Urbanizaci¨®n o muerte
La violencia que emerge de las tensiones entre poblaci¨®n y desarrollo urbano pone en duda el supuesto esplendor de la capital et¨ªope
A pesar de que su poblaci¨®n urbana no supera el 19%, Etiop¨ªa es uno de los pa¨ªses donde la urbanizaci¨®n se est¨¢ desarrollando de una forma m¨¢s acelerada. Y como en otras partes del plantea, este proceso no est¨¢ exento de tensiones pol¨ªticas, econ¨®micas y sociales muy graves.
Junto con Ruanda, Etiop¨ªa es considerado como un paradigma de desarrollo bajo un Gobierno represivo y centralizado. Paradigma que pone, a menudo, en entredicho la gesti¨®n de gobiernos africanos m¨¢s democr¨¢ticos. Sin embargo, ya no se trata de cuestionarse moralmente si el modelo de desarrollo es o no es ¨¦tico. Cuando se analiza la urbanizaci¨®n y el desarrollo alcanzado por Addis Abeba o Kigali, la cuesti¨®n es: ?son estas ciudades sostenibles a largo plazo?
Addis Abeba, con una poblaci¨®n de alrededor de 4 millones de habitantes, es una de las ciudades africanas m¨¢s prometedoras y con m¨¢s potencial para atraer a los inversores extranjeros . Ya se ha mostrado pionera en la construcci¨®n de infraestructuras urbanas como el primer tren ligero del ?frica Subsahariana, inaugurado en 2015. Una muestra del liderazgo chino en la construcci¨®n de infraestructuras en ?frica.
Sin embargo, en sus tierras circundantes, cada vez m¨¢s amenazadas por la presi¨®n que la capital ejerce para su crecimiento, la violencia se ha convertido en una de las consecuencias m¨¢s fat¨ªdicas del fen¨®meno de la urbanizaci¨®n.?
Desde abril de 2014, manifestaciones contra los planificadores p¨²blicos que hab¨ªan dise?ado un plan maestro para el futuro de Addis -ciudad fundada en 1886 por el emperador Menelik II-, desataron disturbios en la capital. Las protestas se expandieron r¨¢pidamente, y las fuerzas de seguridad respondieron con brutalidad, cosa que no hizo m¨¢s que avivar las calles, donde se multiplicaron las protestas. Desde entonces, la dureza estatal contra escolares, estudiantes y campesinos desarmados, provoc¨® una escalada de violencia sin precedentes en Addis y otros centros urbanos de Etiop¨ªa como Gondar. Ya son varios cientos de fallecidos, en su mayor¨ªa adolescentes y estudiantes, los que han muerto en manos de la desproporcionada acci¨®n de las fuerzas de seguridad nacionales, tal como denuncia Human Rights Watch.
Los activistas y los universitarios m¨¢s cr¨ªticos viven hoy una aut¨¦ntica caza de brujas, ya que, la polic¨ªa rastrea a los sospechosos casa por casa y detiene a los disidentes y a cualquier familiar o amigo que les de cobijo. El n¨²mero de desaparecidos sigue creciendo, y hay denuncias de ejecuciones extrajudiciales por parte de organizaciones para los derechos humanos y la sociedad civil.
Los oromo, que representan entre un 35 y un 40% de la poblaci¨®n et¨ªope, o los amhara, el segundo grupo ¨¦tnico m¨¢s extenso del pa¨ªs, se encuentran en el epicentro del conflicto, siendo las comunidades m¨¢s castigadas por el monopolio de la violencia ejercida por el estado et¨ªope. Su lucha, puesta en la arena medi¨¢tica por el maratonista oromo Feliya Lilesa en las ¨²ltimas olimpiadas de R¨ªo de Janeiro, es una de las m¨¢s perseguidas por el estado et¨ªope, de mayor¨ªa tigrinya ¡ªel 6% de la poblaci¨®n¡ª.
Aunque los factores de la actual crisis son multicasuales, el detonador de la actual situaci¨®n es la expansi¨®n de Addis Abeba, que provoca el desplazamiento forzoso de miles de personas, de las que se est¨¢n vulnerando los derechos fundamentales. Las reivindicaciones por parte de la poblaci¨®n et¨ªope: pluralismo pol¨ªtico (el Frente Democr¨¢tico Revolucionario Popular de Etiop¨ªa lleva 26 a?os en el poder), inclusi¨®n ¨¦tnica y fin de la impunidad a las detenciones, represiones y asesinatos.
Cuando la dicotom¨ªa es urbanizaci¨®n o muerte, el modelo de desarrollo queda desacreditado por s¨ª mismo. Como afirmaba en una rueda de prensa preparatoria para la ¨²ltima reuni¨®n de ONU Habitat en Quito, Ecuador, el director ejecutivo de este organismo de las Naciones Unidas, Joan Clos: "Gran parte del ¨¦xito para alcanzar las metas de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 depender¨¢ de la construcci¨®n de ciudades sostenibles, como est¨¢ en el Objetivo 11: crear ciudades y asentamientos urbanos inclusivos, seguros, resistentes y sostenibles". Addis Abeba no parece haber escogido el camino adecuado para hacer del desarrollo un motor para la inclusividad, la resiliencia o la sostenibilidad urbana.
Mientras el pa¨ªs goza de una vertiginosa tasa de crecimiento del 11%, este desarrollo econ¨®mico no ha conseguido eliminar la pobreza, que azota a un 25,7% de la poblaci¨®n urbana. Adem¨¢s, entre un 70 y un 80 por ciento de et¨ªopes residen en tugurios urbanos (barridos del centro de la capital et¨ªope por el gobierno para conseguir una buena imagen de la ciudad), y solo el 27% de la poblaci¨®n urbana cuenta con servicios de saneamiento. Las evidencias emp¨ªricas sugieren que el modelo de crecimiento impulsado por el gobierno, no solo est¨¢ vulnerando los derechos humanos, sino que adem¨¢s, es insostenible a medio y largo plazo.
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