Reconstituyentes y robots asesinos: un relato sobre el peligro de salir de noche
"Decid¨ª poner a prueba la tendencia del ocio nocturno el pasado viernes. Todo est¨¢ oscur¨ªsimo. Tropec¨¦ unas diecisiete veces y casi me atropellan otras cuatro."
La?periodista Delia Rodr¨ªguez dice que puedes borrar el primer p¨¢rrafo de cualquier art¨ªculo y que el texto no solo no pierde nada, sino que adem¨¢s mejora. Yo no estoy de acuerdo.
Pero yo ven¨ªa por otra cosa: quer¨ªa alertar a los lectores acerca de una nueva e irracional moda juvenil. Resulta que ahora se lleva salir por las noches, a pesar de los peligros que tal cosa trae consigo.
Como siempre estoy pensando en mis lectores (en los tres), decid¨ª poner a prueba esta tendencia el pasado viernes, poniendo en riesgo mi vida. Y es que todo est¨¢ oscur¨ªsimo. Tropec¨¦ unas diecisiete veces y casi me atropellan otras cuatro.
¡ª?El sem¨¢foro est¨¢ en rojo! -Me grit¨® un conductor, despu¨¦s de pasarme por encima de los dedos de los pies.
¡ª?C¨®mo quieres que lo sepa? ?Es de noche! ?No se ve! ?Piensa un poco, haz el favor!
No tuve m¨¢s remedio que entrar en un bar y tomarme un reconstituyente para recuperarme. O tres. Quiz¨¢s fueron cuatro. No recuerdo. Hab¨ªa mucho que reconstituir.
Ah¨ª pude comprobar que no se trataba solo de rumores: era cierto que hab¨ªa gente que sal¨ªa despu¨¦s del anochecer. Incluso toqu¨¦ a varias personas para asegurarme de que no eran hologramas, motivo por el que me echaron del local mientras gritaba: "?Un momento! ?Tengo que abrirlos! ?Igual son robots! ?Robots asesinos!".
Ese es otro claro peligro de salir por la noche: que a uno lo confundan con un robot asesino y lo abran en canal.
Segu¨ª yendo de bar en bar, con la intenci¨®n no solo de seguir reconstituy¨¦ndome, sino tambi¨¦n de recabar informaci¨®n sobre aquella nueva moda gracias a la colaboraci¨®n de camareros, camareras y clientes. Estas fueron algunas de las respuestas que obtuve:
¡ª?Se encuentra usted bien?
¡ªNo entiendo nada de lo que dice. Comprendo las palabras por separado, pero no s¨¦ qu¨¦ significan cuando las junta en la misma frase.
¡ªCreo que ya ha bebido demasiado.
¡ªNo deber¨ªa comerse la servilleta.
¡ª?Su¨¦lteme el brazo, haga el favor!
Segu¨ªa sin entender aquella situaci¨®n tan absurda. ?No era m¨¢s l¨®gico quedar para irse de copas a primera hora de la ma?ana? Tampoco hace falta madrugar, pero parece m¨¢s l¨®gico quedar antes de mediod¨ªa y as¨ª aprovechar que hay luz y no hace tanto fr¨ªo. Para ayudarme a reflexionar, ped¨ª unos reconstituyentes peque?itos. Chupetes, creo que los llaman. No s¨¦, no conozco la jerga juvenil.
¡ª?Pero cu¨¢ndo dorm¨ªs? -Le pregunt¨¦ a un grupo de jovenzuelos.
¡ªCuando volvemos a casa.
¡ª?Dormir de d¨ªa! ?Eso es absurdo! ?Vivimos en el mundo al rev¨¦s? ?Voy a dar las buenas noches por la ma?ana porque es el mundo al rev¨¦s! ?Hablo por las orejas! ?Llevo los zapatos en las manos! No, en serio, llevo los zapatos en las manos. ?He salido de casa as¨ª?
¡ªMira, ya est¨¢ bien -me grit¨® una camarera-, ?te he dicho que no molestes a los clientes! ?Fuera! ?Largo!
Me fui haciendo el pino, mientras gritaba que est¨¢bamos inmersos en la peor crisis de la civilizaci¨®n occidental, ya que nos empe?¨¢bamos en jugar a ser Dios y en quebrantar todas las leyes de la naturaleza. A?ad¨ª que aquello de salir por las noches era una insensatez peligros¨ªsima y que el gobierno deb¨ªa intervenir declarando el toque de queda y sacando los tanques a la calle antes de que m¨¢s j¨®venes murieran atropellados. Y conclu¨ª: "Se me da bien esto de hacer el pino".
Despert¨¦ en el hospital con la cabeza vendada. Ped¨ª un reconstituyente, pero me sirvieron un vaso de un extra?o l¨ªquido transparente que no sab¨ªa ni ol¨ªa a nada.
¡ª?Que alguien me acerque un tel¨¦fono! -Grit¨¦-. ?Tengo que hablar con el presidente!
Dado que no me s¨¦ el n¨²mero de Moncloa, fui llamando a tel¨¦fonos al azar. Despu¨¦s de unos cuarenta o cincuenta "?p¨®ngame con Mariano!" di con un Mariano que no era el Mariano que buscaba, pero que result¨® ser un tipo muy majo. Me ha invitado a comer la semana que viene. Dice que hace un arroz buen¨ªsimo.
Una enfermera quiso quitarme el tel¨¦fono, pero pude huir y llev¨¢rmelo a la azotea, desde donde estoy dictando este texto con la esperanza de cambiar el mundo una vez m¨¢s. La pluma es m¨¢s fuerte que OIGA, ?QU? HACE? SUELTE EL TEL?FONO, A?N NO HE TERMINADO, ?NO! ?EN LOS OJOS NO!
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