Contactar con alien¨ªgenas
UNO DE LOS anhelos de la especie humana, ampliamente difundido en el cine y la literatura, es el del contacto con alguna civilizaci¨®n extraterrestre. Seg¨²n diferentes fuentes, este hecho ya se ha producido en numerosas ocasiones, le llaman avistamiento ovni o contacto en la tercera fase. El problema es que, si hacemos caso a estos relatos, los extraterrestres, como los seres divinos, tienen la mala costumbre de aparecerse en lugares remotos, a horas extra?as y normalmente ante el menos avispado del pueblo. Con lo f¨¢cil que ser¨ªa para los extraterrestres o para la Virgen aparecerse en medio de la ceremonia de inauguraci¨®n de unos Juegos Ol¨ªmpicos, de la entrega de los Oscar o del Festival de Eurovisi¨®n, con televisi¨®n en directo y retransmisi¨®n mundial para que nadie dudara de su existencia.
No obstante, con lo grande que es el universo, lo m¨¢s probable es que exista vida en otros planetas. As¨ª parece indicarlo el resultado de la ecuaci¨®n que postul¨® Frank Drake para calcular las probabilidades de este encuentro. Teniendo en cuenta datos conocidos o estimados, daba un valor original de 10 posibles civilizaciones detectables. Los valores contenidos en esta ecuaci¨®n han sido sometidos a revisiones y reinterpretaciones, dando cifras m¨¢s altas o m¨¢s bajas, pero todos vienen a concluir que debe de haber vida all¨ª fuera adem¨¢s de nosotros. Entonces, ?por qu¨¦ no contactamos?
En el cine de ciencia-ficci¨®n, viajar a la velocidad de la luz es lo menos que se le pide a una nave, pero eso no es tan f¨¢cil.
Recientemente se ha publicado la noticia de que en la estrella m¨¢s cercana, Pr¨®xima Centauri, existe un planeta rocoso en la zona de habitabilidad. Es decir, dos calles m¨¢s all¨¢ podr¨ªa haber vida¡ El problema es que las calles son muy anchas. En el cine de ciencia-ficci¨®n, viajar a la velocidad de la luz es lo menos que se le pide a una nave, pero eso no es tan f¨¢cil. La nave humana que m¨¢s r¨¢pido se ha desplazado fue la sonda Juno, que al aproximarse a J¨²piter alcanz¨® una velocidad de 265.540 km/h, lo que viene a ser el 0,02% de la velocidad de la luz. Dos cifras todav¨ªa muy alejadas. El valor es aproximado, tengamos en cuenta que medir la velocidad en el espacio tampoco es f¨¢cil, ya que depende del punto de referencia que consideremos (el Sol, la Tierra o el objeto de destino). ?Podemos dise?ar naves espaciales que vayan a la velocidad de la luz o superior? El f¨ªsico mexicano Miguel Alcubierre propuso en 1994 un modelo denominado Warp Drive que permitir¨ªa viajes a velocidad superior a la de la luz, en el marco de la teor¨ªa de la relatividad general elaborada por Einstein, por lo que no vulnerar¨ªa ninguna ley f¨ªsica y en principio ser¨ªa posible sobre el papel, aunque t¨¦cnicamente todav¨ªa no lo hemos conseguido.
Si este motor llegara a implementarse, ya podr¨ªamos explorar el espacio y el contacto con otras civilizaciones ser¨ªa posible. Bueno, no tanto. Los seres humanos somos muy peque?itos si nos comparamos con el universo. La escala a la que nos movemos es diminuta para las grandes distancias espaciales. Pero existe otro problema, nuestra escala temporal tambi¨¦n es min¨²scula. Si proyect¨¢ramos toda la historia del universo en un a?o, la especie humana aparece sobre la Tierra siete minutos antes de las campanadas de Nochevieja. El hombre llega a la Luna apenas unas d¨¦cimas de segundos antes. Es decir, durante pr¨¢cticamente toda la historia del universo nuestra civilizaci¨®n no ha existido. En alg¨²n momento, por culpa de alguna cat¨¢strofe planetaria, por una guerra nuclear o por ver demasiada telebasura, nuestra civilizaci¨®n puede desaparecer de manera global, como en su d¨ªa pas¨® de forma particular con algunas civilizaciones o con muchas especies de animales o plantas a lo largo de la existencia de la Tierra. Lo m¨¢s probable es que cuando calculemos qu¨¦ porcentaje de historia del universo ha ocupado la especie humana, la cifra que nos d¨¦ sea rid¨ªcula, poco m¨¢s que un puntito (azul p¨¢lido) en una enorme l¨ªnea temporal. Es decir, que a los optimistas n¨²meros de la ecuaci¨®n de Drake hay que darles la bofetada de realidad de que las civilizaciones son ef¨ªmeras, y quiz¨¢ simplemente unas lleguen a la cita a las nueve de la ma?ana y otras a las siete de la tarde, y por eso no nos encontremos.
La vida es muy corta
La paradoja de Fermi o principio de Fermi es el agua del vino de la ecuaci¨®n de Drake. En una conversaci¨®n informal con sus estudiantes, el f¨ªsico Enrico Fermi dijo que, si realmente hay tantas civilizaciones all¨ª fuera, ?c¨®mo es que nunca hemos encontrado ninguna traza de su presencia? Durante mucho tiempo se ha especulado con que la existencia de la Tierra fuera una singularidad, pero el hallazgo de numerosos exoplanetas descarta esa hip¨®tesis.
Todo parece indicar que la paradoja de Fermi se cumple simplemente porque las probabilidades de que dos civilizaciones suficientemente cercanas para contactar coincidan temporalmente tienden a cero. La vida es muy corta, en todos los sentidos; tambi¨¦n en este.
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