El fracaso de todos
En la estiba, la sociedad es v¨ªctima de la incompetencia de su clase pol¨ªtica
La incapacidad del Gobierno para convalidar en el Congreso el decreto ley que liberaliza el mercado de la estiba en los puertos espa?oles es una demostraci¨®n inquietante que augura malos presagios para el futuro de la legislatura. El texto fue rechazado con 142 votos a favor y 175 en contra; la oposici¨®n vot¨® no y Ciudadanos cambi¨® a ¨²ltima hora su posici¨®n de apoyo a la de abstenci¨®n. La proclamada estabilidad del Gobierno de Rajoy est¨¢ en cuesti¨®n, en Espa?a y ahora en Europa. Con este precedente, aumentan las dudas de que el Ejecutivo sea capaz de reunir los apoyos necesarios para aprobar los Presupuestos. Y, desde luego, sit¨²a a la econom¨ªa ante el riesgo de pagar una sanci¨®n diaria muy elevada, de hasta 134.000 euros diarios, por incumplir la sentencia europea de 2014 que instaba a Espa?a a liberalizar el mercado de la estiba.
Para analizar este fracaso es obligado denunciar errores graves e inconsecuencias da?inas. La responsabilidad primera hay que imput¨¢rsela al Gobierno: sab¨ªa que para aprobar el decreto estaba obligado a presentar un acuerdo pactado con empresas y sindicatos para alejar del Parlamento cualquier atisbo de confrontaci¨®n social. No lo ha conseguido, porque abord¨® la negociaci¨®n cuando ya no contaba con mayor¨ªa absoluta y porque no logr¨® el respaldo t¨¢cito de PSOE y Ciudadanos; de contar con ¨¦l, los sindicatos quiz¨¢ hubieran aceptado un acuerdo.
Editoriales anteriores
A pesar de que la sentencia se conoce desde diciembre de 2014, el Gobierno ha demorado m¨¢s de lo debido su adaptaci¨®n legislativa, quiz¨¢ porque la perspectiva de elecciones a finales de 2015 desaconsejaba correr el riesgo de un conflicto social. La negociaci¨®n qued¨® para ¨²ltima hora, cuando ya la sanci¨®n acumulada superaba los 22 millones y con una t¨¢ctica negociadora discutible. Fomento hubiera debido involucrarse a fondo en la negociaci¨®n inmediatamente despu¨¦s del fracaso de las conversaciones entre empresas y sindicatos de estibadores. Tambi¨¦n se ha mostrado poco h¨¢bil al renunciar a negociaciones con Bruselas para articular un calendario razonable de aplicaci¨®n de la sentencia.
La oposici¨®n no ha perdonado estos errores, pero opt¨® por evadirse del problema. Ciudadanos cambi¨® su voto a ¨²ltima hora, con una decisi¨®n que oscila entre la torpeza y la revancha, porque facilit¨® a los sindicatos abandonar la negociaci¨®n; el PSOE se neg¨® a aceptar un decreto no pactado con las fuerzas sociales para evitar unos costes pol¨ªticos demasiado elevados en una fase de interinidad. Y Podemos aplic¨® su manual populista sin mayores reparos. Solo el PNV demostr¨® altura de miras, visi¨®n europea y esp¨ªritu constructivo.
El resultado de esta cadena de equivocaciones es p¨¦simo. Los sindicatos han reforzado sus posiciones en las negociaciones, que sin duda deben proseguir; la resoluci¨®n del conflicto ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil para los pr¨®ximos negociadores; el mercado de la estiba sigue en situaci¨®n de monopolio f¨¦rreamente controlado, con barreras de entrada para nuevos trabajadores y costes m¨¢s elevados que la media europea; hay un desprestigio evidente de la clase pol¨ªtica ante la UE; y habr¨¢ que pagar muy caro (a raz¨®n de 134.000 euros diarios) los errores de unos y la falta de implicaci¨®n de otros.
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