Polvo de estrellas 'made in Spain'
EL OTRO D?A estuve viendo una m¨¢quina que estudia el polvo de las estrellas. En un alarde de literalidad se llama justamente as¨ª, Stardust, y no s¨®lo es un artefacto ¨²nico en el mundo, sino que es un proyecto espa?ol. Jos¨¦ ?ngel Mart¨ªn-Gago, un f¨ªsico de materiales especializado en superficies a nivel at¨®mico, y Jos¨¦ Cernicharo, un astr¨®nomo que busca mol¨¦culas en el espacio, ganaron en 2013, junto a la astrof¨ªsica Christine Joblin, una subvenci¨®n muy importante del European Research Council (ERC). Se presentaron 450 proyectos de toda la UE y se aprobaron tan s¨®lo 14, entre ellos el de Polvo de estrellas. Durante seis a?os, Gago y m¨¢s de 100 colaboradores usar¨¢n los 15 millones de euros que da el ERC para poner en pie su m¨¢quina. Llevan dos a?os construy¨¦ndola; hace un mes comenz¨® a trabajar en su primera fase; dentro de medio a?o estar¨¢ totalmente operativa. Utilizan datos de los observatorios ALMA del desierto de Atacama (Chile), pero piensan abrirse a toda la comunidad internacional. ¡°Es muy vers¨¢til¡±, dicen con orgullo de madres reci¨¦n paridas contemplando al bicho.
Nos encontramos en el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid, unas dependencias que el CSIC tiene en la Universidad Aut¨®noma. En el laboratorio en donde est¨¢ naciendo Stardust hay otros cacharros, como un microscopio de efecto t¨²nel, un trasto alucinante capaz de ver y de manipular los ¨¢tomos. Stardust es un artilugio irregular y alargado con cierto aspecto de artr¨®podo. Ahora mide unos siete metros de longitud; terminado, tendr¨¢ nueve y una rama vertical de dos metros de altura. Su pinta no es muy impresionante, la verdad; sobre todo si tenemos en cuenta que est¨¢ recubierto de papel de aluminio, todo arrugado y puesto con menos cuidado que el que emplean las peluqueras para taparte la cabeza cuando te ti?en. La utilidad del papel es la misma que en la peluquer¨ªa: mantener el calor. Tambi¨¦n el microscopio de t¨²nel lleva una caperuza de papel de plata engurru?ado, lo cual confiere a estos maravillosos aparatos un aire de humildes cachivaches que me resulta delicioso. Ya hab¨ªa observado en visitas a otros centros de alto nivel cient¨ªfico esa misma falta de pretensi¨®n y el aparente desorden de los laboratorios, con cables sujetos provisionalmente con una goma de pelo junto a aparatos car¨ªsimos. Supongo que la verdadera ciencia se hace as¨ª, es algo vivo, consiste en recorrer caminos que no se han recorrido antes, solucionar problemas nuevos. La ingeniosa chapuza de hoy para arreglar un fallo quiz¨¢ se convierta en un valioso desarrollo t¨¦cnico ma?ana.
Hay algo org¨¢nico en esta Stardust que se estira varios metros por el laboratorio como un insecto palo.
Hay algo org¨¢nico en esta Stardust que se estira varios metros por el laboratorio como un insecto palo. Dentro de su cuerpo tubular se estudia el polvo infinitesimal que desprenden las gigantes rojas al morir; c¨®mo ese polvo recorre la vastedad intergal¨¢ctica y c¨®mo esas part¨ªculas interact¨²an qu¨ªmicamente con otras hasta crear mol¨¦cu?las (la nanociencia es la nueva alquimia, porque se centra en las transformaciones qu¨ªmicas). Hay mol¨¦cu?las muy raras en el espacio, dice Mart¨ªn-Gago, y este maquin¨®n nos va a permitir comprender c¨®mo se forman. Este maquin¨®n es, digamos, un fragmento de universo atrapado en un tubo.
De modo que tambi¨¦n en Espa?a, pese a la falta de inversi¨®n en I+D y a la poca importancia que le damos a la ciencia, hay investigadores y proyectos de primer¨ªsima categor¨ªa. Eso s¨ª, aqu¨ª todo cuesta mucho m¨¢s trabajo, y no s¨®lo ya por la falta de fondos, sino por una burocracia marciana. Aunque el dinero europeo es del proyecto Nanocosmos, lo gestiona el CSIC. Si se rompe un ordenador, tardan cuatro meses en reponerlo. Toda compra mayor de 18.000 euros ha de salir a concurso, lo cual implica nuevos retrasos y adem¨¢s por lo general la adquisici¨®n de la oferta m¨¢s barata, aunque no sea la que precisan: ¡°Necesit¨¢bamos una determinada bomba de vac¨ªo y hemos tenido que comprar otra que no tiene las mismas prestaciones¡±. Todo requiere una monta?a de papeles: ¡°Los alemanes se pasman de que no tengamos una tarjeta de cr¨¦dito¡±. Y, tras los seis a?os del proyecto, ?qu¨¦ pasar¨¢ con Stardust? Quiz¨¢ la dejemos arrumbada en un s¨®tano, por falta de fondos. S¨ª, es dif¨ªcil ser cient¨ªfico en Espa?a.
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