La est¨¦tica ochentera que odiaba las hombreras y hoy es tendencia
Las bandas del sello Creation inventaron, entre la cola del paro y el mercadillo, un ¡®look¡¯ accidental que triunfa en la actualidad
Antes de leer este art¨ªculo, dispone de 25 minutos para disfrazarse del look que aqu¨ª se explica. Apunte: zapatos flecha, camisa con estampado polka-dot (topos, para los amigos), pantalones pitillo, anorak. Ah, antes de salir, coja las tijeras de la cocina, el bol de los cereales y c¨®rtese el pelo a taz¨®n. Es probable que en diez minutos lo haya logrado acudiendo a un comercio de proximidad (entendiendo por tal cualquier cadena multinacional de ropa).
Y, sin embargo, los inicios de este look hoy tan reconocible y tan poco reconocido fueron diferentes. En el relato oficial, los ochenta fueron la era de los pendientes de aro tama?o hula hoop, las hombreras portaavi¨®n y los colores fl¨²or en jers¨¦is talla p¨ªvot de la NBA. Pero, como sucede con todo relato oficial, hay subtramas. Es el caso del look indie-pop o twee, bastante habitual entre 1983, a?o de fundaci¨®n de la discogr¨¢fica Creation Records, y 1987.
Dicen los historiadores rock m¨¢s machotes que los ac¨®litos de esta imagen, por un tiempo invisible y ahora disponible en cualquier tienda, dedicaban sus horas a hornear magdalenas, aprender punto de cruz, comer piruletas, ver maratones de Winnie the Pooh y tocar canciones de tem¨¢tica inocente de menos de tres minutos.
Bien, por suerte, todo es m¨¢s complicado y tambi¨¦n m¨¢s interesante. Grupos como Television Personalities tendieron el puente entre el post punk m¨¢s seriote y la est¨¦tica sesentera. Se afiliaron a esta est¨¦tica mods desafectos, amantes de la Velvet, mel¨®manos cansados de las listas de ¨¦xito con sintetizadores y punks coloristas.
Se trataba de buscar una est¨¦tica m¨¢s o menos ani?ada o unisex, estudiadamente descuidada, y una ¨¦tica de hazlo t¨² mismo, tanto en la ropa como en la m¨²sica. Explica Sam Knee, que analiza esta corriente en su libro A scene in between, que los j¨®venes andaban mal de dinero en aquellos a?os de thatcherismo, as¨ª que lo m¨¢s f¨¢cil era dirigirse a los mercadillos de segunda mano y tiendas de caridad m¨¢s cercanas.
Uno de los gur¨²s de esta escena, Stephen, del grupo The Pastels, confiesa en ese libro que compraba sus jerseys con cuello de uve en Marks & Spencer, los zapatos Clarks en cualquier tienda de barrio y el resto de polos, camisas, abrigos escolares o anoraks en mercadillos al aire libre: ¡°Como mucho busc¨¢bamos un glamur antiglamuroso¡±. Es decir, viv¨ªan al margen de la moda de tendencias, que es la ¨²nica forma de crear una que, aunque sea con retraso, se imponga.
Ahora, si no lo ha hecho en el primer p¨¢rrafo, puede realizar el experimento propuesto. Seguro que lo supera, pero tendr¨¢ menos m¨¦rito (y menos sentido) que cuando ellos, esos alumnos de la Ciudad Anorak, se lo inventaron.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.