Militancia
?Podemos dejar el destino de nuestra democracia en manos de la militancia socialista?
La invocaci¨®n a la ¡®militancia¡¯ es el nuevo marco mental (Lakoff) o significante vac¨ªo (Laclau) que esgrime el c¨¦sar Pedro S¨¢nchez desde que cruz¨® su Rubic¨®n el 1 de octubre pasado para emprender su descomunal batalla contra la ¨¦lite socialista. Pues en estos tiempos de populismo o asamblearismo plebiscitario, toda reclamaci¨®n de legitimidad pol¨ªtica ha de apelar al poder decisor de las bases sociales. Justo lo mismo que hizo el pr¨ªncipe Luis Napole¨®n Bonaparte cuando justific¨® su golpe de estado del 18 Brumario de 1851 apelando a la soberan¨ªa popular del sufragio universal masculino. La militancia al mando, que es como decir el pueblo socialista al poder.
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De esta forma, el futuro del PSOE queda en manos de sus 180.000 militantes, de los que buena parte han contribuido con m¨¢s de 100.000 € para financiar al c¨¦sar S¨¢nchez. Es verdad que semejante crowd?fun?ding resulta casi tan sospechoso como los 850.000 militantes que se autoatribuye el PP (como forma de blanquear la caja B del partido, seg¨²n las presunciones m¨¢s suspicaces), sin que pueda descartarse a¨²n que tras esa cuantiosa recaudaci¨®n se oculten La Tuerka o Russia Today. Aunque m¨¢s enigm¨¢tico todav¨ªa resulta el sorprendente hecho de que la guerrista Fundaci¨®n Sistema haya decidido respaldar con papeles, cifras y argumentos la apuesta bonapartista de S¨¢nchez.
Todo esto parece ciertamente aventurero y atrabiliario, pero al mismo tiempo resulta m¨¢s que preocupante. Pues si la militancia decidiera llevar de nuevo al proscrito Pedro al poder de Ferraz, una de dos: o el PSOE se part¨ªa por la mitad o correr¨ªamos el probable riesgo de que el r¨¦gimen de la transici¨®n se precipitase hacia una crisis existencial. As¨ª ocurrir¨ªa si se acordase una posible moci¨®n de censura pactada entre sanchistas, podemistas e independentistas. Un aut¨¦ntico apocalipsis zombi. ?Podemos dejar el destino de nuestra democracia en manos de la militancia socialista? ?Sabremos evitar que en esa aleatoria ruleta rusa nos toque la negra de precipitarnos al vac¨ªo?
Si la militancia lleva a S¨¢nchez al poder de Ferraz, correr¨ªamos el probable riesgo de que el r¨¦gimen de la transici¨®n se precipitase hacia una crisis existencial
A lo que parece cabe temerse lo peor, pues la militancia de base se est¨¢ quedando alienada de las estructuras partidarias. Anta?o representaba el tejido osm¨®tico de intercambio permeable entre los cuadros del partido y la sociedad civil circundante, a la que contribu¨ªan a vertebrar y empoderar. Pero desde que los partidos se han cartelizado (como denunci¨® Mair), dedic¨¢ndose sus ¨¦lites a gobernar y sus cuadros a ocupar cargos, los militantes de base han perdido su capacidad de conexi¨®n social, quedando aislados sin rol ni funci¨®n que ejercer. Por eso resultan tan obsoletos como los empleados de banca que atend¨ªan al p¨²blico en las sucursales urbanas, hoy sustituidos por cajeros autom¨¢ticos y redes digitales que les quitan su raz¨®n de ser. Y con los partidos sucede como con la banca, lo que constituye una nefasta met¨¢fora de la financiarizaci¨®n pol¨ªtica. As¨ª se explica que la militancia se encierre en su paranoia antisistema, dispuesta a dar cr¨¦dito a cualquier voz de protesta y a secundarla amotin¨¢ndose tras ella.
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