Recuperando el autob¨²s
Al marcar los l¨ªmites de lo decible, la censura, parad¨®jicamente, expone lo que niega
El lenguaje hiere: en ¨¦l se encuentra tambi¨¦n la posibilidad de la violencia. Por eso somos vulnerables a la palabra. El da?o que experimentamos ante un insulto es uno de los primeros agravios que aprendemos. Al contrario, ser llamado por un nombre es uno de los motores originarios de nuestra identidad, nos individualiza y otorga un lugar en el mundo que nos distingue del otro. Es as¨ª como aprendemos a ser, a estar e incluso a amar: tomando conciencia de que nos encontramos expuestos a la palabra del otro.
Al nombrarnos, se nos se?ala con un g¨¦nero que da sentido a nuestra experiencia social. Los estudios feministas hablan de ¡°performatividad del lenguaje¡±: hay actos del habla que, cuando dicen algo, hacen lo que dicen. Si te llaman ni?a y no te reconoces en esa palabra, el problema es del lenguaje, no tuyo. Pero aunque el habla sanciona el g¨¦nero, tambi¨¦n abre posibilidades para ¨¦l. Por eso, cuando se pregunta a los padres si su beb¨¦ es ni?o o ni?a, bien podr¨ªan contestar con iron¨ªa: ¡°A¨²n no ha aprendido a hablar¡±. Igual que el lenguaje nos da?a y abre heridas en la c¨¢scara narcisista de nuestros egos ¡ª?bien lo sabemos!¡ª, las personas tenemos la capacidad de tomar la palabra injuriosa y revertirla.
De ah¨ª el absurdo de la censura, pues nunca es plena: ¡°La regulaci¨®n que enuncia aquello que no quiere expresar siempre frustra su propio deseo¡±, dice Butler. Al marcar los l¨ªmites de lo decible, la censura, parad¨®jicamente, expone lo que niega. Y es posible apropiarse de discursos hirientes para resignificarlos. Lo vimos en un colegio de Huelva. El insidioso emblema del autob¨²s fue contestado con un poderoso mensaje que jugaba con ¨¦l, elev¨¢ndolo: ¡°Los ni?os tienen coraz¨®n y las ni?as tambi¨¦n, y eso es lo que importa, porque somos diferentes pero iguales en derecho¡±.
La construcci¨®n de representaciones alternativas es siempre m¨¢s revolucionaria que cualquier pretensi¨®n de regular o censurar los discursos. Desde la libertad de expresi¨®n que la plataforma Hazte O¨ªr reclama, siempre ser¨¢ posible reapropiarse de los c¨®digos insultantes para subvertir su mensaje. ?Dichoso el tiempo en el que el dogm¨¢tico reclama libertad de expresi¨®n! @MariamMartinezB
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.