Hungr¨ªa amenaza con calcinar migrantes
Descubrimos los planes no ocultos de Viktor Orb¨¢n para crear un no lugar
En el dram¨®n europeo titulado, como el cuento de Oscar Wilde, El gigante ego¨ªsta, Hungr¨ªa le ha arrebatado a Alemania el papel de supervillano. Cuando la lucha de la que habl¨¢bamos a diario era financiera, econ¨®mica y de clase, el sur se defend¨ªa del austericidio del norte. La mala mal¨ªsima de aquel cuento era Angela Merkel.
Un giro inesperado de la trama introduce un nuevo arco argumental: Europa gestiona de manera desastrosa la oleada de migrantes que viajan del este hacia el oeste. En este nuevo cap¨ªtulo, el car¨¢cter de la canciller alemana sufre una transformaci¨®n debido a su actitud de acogida, m¨¢s generosa que la de otros pa¨ªses. Emerge un nuevo malvado desde el territorio de frontera: Viktor Orb¨¢n. (Hasta su propio nombre suena villanesco).
Orb¨¢n es el primer ministro h¨²ngaro. Conservador, populista, proteccionista, antieuropeista, xen¨®fobo y levantador de vallas.
Viktator, como le apodan, apuesta por lo que llama ¡°egysz¨ªn?s¨¦g¡±, el ant¨®nimo de diversidad. Algo que nos pilla afortunadamente tan lejos que no tenemos ni una palabra para traducirlo. Quiere una Hungr¨ªa sin etnias, compacta, de pensamiento ¨²nico, en crecimiento econ¨®mico.
Con el objeto de evitar que la ruta migratoria cruce territorio h¨²ngaro, el Gobierno ha ido levantando sus defensas. En junio de 2015, Hungr¨ªa levant¨® una valla de 175 kil¨®metros de largo y cuatro metros de alto en su frontera con Serbia. En septiembre, hizo lo mismo en el territorio que le separa de su vecina Croacia. Para coronar estos muros, se instalaron kil¨®metros de concertinas marca Espa?a, en concreto las fabricadas por European Security Fencing, orgullosos proveedores de cuchillas antipersonas de M¨¢laga para el mundo.
El ¨²ltimo grito en control fronterizo es el que se escucha en diez de los kil¨®metros de la valla que separa Hungr¨ªa con Serbia: ¡°?atenci¨®n, atenci¨®n, le advertimos de que se est¨¢ acercando a la frontera h¨²ngara!¡±, chillan los altavoces en ingl¨¦s, ¨¢rabe y farsi. Parece un aeropuerto, con la diferencia de que esta zona de tr¨¢nsito est¨¢ electrificada, iluminada, sensorizada, sonorizada y grabada. Parece un plat¨® de televisi¨®n. Seg¨²n leemos en el diario Le Soir, dentro de diez meses se habr¨¢ reforzado el resto de la frontera serbo-h¨²ngara y el trabajo lo realizar¨¢n presos.
Si el migrante no quiere morir v¨ªctima de una descarga el¨¦ctrica, debe dirigirse a la zona de acceso por la que se canalizan las peticiones de asilo, pero solo se permite el paso a 10 personas por d¨ªa. Un embotellamiento solo comparable al de pillar un trozo de empanada rica y gratis en la romer¨ªa de Santa Margarita.
Por si toda esta coraza no fuera suficiente, Hungr¨ªa ha aprobado un paquete de medidas legislativas que afectan a los derechos de los refugiados. Por ejemplo, la Polic¨ªa podr¨¢ efectuar lo que en Espa?a llamamos devoluciones en caliente, pero no solo en la frontera sino en toda Hungr¨ªa, a cualquier migrante irregular, sin darle la oportunidad de demostrar que es un potencial soliciante de asilo. Porque el asilo solo se puede pedir por la portezuela de la zona de tr¨¢nsito. Es como si te hubiera atropellado un coche y, gravemente malherido, quisieras entrar a un hospital por la puerta de Urgencias y el vigilante del recinto te dijera: lo siento chato, pero te vas a la calle y haces esa cola de diez d¨ªas por la otra puerta, como todo el mundo. Digo diez d¨ªas por poner un plazo en el que seguro que te has muerto desangrado. Y no digo que la culpa sea del vigilante, que aqu¨ª el malo ya sabemos todos qui¨¦n es.
Estas medidas impulsadas por Orb¨¢n van en contra del sistema de asilo de la Uni¨®n Europea, por no hablar de los derechos humanos, el esp¨ªritu europeo y la m¨¢s m¨ªnima decencia. Esto en Espa?a lo sabemos bien, pues hemos legalizado esto mismo en nuestra propia frontera sur. Y Europa tan campante.
Los peticionarios de asilo tambi¨¦n sienten amenazados sus derechos en Hungr¨ªa: todos los que est¨¦n en instalaciones de espera ser¨¢n transferidos a la zona de tr¨¢nsito, donde estar¨¢n detenidos oficialmente, aunque sin orden de detenci¨®n, viviendo en contenedores. Los 28 d¨ªas de espera m¨¢xima en zona de tr¨¢nsito se convertir¨¢n en indefinidos. Todos los solicitantes de asilo (incluidas personas vulnerables y adolescentes de entre 14 y 18 a?os) ser¨¢n detenidos en la zona de tr¨¢nsito. La manutenci¨®n en la zona de tr¨¢nsito corre a cargo de los peticionarios de asilo.
Lo que pretende Hungr¨ªa es crear un no lugar en esa fantasmal ¡°zona de tr¨¢nsito¡±. Un lugar donde las personas all¨ª detenidas se ven privadas de sus derechos, rodeados por una valla fronteriza que mata o al menos calcina, achicharra, excluidos inhumanamente, convertidos en los otros, los indeseables. Y estamos hablando de Hungr¨ªa, un pa¨ªs que fue admitido hace 13 a?os en la Uni¨®n Europea. Es decir, hablamos de nosotros.
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