El para¨ªso a vista de dron
Un grupo de universitarios fotograf¨ªa Zanz¨ªbar con aviones no tripulados para crear el mapa m¨¢s preciso jam¨¢s visto y contribuir a resolver problemas territoriales y ambientales
La pac¨ªfica rutina de los pescadores de Kizimkazi se ha visto interrumpida por una visita inusual: un grupo de hombres y mujeres pertrechados con un aparato volador. ?Un arma militar? ?Una cometa moderna? Ellos no lo saben a¨²n, pero es un dron que fotograf¨ªa la Tierra a 250 metros de altura. Los visitantes pertenecen a la Iniciativa de Mapeo de la Universidad Estatal de Zanz¨ªbar (SUZA) y tienen una misi¨®n ambiciosa: lograr el primer mapa a alta resoluci¨®n de toda esta isla perteneciente a Tanzania, en la costa oriental de ?frica. Est¨¢n a punto de lograrlo.
Ya se conocen varios casos exitosos de drones utilizados con fines humanitarios, pero este proyecto es el mayor que se ha realizado en el mundo con aparatos profesionales, seg¨²n David Rovira. ¡°Estamos mapeando una isla entera del tama?o equivalente al de dos veces la isla de Menorca con una resoluci¨®n de siete cent¨ªmetros por pixel¡±, asegura. ?l es coordinador de Drone Adventures, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro formada por una veintena de trabajadores de la empresa de rob¨®tica suiza Sensefly con la que trabajan para aplicar esta clase de tecnolog¨ªas para el desarrollo.
La universidad comenz¨® a mapear en agosto 2016 la isla de Unguja, que es la mayor del archipi¨¦lago zanzibar¨ª, y ya ha completado un 80%, a falta del aeropuerto y zonas militares que requieren autorizaci¨®n espec¨ªfica. En total est¨¢n manejando 12 Terabytes de datos. ¡°Parecen juguetes, pero son herramientas profesionales de fotogrametr¨ªa que caben en una maleta peque?a, lo cual baja mucho el precio y la complejidad de uso, y permite que gente local tenga la capacidad de operar los drones y adquirir sus propios mapas. Esto es para m¨ª lo m¨¢s excitante: ya no dependen de empresas extranjeras. Ahora un estudiante de Geograf¨ªa puede hacer ese trabajo que antes costaba un mill¨®n de d¨®lares¡±, dice Edward Anderson, jefe de la unidad de desastres naturales del Banco Mundial e implicado en este proyecto desde su origen.
Cuando habla de empresas extranjeras, Anderson se refiere a la ¨²ltima actualizaci¨®n existente, realizada en 2004, cuando se mape¨® la isla con ayuda de un avi¨®n tra¨ªdo de Kenia que fue tomando fotos desde el aire. Fue una inversi¨®n de un mill¨®n de d¨®lares y no se repiti¨® debido al elevado coste y al tiempo invertido.
¡°Empezamos mapeando el centro hist¨®rico, el resto de la ciudad, un pueblecito... Y ha aumentado y aumentado hasta decir: ¡®bueno, podemos hacer toda Unguja, intent¨¦moslo¡±. Yo no me atrevo a prometer al Gobierno que voy a cubrir con el triple de precisi¨®n la isla pero vamos a ver si podemos¡±, sostiene Anderson. El reto cuando acabe esta misi¨®n ser¨¢ hacer lo mismo con Pemba, la segunda isla en importancia del archipi¨¦lago y m¨¢s complicada porque es mucho m¨¢s monta?osa.
El mapeo de Zanz¨ªbar es un proyecto que se apoya en cuatro pilares: la Comisi¨®n de Tierras del Gobierno (COLA), la Universidad Estatal (SUZA), que se encarga de la parte t¨¦cnica, Drone Adventures, que pone los aparatos, y el Banco Mundial, que ha realizado la inversi¨®n para hacerlo posible: 200.000 d¨®lares. El inter¨¦s es doble: por una parte, desarrollar las capacidades de los estudiantes universitarios en innovaci¨®n y producci¨®n de mapas geoespaciales con datos abiertos (open data) y en desarrollo y planificaci¨®n urbana. Por otra, dotar al Gobierno de una herramienta m¨¢s barata y r¨¢pida que les permita obtener un mapa cuando y donde quieran de su territorio para mejorar la gesti¨®n.
Planificar de manera m¨¢s eficaz el uso del territorio es una necesidad apremiante para Zanz¨ªbar. Hay que tener en cuenta que toda la isla pertenece al Gobierno, aunque a partir de la revoluci¨®n de 1964, ¨¦ste fue cediendo el uso de parcelas a los habitantes originarios. Pero no se entregaron papeles, o no se definieron bien las lindes. O las que hab¨ªa se han visto modificadas a lo largo del tiempo. As¨ª, hoy el 70% de los propietarios de tierras no tienen un titulo que lo demuestre, seg¨²n los datos facilitados por Mohamed Juma, director de COLA.
La isla, desde entonces, ha cambiado considerablemente: degradaci¨®n de la costa y aumento del nivel del mar, modificaci¨®n de lindes, ocupaci¨®n de nuevos espacios por el crecimiento de la poblaci¨®n y por el auge del turismo¡ Y se ha llegado a 2017 con numerosos conflictos entre terratenientes, granjeros y empresarios, unos mil anuales seg¨²n estimaciones del director de COLA. Entre 2006 y 2012 se llevaron a las autoridades 1609, pero solo se resolvieron 383 y la mayor¨ªa tardan entre tres y cinco a?os, seg¨²n un estudio realizado por el Gobierno zanzibar¨ª y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Finlandia.
Se litiga por los l¨ªmites de los territorios, y el proceso de dirimir qui¨¦n tiene la raz¨®n es complicado, costoso y lento. ¡°Cuando quieren ir y construir, digamos, una carretera en un territorio aparentemente deshabitado, igual se encuentran una poblaci¨®n de 300 personas all¨ª instalada¡±, describe Rovira. Algo que deber¨ªa cambiar con esta iniciativa. ¡°Desde ahora podremos actualizar el mapa cuando queramos, en el momento en que queramos a planificar algo nuevo o resolver un conflicto, repetiremos las fotograf¨ªas utilizando un dron¡±, completa Juma.
Tambi¨¦n desde el punto de vista urbano, este nuevo mapa facilitar¨¢ otro objetivo institucional: convertir las cada vez mayores comunidades rurales en peque?os n¨²cleos urbanos con alcantarillado, carreteras y calles. Una idea que, por ahora, solo est¨¢ en la mente de los responsables. Y, a la vez tener una relaci¨®n m¨¢s eficaz con los inversores del sector tur¨ªstico, a los que ahora no dan muchos derechos, seg¨²n Donald. ¡°Existen conflictos en la costa, aunque no se deber¨ªa construir hay hoteles por todas las partes que cortan el paso a los pescadores y cultivadoras de algas que viven en los pueblos de detr¨¢s. Trabajan con fotos de 2004 pero la planificaci¨®n actual es de los noventa¡±, destaca.
Este proyecto es el mayor que se ha realizado en el mundo con aparatos de bajo coste David Rovira, Drone Adventures
¡°Considero importante tambi¨¦n la monitorizaci¨®n de la extracci¨®n de arena¡±, completa otro Mohamed Juma apodado Caiba, que es director del departamento de planificaci¨®n de COLA. En Zanz¨ªbar es legal para la construcci¨®n con los permisos pertinentes, pero se ha abusado tanto de esta actividad en los ¨²ltimos a?os que el impacto ambiental ya es irreversible, seg¨²n Caiba. ¡°Y no podemos seguir dando permisos si no sabemos c¨®mo est¨¢ el terreno¡±, afirma.
Pero hay m¨¢s. ¡°Con los drones podemos vigilar el crecimiento de Kibele, el vertedero de residuos de la isla, los efectos de la subida del nivel del mar por el cambio clim¨¢tico y el efecto de desastres naturales¡± resume Mohamed Kassim, graduado en Biolog¨ªa y Ciencias Medioambientales, y miembro del equipo de mapeo de la Universidad. Precisamente, su trabajo de fin de grado consisti¨® en evaluar el impacto de las inundaciones que tuvieron lugar en la isla en abril de 2015. Esta fue la primera vez que se utiliz¨® un aparato como estos para medir la magnitud del desastre.
Las decisiones sobre la planificaci¨®n urbana y la gesti¨®n del territorio tienen lugar en los despachos de COLA, situados en un edificio de arquitectura tradicional en el centro de Stone Town, la capital zanzibar¨ª. Lejos de all¨ª, en los campos, los bosques, las playas de la isla, y tambi¨¦n en las aulas, los alumnos de SUZA son quienes llevan la batuta para proveer al Gobierno de ese prometedora foto. Conocen cada detalle del proyecto, cada dato y fallo que pueda dar el dron o el software que lo hace funcionar. Son un equipo de nueve personas: seis estudiantes voluntarios y tres graduados ya contratados para este prop¨®sito. Y lo hacen por aportar algo bueno a la sociedad, a su pa¨ªs, como dice Khadija Ali, de 24 a?os, estudiante de ultimo curso del grado de Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n. Pero sin perder de vista su carrera profesional y su futuro. ¡°Yo espero establecer mi propia consultor¨ªa en un futuro¡±, asevera. ¡°Dentro de poco el Gobierno de esta isla necesitar¨¢ operadores de drones para manejar los que se han quedado, y ellos ya tienen la formaci¨®n, son los ¨²nicos y son muy expertos a estas alturas¡±.
Y as¨ª, ganando experiencia, una ma?ana de pesca en las playas de Kizimkazi est¨¢ Khairaat Khamis, de 24 a?os, a los mandos de un dron. Es una muchacha menuda, de modales discretos y cubierta de pies a cabeza con un vestido oscuro y un velo. Y toda una experta: posee de m¨¢s de 400 horas de vuelo de drones. Despliega una banqueta de lona de tres patas, saca un ordenador port¨¢til y comienza a teclear: est¨¢ hablando con el dron. A su espalda, un grupo de veintea?eros la observa. Primero bien lejos, luego acortan las distancias y uno se atreve a sentarse junto a ella, totalmente pasmado ante la destreza de la chica.
Mohamed tambi¨¦n est¨¢ hoy all¨ª y, entre otras labores, se encarga de lanzar el aparato, que es de espuma. Llevan una c¨¢mara incorporada y una bater¨ªa, y no se tiene que manejar con un mando; las peque?as aeronaves van guiados por GPS y todo se hace desde el port¨¢til que descansa en las rodillas de Khairaat. Una vez que Mohamed lo suelta y el artefacto se eleva por los aires, solo queda vigilar la informaci¨®n que va mandando y esperar a que acabe de fotografiar la zona asignada.
Dado que la calidad de las im¨¢genes es tan grande, los archivos pesan mucho y no se pueden manejar con facilidad, as¨ª que decidieron dividir la isla en una cuadricula de casillas de nueve kil¨®metros cuadrados. Cuadrito a cuadrito, los universitarios se han peinado Unguja, que tiene 1.554 kil¨®metros cuadrados, en apenas seis meses. ¡°En un d¨ªa, con buenas condiciones climatol¨®gicas (sin viento, y con temperatura y humedad ideales¡) podemos completar dos cuadros con dos drones volando de ocho de la ma?ana a tres de la tarde¡±, resume Mohamed. Ya de vuelta en la universidad, se descargan las 840 im¨¢genes obtenidas y las procesan en el laboratorio de mapeo, que cuenta con unos ordenadores nuevos con potencia suficiente para realizar esta labor.
En todo el mundo cada vez se hacen leyes mas precisas para proteger la intimidad de las personas. Por ejemplo en Espa?a, la legislaci¨®n proh¨ªbe volarlos en zonas urbanas o sobre grandes concentraciones de gente sin permiso. Pero aqu¨ª no se han topado con estos problemas porque son drones empleados para topograf¨ªa. ¡°Solo toman im¨¢genes desde arriba, como mucho podr¨ªan verse las cabezas de personas desde un plano cenital, pero incluso estas cosas se borran en el procesado final. Todo lo que no es fijo lo llamamos elementos fantasma y los hacemos desaparecer¡±, explica Rovira.
Y as¨ª lo demuestra Khadija. En el laboratorio de Suza enciende un ordenador donde se guardan las fotograf¨ªas y muestra la resoluci¨®n del mapa de 2004 y el actual. Elige un punto de Stone Town: la antigua, no es mas que un manchurr¨®n borroso. El segundo revela tejados, una piscina, coches y hasta sombrillas.
El car¨¢cter del proyecto tambi¨¦n es ver el l¨ªmite de los drones, pues con las condiciones clim¨¢ticas de Zanz¨ªbar (altas temperaturas, humedad¡) empiezan a fallar a las 100 horas de vuelo. ¡°Tambi¨¦n los limites de los operadores, que tienen que pasar todo el d¨ªa fuera, al sol, y cuando lo haces al principio te emociona pero cuando lo has repetido cien veces, te cansa¡±, comenta Anderson. Al menos, se conf¨ªa en que el aprendizaje ser¨¢ importante. ¡°No solo c¨®mo volar y reparar, tambi¨¦n sobre la calidad de la fotogrametr¨ªa, la precisi¨®n de las im¨¢genes, cu¨¢les son sus l¨ªmites, c¨®mo se va a procesar toda esa informaci¨®n y datos con los viejos sistemas inform¨¢ticos de aqu¨ª, que est¨¢n llenos de virus, y con la isla, que sufre problemas de conexi¨®n a internet. Este proyecto tambi¨¦n est¨¢ haciendo pensar a la gente c¨®mo hacer cosas de forma alternativa y c¨®mo digitalizar el territorio¡±.
Ya existe una carrera digital en ?frica y para Rovira, el potencial del continente est¨¢ en manos de los j¨®venes. ¡°La gente mayor est¨¢ acostumbrada a hacer las cosas de una manera pero los j¨®venes quieren aprender, con ellos es mucho m¨¢s f¨¢cil llevar a cabo cualquier iniciativa. Y estos, en concreto son brillantes y entusiastas¡±. Los universitarios est¨¢n coordinados por Yussuf Yussuf, un prometedor ingeniero que ya ha logrado trabajo fuera del proyecto, en una ONG de rob¨®tica extranjera que trabaja tambi¨¦n con drones instalada en Dar es Salaam, una de las ciudades m¨¢s importantes del pa¨ªs.
La universidad comenz¨® a mapear en agosto 2016 la isla de Unguja y ya ha completado un 80%
Aunque su objetivo es la educaci¨®n de los j¨®venes, no se pierde de vista la contribuci¨®n al desarrollo y la mejora de vidas de comunidades a trav¨¦s de esta tecnolog¨ªa, tan estigmatizada hasta hace muy poco. ¡°A¨²n se ven como aparatos de guerra e incluso Kenia los prohibi¨® un tiempo, pero est¨¢ demostrando que los drones tiene un papel fundamental, como en este caso¡±, subraya Rovira.
Por esta mala fama, es fundamental tener en cuenta a los vecinos cuando se disponen a mapear una zona. ¡°El COLA les env¨ªa una carta para que sepan que vamos, y cuando llegamos, saludamos a los l¨ªderes comunitarios e invitamos a todo el mundo a venir a ver nuestro trabajo¡±, cuenta Yussuf durante otro d¨ªa de mapeo. ¡°Damos una breve explicaci¨®n de lo que hacemos, un primer paso para que luego siga indagando por su cuenta el que est¨¦ interesado¡±
Todos los actores del proyecto se comunican a diario por un grupo de Whatsapp, pero son los universitarios quienes quedan casi cada d¨ªa para peinarse la isla, incluso los fines de semana. El s¨¢bado siguiente a la visita a Kizimkazi se re¨²nen Mohamed, Khaairat y Yusuf, y se van en el coche de este ¨²ltimo a otro punto de la isla. Un campo de futbol es su centro de operaciones. ¡°Necesitamos espacios abiertos y sin ¨¢rboles para los despegues y aterrizajes, los buscamos en Internet antes de salir¡±, explica Yusuf. A pocos minutos de la llegada del equipo, ni?os y adultos salen, curiosos, a verles manejar el dron como de costumbre. El equipo programa, vuela y registra. Horas m¨¢s tarde y con la lluvia pis¨¢ndoles los talones, se van como vinieron y ponen rumbo a la universidad. Han completado otra casilla del mapa. El ¨¦xito de la misi¨®n ya est¨¢ muy cerca.
Art¨ªculo publicado en colaboraci¨®n con la UN Foundation.
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