¡°Aqu¨ª, si te quedas embarazada sin estar casada eres una prostituta¡±
Mariam Hamdani fund¨® la ¨²nica orquesta de m¨²sica taraab femenina de Zanz¨ªbar para denunciar los abusos a mujeres y ni?os
Aun sin levantarse de su sill¨®n de orejas, Mariam Hamdani impone. Cubre su cabeza con un velo fucsia y viste de un azul muy vivo, como viva es ella. Tiene 73 a?os y ya ha librado unas cuantas batallas en su vida, una vida que transcurre en Zanz¨ªbar, el destino paradisiaco por antonomasia, rodeada por el oc¨¦ano ?ndico, frente ¡ªy perteneciente¡ª a Tanzania, en el ?frica oriental. Una isla que es ben¨¦vola con el turismo y maligna con sus mujeres, una isla donde ellas suelen tener menos derechos.?
De joven, Mariam Hamdani decidi¨® ser periodista en una sociedad conservadora que hoy sigue mayoritariamente ¡ªen torno al 95%¡ª un islam muy tradicional. La cultura, la costumbre y su interpretaci¨®n de la religi¨®n est¨¢n de acuerdo en que las mujeres no pueden, por ejemplo, acceder a servicios de planificaci¨®n familiar sin permiso del marido, que no pueden mantener relaciones sexuales sin estar casadas, que convertirse en madres solteras es una raz¨®n para el estigma. Un informe de Unicef publicado en 2012 revela que, entre otras cosas, solo el 54% de las mujeres tiene la ¨²ltima palabra sobre cuestiones relacionadas con su salud.
Y Mariam Hamdani, como periodista y como ser humano, se preocupaba por las desigualdades, por los abusos y la discriminaci¨®n. Esta inconformidad suya dio pie al nacimiento en 2009 de Tausi Women's Taraab, la primera y ¨²nica orquesta formada exclusivamente por mujeres en Zanz¨ªbar. "Tenemos muchas canciones: de amor, de desarrollo... Pero tambi¨¦n muchas que condenan el abuso de mujeres y ni?os", resume esta anciana en¨¦rgica durante una entrevista en el coqueto saloncito ¡ªtapetes de ganchillo incluidos¡ª de una casa de varias plantas escondida en el barrio Mapinduzi de Stone Town, la capital de la isla. El edificio sirve como centro de reuniones de artistas de la ciudad, y por all¨ª no es raro encontrar a alg¨²n ilustre de la cultura zanzibar¨ª. Sin ir m¨¢s lejos, el violinista Mohamed Ilyas, uno de los m¨²sicos m¨¢s reconocidos del pa¨ªs, est¨¢ en la planta baja charlando animadamente con uno de sus compa?eros de orquesta.
Eligi¨® Hamdani difundir sus mensajes de denuncia desde una m¨²sica de estilo cl¨¢sico, el m¨¢s famoso de Zanz¨ªbar, que ya popularizaron otras grandes mujeres de la isla. Como Siti Binti Saad, la llamada "madre del taraab", que all¨¢ por 1920 grab¨® una respetable colecci¨®n de melod¨ªas en suajili. Pero ella y otras que vinieron despu¨¦s (Club Musical Ikwani Safaa, Nuru el Ayoun, Sahib el Ary, y orquestas de las fuerzas a¨¦reas y la Marina, en los a?os sesenta) solo cantaban, no tocaban instrumentos; los hombres eran los encargados de tal labor.?
Fue un reto defender su propuesta en el Sauti Za Busara el mismo a?o de su nacimiento. Ella y la docena de compa?eras que forman la orquesta son ya viejas conocidas de este festival, un cl¨¢sico en el mundo que cada a?o congrega, durante una semana, a lo m¨¢s granado de la m¨²sica africana sobre escenarios al aire libre en la capital zanzibar¨ª.
Ya es 2017 y acaba de finalizar la ¨²ltima edici¨®n. Hamdani analiza su concierto: "Hicimos un buen trabajo a pesar de algunos contratiempos de ¨²ltima hora". Se refiere, por ejemplo, a los problemas que enfrentan algunas de las integrantes para seguir con los ensayos y las actuaciones. El suyo, un ejemplo m¨¢s que retrata que ellas son menos. "Una de nuestras chicas que toca el viol¨ªn ha estado m¨¢s de un a?o alejada del grupo", explica Mariam. "Cuando se cas¨®, su marido le prohibi¨® volver. Hace un mes cambi¨® de idea y se ha reincorporado, era muy buena pero ahora ha perdido soltura", lamenta. "Otra de nuestras compa?eras es profesora en la escuela de m¨²sica, igual que su marido. Ambos ense?aron a su hija a tocar el qanun desde peque?a. Y ha ocurrido lo mismo: se ha casado y su esposo le proh¨ªbe seguir estudiando".
Cada d¨ªa que enciendo la radio escucho una historia de abusos
No tiene dedos en las manos para contar la inmensidad de problemas que enfrenta una mujer en la sociedad en la que ella se ha criado. Uno de los m¨¢s graves hoy por hoy es la desprotecci¨®n tras un divorcio, estado civil en el que se encuentra el 5,6% de las zanzibar¨ªes, seg¨²n datos del Gobierno. "A muchos hombres no les importa lo que pasa con los hijos despu¨¦s de una separaci¨®n. Las mujeres se ven desbordadas porque tienen que cuidar de todos ellos", afirma. Los khadi ¡ªtribunales isl¨¢micos¡ª est¨¢n llenos de casos as¨ª. Ellos van, firman el acuerdo y luego desaparecen, y es un problema porque los menores sufren y las madres sufren. Cuidar a los ni?os es un gran desaf¨ªo aqu¨ª, no es ning¨²n juego", sostiene. En Zanz¨ªbar, el 23% de las mujeres entre 15 y 49 a?os no ha recibido educaci¨®n, cerca del 60% est¨¢ desempleada, el 42% de las que se encuentran en edad reproductiva tienen anemia y, en general, casi la mitad de la poblaci¨®n no tiene lo necesario para cubrir sus necesidades b¨¢sicas de alojamiento, comida y vestido.
El mensaje por el que las mujeres de Sauti se han hecho tan conocidas es por su denuncia continua de la violencia sexual a menores. "Queremos condenar la cultura del embarazo. Para una cr¨ªa de 12 a?os, tener un ni?o significa dejar de ir al colegio, por ejemplo. Hay hombres que las seducen y se aprovechan de su juventud, de su pobreza¡ Abusan de ni?os y ni?as", advierte Hamdani. "No necesariamente son mayores, pasa con chicos de 20 a?os que se aprovechan de ni?as de 13, ellas se quedan embarazadas y no pueden hacer nada". Seg¨²n Hamdani, este es un problema que va en aumento poco a poco. "Antes no se daba tanto, pero ahora cada d¨ªa que enciendo la radio escucho una historia de abusos". M¨¢s de una de cada 20 mujeres y casi uno de cada 10 hombres asegur¨® haber experimentado al menos un incidente de violencia sexual antes de los 18 a?os, seg¨²n una encuesta del Gobierno recogida en el informe de Unicef.
Zanz¨ªbar posee niveles muy altos de mortalidad materna, con 454 muertes por cada 100.000 nacimientos. Y los embarazos de adolescentes ocupan buena parte de esta estimaci¨®n. Pero el aborto est¨¢ prohibido salvo cuando existe un peligro muy alto para la salud de la madre. Esto condena a las menores embarazadas a una vida muy limitada. "El aborto es ilegal porque este es un pa¨ªs musulm¨¢n y no se cree en ello. As¨ª que estas ni?as tienen que tener al beb¨¦ y no tienen futuro. ?Y qui¨¦n lo va a alimentar? La vida aqu¨ª en Zanz¨ªbar es muy cara, ?de d¨®nde sacas el dinero para esos ni?os? Si una cr¨ªa de 12 o 13 a?os se queda embarazada ?qu¨¦ va a hacer? Y la madre igual: si ya le cuesta alimentar a los hijos, ahora otra criatura m¨¢s, un nieto¡ No es ning¨²n chiste. Lo ¨²nico que puede hacer es apoyar a la hija y cuidar del nieto, o intentar que la hija consiga un trabajo y, si le queda tiempo, siga estudiando".
Existe a¨²n un gran estigma por tener un hijo fuera del matrimonio, as¨ª que tenerlo antes de tiempo supone, en la mayor¨ªa de casos, que la mujer acabe unida a un hombre que no ha elegido, m¨¢xime cuando es una ni?a y ha sido abusada sexualmente. La otra opci¨®n, seguir como madre soltera, es una fuente de problemas: "M¨¢s adelante nadie la querr¨¢. En nuestra cultura, si te quedas embarazada sin estar casada es que eres una prostituta". Las estad¨ªsticas del Gobierno indican que, frente a un 56% de mujeres casadas, exist¨ªa solo un 0,6% que viv¨ªa emparejada sin haber contra¨ªdo matrimonio.
Para evitar situaciones as¨ª, Hamdani aporta una pista: no es que la polic¨ªa no haga su trabajo sino que habr¨ªa que evitar que estos problemas se resuelvan en familia, pues es en ellas donde se producen infinidad de casos de abusos a menores. "El t¨ªo viola a la sobrina, pero luego la familia dice que lo resolver¨¢n entre ellos y no denuncian. T¨² sabes de las historias, pero nunca c¨®mo terminan", lamenta. "Al final, el ni?o queda da?ado psicol¨®gicamente el resto de su vida, pero no se piensa en eso, nadie le apoya".
En Zanz¨ªbar, el 23,6% de las mujeres entre 15 y 49 a?os no han recibido educaci¨®n y cerca del 60% est¨¢ desempleada
De igual manera denuncia a las escuelas cor¨¢nicas, donde afirma que se producen violaciones a menores, tal y como revelan algunos trabajos de investigaci¨®n y period¨ªsticos. "All¨ª los ni?os son sodomizados, los cl¨¦rigos abusan de ellos. Yo he hablado de esto en radio y televisi¨®n. Ellos dicen que las mujeres no somos buenas, pero nadie habla de los profesores que abusan de los menores". Y no para, insiste la artista, porque los gobiernos dan siempre trato de favor al estamento religioso y al profesorado. Precisamente en la escuela se produce otra discriminaci¨®n: la desigualdad en el acceso a estudios superiores: "En primaria encuentras m¨¢s ni?as estudiando, pero cuando llegas a secundaria y a las universidades hay menos y menos...". Y tan menos: solo el 3,2% de las mujeres ha llegado a la universidad, seg¨²n estad¨ªsticas gubernamentales.
Se?ala Hamdani que otro problema es la desigualdad laboral, pese a los avances. "Cada vez hay m¨¢s mujeres en las instituciones p¨²blicas, m¨¢s que en otros pa¨ªses, pero tambi¨¦n se produce explotaci¨®n de mujeres en todos esos ministerios, en los lugares de trabajo. Por supuesto, si les preguntas te dir¨¢n que no es verdad y tendr¨¢n que demostrarlo, y no es f¨¢cil". Y advierte, sin pelos en la lengua, que a veces la culpa es de ellas, que se aprovechan de su g¨¦nero para "obtener favores": "Por supuesto a veces no las toman por la fuerza, pero eso tambi¨¦n es abuso sexual, se benefician de ellas en sus lugares de trabajo".
Para Hamdani hay todo un universo de injusticias que denunciar y ella, junto a sus compa?eras, las seguir¨¢n cantando a los cuatro vientos. "La gente coge el mensaje, el problema es que les entra por un o¨ªdo y les sale por el otro". Ante la indiferencia, esta anciana activista propone insistencia. Tras la actuaci¨®n en el festival, es momento de ponerse manos a la obra para componer nuevas melod¨ªas. "Estamos en ello y, una vez m¨¢s, escribiremos sobre ni?as que se quedan embarazadas y sobre los abusos a la infancia". El objetivo, que el mensaje cale hondo.
Art¨ªculo publicado en colaboraci¨®n con la UN Foundation.
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