Las manos que ayudan a andar
Voluntarios espa?oles rehabilitan a discapacitados en un centro marroqu¨ª
Son las nueve de la ma?ana en la ciudad de marroqu¨ª de Azr¨². El fr¨ªo es intenso por la cercan¨ªa de las monta?as del Atlas Medio, que llegan a alcanzar los 2.000 metros de altitud. A este municipio a unos 200 kil¨®metros al sudeste de la capital, Rabat, comienzan a llegar furgonetas que traen gente de las aldeas cercanas. En media hora empiezan las actividades y las consultas.
Hoy es un d¨ªa especial y los pasillos del centro de discapacitados est¨¢n abarrotados. La noticia de que ha llegado un pod¨®logo espa?ol para evaluar los casos susceptibles de ser operados ha viajado de boca en boca por toda la comarca, y los padres de los desahuciados han visto una esperanza para poner fin al padecer de sus hijos.
El centro Provincial de Personas con Discapacidad de Azr¨² fue construido y equipado por el Estado marroqu¨ª, en colaboraci¨®n con el gobierno local y la Universidad de Al Akhawayn. En enero del a?o pasado, la ONG Felicidad sin Fronteras se hizo con la gesti¨®n del centro. Si se eligi¨® esta localidad fue por la gran cantidad de discapacitados que existen en la zona.
El problema entronca con cuestiones culturales. En muchos casos son malformaciones derivadas de la consanguineidad. En la regi¨®n del Atlas Medio, los matrimonios entre familiares son una pr¨¢ctica habitual. Algunos casos no son detectados a edad temprana porque los padres de familias numerosas est¨¢n tan ocupados en trabajar que no pueden atender a los chavales. Estos pasan parte de los primeros a?os en compa?¨ªa de sus hermanos o en las espaldas de sus madres acompa?¨¢ndolas en las tareas diarias. De esta forma, los ni?os alcanzan la edad de cinco o seis a?os con problemas tan profundos que son dif¨ªcilmente reconducibles.
La otra causa principal son las complicaciones en el embarazo o en el parto, evitables con un sistema sanitario capaz de ofrecer respuestas r¨¢pidas. Por ejemplo , los hijos de gestantes diab¨¦ticas tienen un di¨¢metro biacromial mayor, pudiendo quedar atascados en el canal del parto. Los m¨¦dicos especializados realizan una serie de maniobras para sacar al ni?o, pero si estas no se realizan de forma diligente y r¨¢pida, pueden ocasionar secuelas, entre ellas una par¨¢lisis en el brazo de los reci¨¦n nacidos. Dicha complicaci¨®n requiere una rehabilitaci¨®n adecuada desde edades tempranas, algo inaccesible para los marroqu¨ªes sin recursos. Se dan tambi¨¦n muchos casos de pies equinovaros, que pueden proceder de problemas gen¨¦ticos o por falta de l¨ªquido amni¨®tico durante el embarazo.
Ser discapacitado en Marruecos tiene dificultades a?adidas, y no solo por la falta de adaptaci¨®n de los servicios y las administraciones. La falta de sensibilizaci¨®n es preocupante, hasta tal punto que muchas familias esconden a sus hijos por verg¨¹enza. ¡°Se hace m¨¢s dif¨ªcil ayudarles porque no tenemos estad¨ªsticas, en Marruecos no existe un espacio para ellos¡±, apunta Abderrahim El Jirari, el presidente de la ONG. El Jirari es un tipo tranquilo que lamenta esta problem¨¢tica cultural, ¡°Intentamos integrarles y sabemos de casos que al enterarse de nuestra existencia, han sacado a sus hijos a la calle con la esperanza de encontrar nuestra ayuda. Cuando no podemos mejorar sus condiciones de vida realizamos acciones de integraci¨®n. Les intentamos hacer sentir parte de la comunidad¡±.
En el centro se ofrecen sesiones de rehabilitaci¨®n f¨ªsica, podolog¨ªa, inform¨¢tica, estimulaci¨®n sensorial y cognitiva para ni?os con autismo
La sanidad es uno de los sectores m¨¢s marginados en el pa¨ªs norteafricano. Los datos hablan de un presupuesto del 2% del PIB. Es decir, unos 1.600 millones de euros, un 6% del gasto p¨²blico total que ya ha sido superado por el gasto en el sector de la sanidad privada. En comparaci¨®n, en Espa?a el presupuesto de Sanidad super¨® los 68.000 millones de Euros,?6,29% del PIB y un 14,5% del gasto p¨²blico. El centro de Azr¨² intenta paliar las carencias del sistema. ¡°La gente acude porque sabe que les vamos a atender. Y todo lo hacemos gratuitamente", comenta El Jirari. La sanidad p¨²blica cubre todas las especialidades, pero muchas no se tratan cerca del lugar de residencia del paciente. ¡°Para un paciente cr¨®nico de los que tratamos aqu¨ª, es impensable costearse ni siquiera el viaje a Mekn¨¦s o Rabat para ver a un especialista¡±, comenta Cristina, una voluntaria del centro.
En el centro se ofrecen sesiones de rehabilitaci¨®n f¨ªsica, podolog¨ªa, inform¨¢tica, estimulaci¨®n sensorial y cognitiva para ni?os con autismo. Tambi¨¦n hay consulta de medicina general, a la que acude puntualmente un m¨¦dico voluntario del Hospital Regional de Azrou, e incluso talleres de pintura, artesan¨ªa y costura. Hay un aula que se destina a guarder¨ªa, donde voluntarias locales dan clases b¨¢sicas de aprendizaje de lunes a viernes a los m¨¢s peque?os mientras reciben tratamiento. Recientemente se ha equipado una sala de odontolog¨ªa. Los pacientes, cuyas edades oscilan entre los cuatro y los treinta a?os, vienen dos o tres d¨ªas por semana.
Atienden casos de todo tipo, d¨¦ficits tanto motores como cognitivos, problemas de conducta, hiperactividad, autismo, s¨ªndrome de Down, par¨¢lisis cerebral, tetraparesia, lesiones musculares, pies equinovaros¡
El Jirari gestiona el centro a caballo entre Madrid y Azr¨². La falta de profesionales marroqu¨ªes en el campo de la discapacidad le llev¨® a formar un equipo con voluntarios locales y extranjeros. Desde la ONG realizan un programa de voluntariado y tienen un convenio con la Universidad de Alcal¨¢ de Henares para que los estudiantes puedan hacer aqu¨ª sus pr¨¢cticas convalidadas. El resto de voluntarios son profesionales de distintos ¨¢mbitos de la medicina que adem¨¢s de aportar su trabajo, colaboran pagando una peque?a cantidad para los gastos que genera su estancia en el centro.
Los voluntarios cubren periodos m¨ªnimos de dos semanas, excepto Eva Montero, fisioterapeuta, y Cristina Morgades, terapeuta ocupacional, que coordinan el proyecto desde hace un a?o. Ahora se termina su periodo de voluntariado y deben regresar a Espa?a. "En este tipo de pacientes la evoluci¨®n es muy lenta, porque hay discapacidades muy severas, pero en este a?o hemos podido evaluar que muchos casos van mejorando. En otros casos se requieren especialistas que no tenemos, pero al menos hemos conseguido que no vayan a peor", se felicitan.
La necesidad actual del centro es encontrar personas especializadas en los campos de la discapacidad. ¡°No tenemos la capacidad de contratar gente, s¨®lo nos queda la acci¨®n voluntaria. Y es dif¨ªcil sensibilizar a los gobiernos para ayudar a una comunidad marginada¡± se lamenta el presidente de la ONG. Al menos s?¨ª han conseguido int¨¦rpretes para comunicarse con los pacientes y dar clases de ¨¢rabe a los voluntarios, que trabajan altruistamente.
Los esfuerzos est¨¢n centrados en la nueva campa?a de cirug¨ªa, en colaboraci¨®n con el hospital de la regi¨®n. El cirujano pod¨®logo Eduardo Sim¨®n P¨¦rez eval¨²a los casos de los pacientes. Para ser operados se ha tenido en cuenta la implicaci¨®n de las familias para ver si se responsabilizar¨¢n en seguir las pautas de los postoperatorios. Muchos de los que han acudido a las valoraciones tienen patolog¨ªas complejas que requieren intervenciones en todo su aparato locomotor, y una simple operaci¨®n del pie apenas supondr¨ªa una mejor¨ªa.
La necesidad actual del centro es encontrar personas especializadas en los campos de la discapacidad. "No tenemos la capacidad de contratar gente, s¨®lo nos queda el voluntariado"
A algunas madres ya se les ha informado en los d¨ªas previos que sus hijos no cumplen los criterios para ser operados, a¨²n as¨ª acuden a las valoraciones con la esperanza de un cambio de opini¨®n por parte del cirujano. Los traductores se encargan de dar la mala noticia con todo lujo de detalles sobre las razones.
Tras dos d¨ªas de consulta y valorar m¨¢s de 40 casos, se han seleccionado 14. Entre ellos est¨¢n los hermanos Azouggagh. Los dos est¨¢n afectados de pies equinovaros, aunque eso no les impide jugar al futbol. Los dos se forman como electricistas. Su madre trabaja en una cafeter¨ªa en Azr¨² y su padre es agricultor. Said, el mayor, hace teatro y al peque?o, Hamza, le gusta cocinar. Said piensa que la operaci¨®n cambiar¨¢ su vida por completo. Entre los que pasar¨¢n por quir¨®fano tambi¨¦n est¨¢ Achraf, de 13 a?os, a quien la tetraparesia que afecta a sus pies y manos no le detiene. Escribe con los pu?os y practica karate. El objetivo de las intervenciones ser¨¢ corregir el posicionamiento de los pies para mejorar la vida del paciente, no s¨®lo en un aspecto biomec¨¢nico, sino tambi¨¦n a nivel social.
A las tres de la tarde del domingo se ha citado a los familiares de los pacientes que ser¨¢n operados. Se arremolinan a la entrada con serenidad. Otro joven, tambi¨¦n llamado Said, se presenta en un perfecto espa?ol trabajado durante sus a?os de pintor en Alicante. Est¨¢ en Marruecos para visitar a su hermana, pero hoy ha venido acompa?ando a su sobrina. La sonrisa le ilumina la cara cuando se entera que los m¨¦dicos que la van a operar son espa?oles. ¡°Le tengo que hacer entender lo afortunada que son. En Marruecos muchos m¨¦dicos te derivan a sus cl¨ªnicas privadas para operarte: si no tienes dinero no hay posibilidades. Los m¨¦dicos buenos se van a trabajar fuera y las ¨¦lites se van a operar a Francia", comenta.
Las familias se juntan en el comedor, hoy improvisada sala de reuniones. El doctor Sim¨®n les muestra con un audiovisual los ¨¦xitos de campa?as similares realizadas en otros pa¨ªses y les explica el proceso de la cirug¨ªa. Les advierte de que el ¨¦xito de la operaci¨®n depende mucho de su compromiso a la hora de realizarse a las curas y acudir a rehabilitaci¨®n. Es la parte que m¨¢s le preocupa, porque no depende de su equipo. La falta de higiene puede resultar fatal en un postoperatorio.
Tras la explicaci¨®n, decenas de preguntas. Aicha se revuelve, preocupada. Vive sola y no sabe qui¨¦n le va a poder realizar las curas. La madre de Ibrahim, un ni?o con hemiplejia, pregunta si despu¨¦s de la cirug¨ªa tendr¨¢ que seguir acudiendo a su m¨¦dico ¡°del cerebro¡±. Y la madre de uno de los m¨¢s peque?os quiere saber si la enfermedad de su hijo es culpa del padre o de la madre. Los m¨¦dicos intentan resolver las dudas. Despu¨¦s, el director del centro toma la palabra para agradecer a los voluntarios su labor y la dedicaci¨®n demostrada durante este a?o. ¡°Los voluntarios son ¨¢ngeles humanos¡±, dice. Los abraza uno a uno y pide a los pacientes un fuerte aplauso para ellos.
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