Las mil y una vidas de la camisa
EL GUR? de la elegancia Hardy Amies escribi¨® en 1964: ¡°La camisa es la prenda m¨¢s importante de la indumentaria masculina despu¨¦s del traje¡±. Pero aquellos eran otros tiempos. En el siglo XXI no todos los hombres visten terno. Incluso hay algunos que no tienen ninguno en el armario, o que apenas lo usan. Sin embargo, todos tienen una buena camisa. Formal o informal. Recta o entallada. Blanca, estampada, de cuadros. De cuello abierto o con botones. De algod¨®n, de franela. Para llevar con corbata, con pajarita y esmoquin o suelta, por fuera del pantal¨®n. Consolidada como el m¨ªnimo com¨²n denominador del atuendo masculino, esta prenda universal vive tiempos de auge y redefinici¨®n. Hoy, los nuevos enfoques empresariales conviven con rituales centenarios. Mientras tanto, los ojales bordados a mano alternan con el dise?o conceptual y la inmediatez de la venta online. Los cuatro proyectos espa?oles que aparecen en las siguientes p¨¢ginas representan otras tantas formas de aproximarse a un producto a la vez sencillo y complejo. Una dualidad, parad¨®jicamente, que constituye el mejor retrato de los tiempos que corren.
La guayabera del presidente Santos
Baruc coraz¨®n. Baruc/
El pasado 26 de septiembre, Baruc Coraz¨®n recibi¨® un whatsapp de un amigo avis¨¢ndole de que, en la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC, el presidente Juan Manuel Santos vest¨ªa una guayabera creada por ¨¦l. ¡°La prenda le lleg¨® porque alguien debi¨® regal¨¢rsela. Fue una sorpresa, porque Colombia es el pa¨ªs de las guayaberas¡±. Aunque involuntario, el gesto del pol¨ªtico ven¨ªa a revalidar la trayectoria de un dise?ador que ha dedicado la ¨²ltima d¨¦cada a explorar los l¨ªmites de la moda. ¡°Con el nuevo siglo me di cuenta de que el mundo hab¨ªa cambiado, pero la moda segu¨ªa igual¡±, explica este madrile?o que antes trabaj¨® con Jes¨²s del Pozo y Missoni.
"Un buen dise?o tiene que serlo para todo el mundo, y para siempre¡±. .
¡°En lugar de hacer una firma con colecciones y temporadas al uso, decid¨ª apostar por una prenda atemporal y unisex. Un buen dise?o tiene que serlo para todo el mundo, y para siempre¡±. La soluci¨®n a su indagaci¨®n fue la camisa ¨C¡°la prenda m¨¢s universal, porque la llevan hombres y mujeres en todo el mundo¡±¨C, a la que someti¨® a una exhaustiva revisi¨®n para modificar aquellos aspectos que consideraba obsoletos: su camisa tiene un cuello que recuerda al estilo Mao, pero es m¨¢s elevado, con trabillas que lo mantienen r¨ªgido, y ojales. Los botones frontales est¨¢n ocultos por una tira de tejido (¡°la corbata deber¨ªa ocultarlos, pero ya no la utilizamos¡±) y los materiales son siempre naturales: algod¨®n y lino org¨¢nico.
Aquella primera creaci¨®n, presentada en 2006, ha dado paso a variaciones como la kurta y el caft¨¢n, inspirados en las camisas t¨ªpicas de Asia y el norte de ?frica, y la guayabera, que tambi¨¦n funciona como sobrecamisa. Nada m¨¢s. El repertorio de Baruc consiste en pocas f¨®rmulas depuradas capaces de atraer a una clientela cosmopolita que acude a su tienda online y a su showroom madrile?o. ¡°No se trata de hacer muchas prendas para vender en un mercado local, sino de apostar por una sola para vender en todo el mundo¡±, concluye.
?Vestir a los nuevos ¡®gentlemen¡¯
Carmen ?lvarez Olave. Camiser¨ªa Burgos/
Ahora que la industria ha redescubierto el valor de la artesan¨ªa, quienes llevan d¨¦cadas jugando en esa liga reivindican su estatus de veteranos. La Camiser¨ªa Burgos se inaugur¨® en 1906 en la madrile?a calle de Cedaceros. Su fundador, Juli¨¢n Burgos, quiso crear un negocio al modo brit¨¢nico: import¨® de Londres no solo el mobiliario, sino tambi¨¦n una metodolog¨ªa que no exist¨ªa en el Madrid de principios de siglo. Hoy este negocio centenario conserva sus muebles intactos y sigue siendo ¨²nico en su especie: una empresa familiar cuyo fuerte es confeccionar camisas artesanales a medida.
Carmen ?lvarez Olave dirige el negocio desde 2009, cuando decidi¨® abandonar su carrera en el sector tecnol¨®gico para capitanear el negocio que su abuelo, Santiago Olave, hab¨ªa adquirido pocos a?os despu¨¦s de su fundaci¨®n. Ella es la incorporaci¨®n m¨¢s reciente de una compa?¨ªa cuyos empleados acumulan una antig¨¹edad de hasta cuatro d¨¦cadas. Francisco fue contratado como cortador en 1977. ¡°Todo sigue igual que en mi primer d¨ªa de trabajo, aunque ahora tenemos ordenadores¡±, bromea. ?l es quien toma las medidas al cliente ¨C11¨C, crea los patrones personalizados y corta el tejido para asegurarse de que todo encaja. Despu¨¦s llega el turno de las preparadoras (que ensamblan las piezas), las rematadoras (que se encargan de detalles tan delicados como bordar los ojales a mano) y las planchadoras. En total, nueve horas de trabajo por unidad y un plazo de espera de un mes. El precio de las camisas comienza en 200 euros y puede llegar hasta 400 si se emplean tejidos tan lujosos como el algod¨®n Sea Island. Las posibilidades de personalizaci¨®n son casi infinitas. Los empleados recuerdan los encargos m¨¢s peculiares, como la fusi¨®n de camisa y calzoncillo que emplean los directores de orquesta para mantener la prenda perfectamente ajustada en el momento m¨¢s ¨¢lgido de la sinfon¨ªa. Asegura ?lvarez Olave que sus clientes internacionales buscan acabados artesanales ¨Cy precios¨C ya extintos en otras capitales. Tambi¨¦n que, aunque atesoran una clientela fiel, su reto es hacer saber a las nuevas generaciones de gentlemen que en pleno centro de Madrid sobrevive una de las camiser¨ªas m¨¢s prestigiosas de Europa.
Ahuyentar la monoton¨ªa
Ricardo Fraguas. Mirto/
Sabes que el d¨ªa de mi boda llev¨¦ una camisa de Mirto?¡±. Ricardo Fraguas (Madrid, 1966) asegura haber perdido la cuenta de las veces que ha o¨ªdo esta frase. El director general de Mirto asume el reto de trazar el futuro de una firma fundada hace 60 a?os por su padre y que, para tres generaciones de espa?oles, es sin¨®nimo de camiser¨ªa industrial de calidad. ¡°Mi padre detect¨® una cierta monoton¨ªa en los dise?os y decidi¨® probar a ir m¨¢s all¨¢ del blanco y el azul, a viajar y a investigar¡±.
La consecuencia de aquello, hoy, es una compa?¨ªa que produce un mill¨®n de prendas al a?o. M¨¢s de la mitad de ellas son camisas, y todas se confeccionan en la sede de la empresa, una f¨¢brica ubicada a menos de 10 kil¨®metros de la Puerta del Sol, en el pol¨ªgono empresarial Juli¨¢n Camarillo. ¡°Cuando se construy¨® el edificio en los a?os setenta, el arquitecto lo dise?¨® con la idea de que en el futuro se le pudieran a?adir m¨¢s plantas¡±, dice Fraguas.
Es cierto que hoy es m¨¢s alto que el original, tambi¨¦n que, al igual que la empresa, ha crecido sin trompicones. Con una estructura cimentada en una red de puntos de venta multimarca y grandes almacenes, la fortaleza de Mirto no reside tanto en el uso del branding como en el producto: tejidos de calidad suministrados por proveedores internacionales, patrones realistas y una confecci¨®n precisa. Cada ejemplar est¨¢ compuesto por unas 18 piezas que se cortan, ensamblan y rematan en un proceso que comprende 80 operaciones distintas y que, si se hiciera de forma lineal, permitir¨ªa obtener una camisa cada 30 minutos. Fraguas defiende la importancia del proceso industrial. ¡°Las camisas se siguen haciendo como siempre, pero ahora tenemos m¨¢quinas que nos ayudan a mejorar¡±, explica. Solo as¨ª, subraya, se pueden obtener piezas homog¨¦neas y fiables, f¨¢ciles de encontrar, de comprar, de llevar y de conservar. Y solo as¨ª se puede sobrevivir durante 60 a?os.
Esp¨ªritu aventurero
Rub¨¦n fern¨¢ndez. Imiloa/
Durante los ochenta, el boom del denim sorprendi¨® a Rub¨¦n Fern¨¢ndez trasteando en la tienda de ropa que su abuelo ten¨ªa en Ponferrada. ¡°Siempre me llam¨® la atenci¨®n el mundo textil¡±, explica. Sin embargo, la moda no fue su primera vocaci¨®n. Fern¨¢ndez trabaj¨® como dise?ador gr¨¢fico, multimedia y fot¨®grafo hasta que, en la primavera de 2015, se plante¨® probar suerte en un sector distinto. ¡°Nunca me ha interesado demasiado la moda en el sentido creativo, sino como modelo de negocio. Al principio no ten¨ªa claro el producto que quer¨ªa hacer y me dediqu¨¦ a buscar una prenda que me gustara, utilizara a diario y cuyo dise?o no fuera excesivamente complicado¡±./
La soluci¨®n estaba en su propia historia: en las camisas vaqueras y de cuadros que lo hab¨ªan cautivado de peque?o. ¡°La prenda cumple los requisitos que buscaba y adem¨¢s es atemporal¡±, precisa. El siguiente paso fue buscar proveedores, que encontr¨® m¨¢s cerca de lo que esperaba: en Gij¨®n, donde reside. ¡°Trabajo con un peque?o taller familiar que lleva 40 a?os confeccionando con un equipo de 10 personas¡±, relata. ¡°Cuando les present¨¦ mi proyecto me dijeron que era una locura, pero estaban dispuestos a ayudarme¡±. Dicho y hecho: en septiembre de 2015 ya ten¨ªa en su almac¨¦n sus primeras 180 camisas. La segunda producci¨®n, en mayo de 2016, creci¨® hasta las 300 unidades. Un sistema de distribuci¨®n en tiendas multimarca y venta online ha hecho que la tercera tanda aumente hasta las 3.500./
Ante este volumen de producci¨®n, Fern¨¢ndez ha tenido que recurrir a f¨¢bricas de Portugal que complementen el trabajo, m¨¢s artesano, del taller gijon¨¦s. Su receta est¨¢ clara: camisas sport de corte relajado, con bolsillos frontales y corte recto cuyo precio oscila en torno a los 80 euros. El nombre de su firma, Imiloa, remite a Haw¨¢i y al esp¨ªritu cosmopolita de la generaci¨®n digital. Asegura Fern¨¢ndez que en este tiempo ha podido comprobar que la gran ventaja del p¨²blico masculino es que, si algo le gusta, repite./
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