¡®Millenials¡¯

En los a?os cincuenta y sesenta del siglo pasado la gente se marchaba al extranjero para encontrar trabajo. Su maleta sol¨ªa ir atada con una cuerda, y la llegada a destino era despu¨¦s de tres o cuatro d¨ªas en tren. Su familia se reun¨ªa una vez al mes en una casa que tuviese tel¨¦fono para recibir la llamada del emigrante. Al cabo de tres o cuatro a?os, volv¨ªa de vacaciones y si llegaba con un coche nuevo se le consideraba un triunfador. Mi hija se march¨® a trabajar a Londres con una peque?a maleta con ruedas; el viaje en avi¨®n dura dos horas. Hablo con mi hija a trav¨¦s de Skype 10 veces m¨¢s que cuando viv¨ªa conmigo. Su madre tem¨ªa que se casase con un ingl¨¦s y se quedara a vivir en Reino Unido y resulta que su pareja es un extreme?o que tambi¨¦n trabaja en Londres. Su madre pensaba que iba a sufrir mucho estando fuera y les cuento su fin de semana: mi hija, junto a 12 amigas que trabajan en distintos pa¨ªses europeos, se ha marchado a Canarias a celebrar una despedida de soltera, y su pareja, junto a otros tantos emigrantes en Europa, se ha marchado a Budapest a celebrar una despedida de soltero. Hay quien dice que cualquier tiempo pasado fue mejor.¡ª Pedro Morante Guti¨¦rrez. Elche (Alicante).