?Est¨¢n mejor las mujeres desde que se aprob¨® la Ley de Igualdad? La respuesta en gr¨¢ficos
Analizamos c¨®mo ha evolucionado su situaci¨®n en la ¨²ltima d¨¦cada en empleo, puestos de poder econ¨®mico y pol¨ªtico y en corresponsabilidad
Hace una d¨¦cada se aprob¨® la Ley para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, pero 10 a?os despu¨¦s, los datos muestran que esa paridad que la legislaci¨®n procuraba est¨¢ lejos de ser una realidad. Ni en el empleo, ni en los puestos de poder, ni en los hogares se han producido los cambios necesarios para equilibrar la balanza y que permitan hablar de equidad. Como dice Marisa Soleto, directora de la Fundaci¨®n Mujeres, la ley ha conseguido que crezca la sensibilidad social sobre la igualdad, pero es dif¨ªcil decir que ha mejorado la posici¨®n social de las mujeres.
Mayor desempleo y precariedad que los hombres
La crisis dispar¨® en un principio el desempleo masculino, ligado a la construcci¨®n, pero pronto tanto hombres como mujeres lo sufrieron por igual. La recuperaci¨®n no est¨¢ siendo sin embargo paralela: desde 2013, cuando se alcanz¨® la peor cota, la tasa de paro se ha rebajado, pero se ha recuperado mejor entre los varones. El desempleo masculino se ha recuperado en un 30%, mientras el femenino, que es tres puntos m¨¢s alto, solo se ha reducido en un 20%. Los nuevos contratos los siguen firmando en mayor medida los hombres, pero cuando se trata de los contratos m¨¢s precarios, los de tiempo parcial, tanto indefinidos como temporales, la mayor¨ªa siguen siendo para mujeres. Y se les sigue pagando menos. El sueldo de una mujer equivale al 85% del de un hombre. Hace 10 a?os era un 81%, pero los sindicatos advierten de que ese peque?o acercamiento se debe en parte a que los salarios de los hombres se est¨¢n reduciendo, no a que mejoren los de las mujeres.
El techo de cristal blindado
La ley esperaba fomentar la ¡°presencia equilibrada de mujeres y hombres en los consejos de administraci¨®n¡± en un plazo que consideraba razonable: ocho a?os desde su entrada en vigor. Dos a?os despu¨¦s de que se haya cumplido ese l¨ªmite, los datos muestran que se mantiene el desequilibrio. Hay m¨¢s mujeres que hace una d¨¦cada, pero la presencia sigue siendo muy minoritaria y cuando se pone la lupa, se ve que las que ocupan presidencias o vicepresidencias se pueden contar literalmente con los dedos de una mano. En el Banco de Espa?a nunca una mujer se ha sentado en el despacho del gobernador o subgobernador.
El poder de las cuotas
Uno de los puntos m¨¢s debatidos durante la tramitaci¨®n de la ley fue la obligatoriedad de que las listas electorales tuviesen una representaci¨®n m¨ªnima y m¨¢xima del 40-60 % de hombres y mujeres. El PP se abstuvo y recurri¨® la ley ante el Tribunal Constitucional por la cuesti¨®n de la paridad. La ponente popular de entonces, Susana Camarero, reconoce 10 a?os despu¨¦s que esa medida ha ayudado a que las mujeres ¡°se incorporen de forma m¨¢s r¨¢pida a los parlamentos¡±, aunque mantiene su oposici¨®n a las cuotas. La ley ha conseguido que haya m¨¢s mujeres en el poder legislativo, pero en el Ejecutivo su presencia en los rangos m¨¢s altos -Ministerios y Secretar¨ªas de Estado- ha ca¨ªdo o se ha mantenido como estaba. Tambi¨¦n es desigual su participaci¨®n en los ¨®rganos de direcci¨®n de los partidos, que dan una pista de cu¨¢les est¨¢n comprometidos con la igualdad y cu¨¢les no. Su ausencia en embajadas y reales academias es notoria.
La corresponsabilidad sigue siendo un mito
La ley iba m¨¢s all¨¢ del t¨¦rmino conciliaci¨®n entre vida personal y laboral e introduc¨ªa el concepto de corresponsabilidad. Se trataba de fomentar que los cuidados, tanto de los hijos como de los mayores, se consideren una cosa de dos, para eliminar una de las principales barreras a la contrataci¨®n y acceso de las mujeres. Por primera vez, se reconoc¨ªa el permiso de paternidad, pero se qued¨® corto, con solo 15 d¨ªas. La realidad en casa ha cambiado poco en este tiempo. Las mujeres siguen dedicando m¨¢s del doble del tiempo que sus parejas a las tareas del hogar y la familia. Son ellas las que se cogen casi en su totalidad las excedencias para el cuidado de los ni?os y siguen siendo residuales los casos en los que los padres se toman la parte de la baja por el nacimiento de hijos que se puede transferir.
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