Ozwald Boateng, el sastre revolucionario de Savile Row
CUANDO TEN?A cinco a?os, Ozwald Boateng deb¨ªa asistir a una gran fiesta para la que su madre encarg¨® un traje cruzado a medida de color morado. Aunque d¨¦cadas despu¨¦s, convertido ya en sastre, hab¨ªa olvidado el episodio, Boateng descubri¨® que estaba dise?ando prendas muy similares a aquella. ¡°Mi madre se puso a rebuscar entre fotos antiguas y cuando me ense?¨® una m¨ªa con ese traje no daba cr¨¦dito. Estoy convencido de que la vida te va mandando se?ales desde el principio, pero a veces sencillamente no las ves¡±. Hoy, con 50 a?os reci¨¦n cumplidos, Boateng es uno de los nombres consagrados de Savile Row, la gran calle de los sastres de Londres. El encuentro con El Pa¨ªs Semanal tiene lugar en su tienda del n¨²mero 30, un local de m¨¢s de 550 metros cuadrados proyectado por el arquitecto David Adjaye hace 10 a?os. Los trajes y camisas de Boateng relucen casi como joyas; la voz de Bob Marley suena en los altavoces y cuelgan de las paredes fotograf¨ªas del nigeriano George Osodi. En el piso de abajo, donde se ubica el taller, bobinas de tela de colores opulentos ¨Ccon nombres como ciruela o azul Bahamas¨C aguardan su metamorfosis en traje. Boateng viste su imponente presencia con uno de tweed verde bosque.
De padres ghaneses, Boateng creci¨® en un barrio obrero del norte de Londres. Iba para programador inform¨¢tico, pero le apasionaba la ropa y dibujaba sin parar. Animado por su novia de entonces, y sirvi¨¦ndose de la m¨¢quina de coser de su madre, manufactur¨® su primera colecci¨®n nada m¨¢s aterrizar en la universidad. ¡°Me sorprendi¨® mucho que la gente quisiera comprar mis prendas¡±, recuerda. Boateng abandon¨® los ordenadores y un d¨ªa, con apenas 19 a?os, se acerc¨® a curiosear por Savile Row, aunque la consideraba un reducto del pasado. ¡°La primera tienda en la que me par¨¦ era la de un sastre muy famoso que se llamaba Tommy Nutter; hac¨ªa ropa para The Beatles, The Rolling Stones¡ Tommy me pregunt¨® por mi traje y le contest¨¦ muy orgulloso que lo hab¨ªa hecho yo. ?l me invit¨® a entrar y me ense?¨® la t¨¦cnica tradicional. Conocerle fue toda una inspiraci¨®n, porque en mi mente, hasta entonces, los sastres eran unos se?ores muy aburridos que no estaban interesados en el dise?o. Decid¨ª que ten¨ªa que abrir en Savile Row, y tard¨¦ nueve a?os en conseguirlo¡±. Sucedi¨® en 1995. Su primer local, m¨¢s modesto, estaba en Vigo Street, cerca de su emplazamiento actual. Boateng no solo era el sastre m¨¢s joven de la zona, sino tambi¨¦n el ¨²nico de raza negra. Adem¨¢s, no ten¨ªa formaci¨®n oficial en la disciplina. Cualquiera podr¨ªa suponer que le result¨® dif¨ªcil encajar, pero fue todo lo contrario. ¡°Incluso antes de tener tienda aqu¨ª, siempre reivindiqu¨¦ la manufactura tradicional compar¨¢ndola con la costura, y mi primer desfile, en 1994, lo hice en calidad de sastre. Gracias a ello, un p¨²blico m¨¢s joven empez¨® a darse cuenta de que el hecho a medida era algo realmente cool. Cuando los dem¨¢s vieron que yo era bueno para el negocio decidieron que les ca¨ªa bien¡±, dice riendo.
Para el actor Paul Bettany, ¡°si no vas de Ozwald Boateng, no est¨¢s correctamente vestido¡±.
En sus tres d¨¦cadas largas de carrera, Boateng ha vestido a figuras de la pol¨ªtica, la empresa, la m¨²sica y el cine. El actor Paul Bettany ha llegado a decir que ¡°si no vas de Ozwald Boateng, no est¨¢s correctamente vestido¡±. Su secreto, asegura, est¨¢ en el corte, y tambi¨¦n en una cierta conexi¨®n que el cliente establece con la prenda: ¡°Me han contado un centenar de historias sobre c¨®mo mis trajes hacen sentir a la gente la primera vez que se los ponen¡±. Otra de sus caracter¨ªsticas distintivas es el uso atrevido del color; crom¨¢ticamente, pocos sastres han osado llegar tan lejos como ¨¦l. ¡°Durante mucho tiempo consider¨¦ el color como una herramienta m¨¢s para modernizar la sastrer¨ªa, pero con los a?os me he vuelto m¨¢s consciente de mi herencia cultural, y eso tambi¨¦n se refleja en el uso de tejidos tradicionales africanos¡±, se?ala. ¡°Los mezclo con materiales t¨ªpicos ingleses y de la combinaci¨®n de ambos mundos sale algo realmente ¨²nico que es la base de la visi¨®n que tengo ahora mismo para mi firma¡±.
Boateng es uno de los dise?adores incluidos por el Fashion Institute of Technology (FIT) neoyorquino en la exposici¨®n Black Fashion Designers, que hasta el 16 de mayo re¨²ne el trabajo de 60 creadores de origen africano que el museo considera que han sido infravalorados por la industria. El brit¨¢nico comprende la importancia de una muestra as¨ª, pero nunca se ha sentido relegado. ¡°Siempre tuve las puertas abiertas¡±, asegura. ¡°Tal vez fuera el momento. En la moda inglesa de principios de los ochenta, ser distinto y parecer distinto era la norma m¨¢s que la excepci¨®n¡±. Su ciudad le ha marcado como dise?ador: ¡°En esa ¨¦poca hubo una explosi¨®n de creatividad, sent¨ªas que pod¨ªas hacer cualquier cosa. Adem¨¢s, Londres es un crisol cultural. Yo sol¨ªa vivir en Notting Hill, un ¨¢rea famosa por su diversidad, y ve¨ªa a multitud de dise?adores famosos como [Jean Paul] Gaultier buscando inspiraci¨®n all¨ª. Londres me empuj¨® a ser valiente como creador¡±.
Las puertas de Par¨ªs fueron las siguientes en abrirse: en 2003 fue nombrado director creativo de la l¨ªnea mascu?lina de Givenchy. Aunque solo hay una firma por la que hoy se dejar¨ªa tentar de nuevo (y aunque no lo verbaliza, sin duda est¨¢ pensando en Armani, su gran referente), evoca sus tres a?os en la maison francesa como una ¨¦poca muy gratificante: ¡°Fue una experiencia fant¨¢stica. Recuerdo el momento en el que conoc¨ª a Bernard Arnault [presidente de LVMH, el conglomerado de empresas del lujo al que pertenece la firma]. Le dije: ¡®Ahora que tengo el trabajo, creo que deber¨ªa hacerle un traje¡¯. Y en ese mismo instante le tom¨¦ medidas¡±.
¡°Aunque quiero abrir locales en Nueva York y Los ?ngeles, mi plan pasa por usar las tiendas como sat¨¦lites de la venta ¡®online¡±.
Al llegar a la casa, realiz¨® un sorprendente cortometraje de animaci¨®n. No fue un caso aislado. Desde la invitaci¨®n para su primer desfile en 1994, que envi¨® en cintas VHS, ha dirigido numerosos cortos mucho antes de la popularizaci¨®n de los fashion films. Su pasi¨®n por el cine es genuina, y no descarta seguir los pasos de Tom Ford en el futuro: ¡°Creo que mi primer filme ser¨¢ un documental centrado en ?frica que me encantar¨ªa abordar este a?o, y tambi¨¦n tengo una idea para un largometraje de bajo presupuesto¡±. En realidad, Boateng estren¨® su primera pel¨ªcula en 2012, pero como protagonista: entre 1998 y 2010, el director Varon Bonicos lo sigui¨® a todas partes y el resultado fue A Man¡¯s Story, un documental donde el costurero se expuso hasta los tu¨¦tanos. ¡°Se supon¨ªa que solo iba a grabar durante seis meses y acab¨® qued¨¢ndose 12 a?os¡±, recuerda. ¡°Yo ya ni lo ve¨ªa, y todos mis amigos estaban c¨®modos con ¨¦l. Por eso fue capaz de captar tantas cosas¡±.
Boateng se define como ¡°un gran optimista¡±, pero en su trayectoria vital y profesional ha habido altos y bajos. Entre los primeros, el premio al mejor dise?ador masculino en los British Fashion Awards en 2000; el t¨ªtulo de Oficial de la Orden del Imperio Brit¨¢nico, que recibi¨® en 2006; o la creaci¨®n, ese mismo a?o, de su fundaci¨®n, Made in Africa, para asesorar a Gobiernos africanos en infraestructuras o innovaci¨®n. Pero tambi¨¦n se ha divorciado dos veces y ha estado en bancarrota, y aunque hace pocos a?os anunci¨® una ambiciosa expansi¨®n de su firma, esta a¨²n no se ha materializado. ¡°Pensaba que aumentar el n¨²mero de tiendas era la clave¡±, admite. ¡°Pero el mundo est¨¢ cambiando mucho y ha habido una revoluci¨®n digital. Aunque a¨²n quiero abrir en Nueva York y Los ?ngeles, el plan ahora pasa por usar las tiendas como sat¨¦lites de la venta online, y estoy hablando sobre ello con compa?¨ªas muy interesantes. Me fascina, por ejemplo, lo que ha logrado Farfetch. Es gracioso, empec¨¦ estudiando la tecnolog¨ªa y, despu¨¦s de un largo camino, puede que los dos mundos acaben encontr¨¢ndose. Tal vez se trataba de otra se?al¡±.
El Londres de Ozwald Boateng
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