Beber de la cloaca
La mayor¨ªa de las aguas utilizadas por el ser humano se devuelven al medioambiente sin tratar
?Hay alguna relaci¨®n entre las aguas residuales y los derechos humanos? Lamentablemente s¨ª. Sabemos que la contaminaci¨®n de los recursos h¨ªdricos y la falta de una gesti¨®n apropiada de las aguas residuales afectan negativamente la salud p¨²blica y el medio ambiente y aumentan las desigualdades, todas ellas cuestiones estrechamente vinculadas con los derechos humanos.
Los vertidos de las aguas cloacales de las viviendas y los originados por multitud de actividades econ¨®micas contienen organismos pat¨®genos y otros contaminantes que son causantes de m¨²ltiples enfermedades, bien porque se vierten directamente al medioambiente con lo que el agua de consumo deja de ser potable, bien porque se produce un contacto directo con los vertidos o porque estos entran en la cadena alimentaria (riego con agua sin tratar, manejo de alimentos con aguas contaminadas, etc.).
Actualmente hay muy pocos datos disponibles que ayuden a cuantificar el problema, pero algunas fuentes estiman que m¨¢s del 80 por ciento de las aguas utilizadas por el hombre se devuelven al medio natural sin ning¨²n tratamiento previo. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud esto provoca, entre otros problemas, que cerca de 1.800 millones de personas en el mundo consuman agua contaminada con materia fecal.
Los m¨¢s afectados por esta realidad alarmante son aquellas personas que viven en asentamientos informales en los m¨¢rgenes de r¨ªos o ca?adas a las afueras de las grandes ciudades, donde tienden a acumularse las aguas contaminadas. Pero tambi¨¦n aquellas que deben gestionar el vaciado de sus propias letrinas o fosas s¨¦pticas para mantenerlas ¨²tiles, sin ninguna protecci¨®n ni conocimientos de c¨®mo hacerlo. Si bien los beneficios en t¨¦rminos de dignidad e intimidad derivados del acceso a servicios de saneamiento son indiscutibles, los beneficios en t¨¦rminos de salud no se pueden garantizar si los excrementos humanos no se almacenan, transportan, eliminan y se manejan de forma adecuada.
En consecuencia, las comunidades m¨¢s desfavorecidas son de nuevo las m¨¢s perjudicadas ya que ven limitado su desarrollo y aumentan su pobreza con el incremento de gastos de atenci¨®n en salud, porque se ponen en peligro sus medios de vida y se reducen su productividad y sus oportunidades educativas. Todo ello tiene un impacto directo en la realizaci¨®n de sus derechos humanos.
Cuando la contaminaci¨®n es puntual y a gran escala, ocasionada por alg¨²n accidente o mala pr¨¢ctica industrial, saltan las alarmas y se despiertan las conciencias ante lo efectos directos y visibles de tales desastres. Sin embargo, el impacto de una gesti¨®n inadecuada de las aguas residuales a largo plazo y de la contaminaci¨®n difusa de las ciudades y de la agricultura (grandes cantidades de fertilizantes y pesticidas disueltos en el agua que se infiltran en el terreno contaminando los acu¨ªferos) tiene efectos mucho m¨¢s devastadores en las comunidades situadas aguas abajo, lejos de la fuente de contaminaci¨®n, a las que no se presta atenci¨®n.
Hay todav¨ªa quien justifica que la contaminaci¨®n es una consecuencia inevitable del desarrollo, invocando el derecho al desarrollo ante sus efectos negativos. Sin embargo, un modelo de desarrollo que vulnere los derechos humanos no debe ser una opci¨®n para los que opinamos que la dignidad de las personas y la sostenibilidad del planeta est¨¢n por encima del af¨¢n de beneficios econ¨®micos. La decisi¨®n de gestionar o no las aguas residuales no debe ser solo una opci¨®n personal o comunitaria, ya que esta decisi¨®n afecta directamente a los medios de vida y la salud de otras personas. Por tanto, como problema colectivo de violaci¨®n de los derechos humanos, los Estados est¨¢n obligados a proteger a las personas contra estos abusos derivados de las acciones de cualquier agente, sea cual sea su naturaleza.
Esta realidad ha quedado plasmada en la agenda internacional del desarrollo aprobada por Naciones Unidas que establece como uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenibles para 2030 mejorar la calidad del agua mediante la reducci¨®n de la contaminaci¨®n, la eliminaci¨®n del vertimiento y la reducci¨®n al m¨ªnimo de la descarga de materiales y productos qu¨ªmicos peligrosos, la reducci¨®n a la mitad del porcentaje de aguas residuales sin tratar y un aumento sustancial del reciclado y la reutilizaci¨®n en condiciones de seguridad a nivel mundial (ODS 6.3).
Este a?o, el D¨ªa Mundial del Agua que se celebra el 22 de marzo, quiere llamar la atenci¨®n sobre este problema de magnitudes globales, de manera que los esfuerzos de los Estados y de la Cooperaci¨®n internacional vayan m¨¢s all¨¢ de garantizar el acceso universal a servicios b¨¢sicos de saneamiento, en particular en los pa¨ªses que ya lo han logrado. Mientras se contin¨²en sin tratar adecuadamente las aguas residuales y sin limitar los focos de contaminaci¨®n ya sean de la agricultura, la industria o de los asentamientos humanos, se continuar¨¢n violando los derechos humanos.
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