Despilfarra
Quiz¨¢ en esta afrenta dial¨¦ctica, la frase escogida por el dirigente holand¨¦s ha sido tan irreflexiva como nuestra indignaci¨®n regional
Es habitual que l¨ªderes locales del norte de Espa?a acusen a los ciudadanos de las regiones del sur de ser vagos y fiesteros. Forma parte de la moral contempor¨¢nea donde los pobres ya no son v¨ªctimas, sino culpables de su suerte. Algo as¨ª han sentido los espa?oles cuando el jefe del Eurogrupo nos ha acusado de despilfarrar los fondos en alcohol y sexo. Y yo sin enterarme, se han dicho algunos. Pero moderemos la indignaci¨®n nacional, porque la expresi¨®n es una referencia gen¨¦rica al malgasto. Y en ese aspecto, tendremos que reconocer que nuestros gobernantes presentan una hoja de inversiones catastr¨®fica jalonada de aeropuertos, autopistas, cursillos de formaci¨®n, desaladoras, renovables y ciudades de la justicia mal dise?ados, peor ejecutados y perversamente expoliados. Y si queda alguna duda en lo del gasto en copas y sexo, p¨¢rense a estudiar al detalle los casos m¨¢s tremendos como la trama G¨¹rtel, el corrupto Granados, los ERE andaluces y la acequia valenciana del PP y encontrar¨¢n rastro de prost¨ªbulos, coca¨ªna y caros manjares para aburrir.
Puede que la metedura de pata conceptual de Jeroen Dijsselbloem le vaya a costar el cargo, lo que deber¨ªa ser aprovechado por el ministro Luis de Guindos, que acaricia el puesto desde hace tiempo. Pero deber¨ªamos analizar esa destemplada declaraci¨®n como un error filos¨®fico. Desde hace tiempo sabemos que el car¨¢cter nacional le debe m¨¢s al clima que a una personalidad patri¨®tica. Las gentes del sur somos diferentes a los del norte porque recibimos la fuerza del sol con una generosidad que nos permite el derroche. Sabemos, por mal que nos vayan las cosas, que ma?ana volver¨¢ a lucir el sol y nos ba?ar¨¢ con su poder regenerador y su riqueza energ¨¦tica. Cualquier ciudadano del norte deber¨ªa entender que si en sus pa¨ªses brumosos hubiera el nivel de desempleo y precariedad que hay en los nuestros ya estar¨ªan enfrascados en un proceso de suicidio colectivo. Aqu¨ª se resiste por el clima.
Hasta el presidente Rajoy explic¨® hace meses que algo bueno tendr¨ªa Espa?a para que vinieran al a?o 70 millones de turistas. Se le olvid¨® decir que el sol no tiene carnet de su partido. Cada d¨ªa en Espa?a se acoge a un mill¨®n de extranjeros hipnotizados por el encanto natural de nuestras costas y ciudades. Y si reconocemos que muchos lo hacen atra¨ªdos por el alcohol barato y nuestra ingente n¨®mina de prost¨ªbulos, entonces nuestra apuesta por el sexo y el alcohol no ser¨ªa tanto un vicio propio como una inversi¨®n para atraer a los for¨¢neos. Quiz¨¢ en esta afrenta dial¨¦ctica la frase escogida por el dirigente holand¨¦s ha sido tan irreflexiva como nuestra indignaci¨®n regional.
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