lema simp¨¢tico, envuelto en una c¨¢scara revolucionaria con la que pueden identificarse hasta los conservadores m¨¢s rabiosos. A nadie le gusta que le prohiban hacer las cosas que desea, pero eso no significa que los dem¨¢s tengamos por qu¨¦ simpatizar con sus deseos, ni que estos sean leg¨ªtimos o beneficiosos para la sociedad. El progreso de la humanidad no se asienta s¨®lo en el ejercicio de las libertades. Algunas prohibiciones han logrado avances mucho m¨¢s sustanciales en procesos que pueden parecer parad¨®jicos. Hace poco tuve una bronca monumental con mi mejor amigo a prop¨®sito de la maternidad subrogada, esa sutil trampa progresista contra la dignidad de las mujeres que, en el sagrado nombre de su libertad, crear¨ªa las condiciones ¨®ptimas para la explotaci¨®n de las m¨¢s pobres. Cuando me reproch¨® que opinara lo mismo que la Conferencia Episcopal, record¨¦ las discusiones de los Estados esclavistas del sur de EE?UU, en las que abolicionistas y radicales votaban lo mismo, no, a las ben¨¦volas propuestas de regulaci¨®n de los esclavistas moderados. La abolici¨®n de la esclavitud es el mejor ejemplo de la virtud de ciertas prohibiciones. En nombre del progreso de la humanidad, yo prohibir¨ªa muchas cosas m¨¢s, la ablaci¨®n del cl¨ªtoris, el velo isl¨¢mico, el trabajo infantil, la aplicaci¨®n de la reforma laboral y ese autob¨²s que pretende seguir circulando por Madrid, por citar s¨®lo algunos ejemplos.
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