Sebasti¨¢n Obermaier, el constructor de iglesias

EL PRIMER GOLPE de vista mientras el avi¨®n maniobra para aterrizar en El Alto (Bolivia) suele conectar a los viajeros con la arquitectura religiosa que impuls¨® el padre Sebasti¨¢n Wilhelm Obermaier (1934-2016) cuando estaba vivo. Algunas de las torres de los m¨¢s de 70 templos que mand¨® levantar en esta ciudad sin rascacielos tienen la est¨¦tica de un minarete antiguo e influencias de los estilos b¨¢varo y bizantino. Antes de la irrupci¨®n del color de la mano de edificios hasta hace algunos a?os inimaginables ¨Ccon salones de fiestas que habr¨ªan enamorado a cineastas como Fellini y chalets surrealistas en los ¨²ltimos pisos¨C, las torres le daban vida a un entramado urbano caracterizado por las casas de ladrillo al descubierto, el comercio informal, los perros callejeros, el polvo y el fr¨ªo, y en ocasiones se convert¨ªan en una especie de faro improvisado y permit¨ªan a los alte?os orientarse en los barrios alejados cuando estaban perdidos.
El columnista Agust¨ªn Echalar est¨¢ convencido de que aqu¨ª, en el rinc¨®n m¨¢s poblado del Altiplano, ¡°Obermaier construy¨® en unos 10 a?os m¨¢s iglesias que las que hicieron los espa?oles en 300¡±. Para el sacerdote su funcionalidad era clara: ¡°Son la mejor invitaci¨®n para unirse a Dios¡±, explicaba. ?l sol¨ªa arregl¨¢rselas para visitar varias de estas estructuras todos los fines de semana. Su compa?ero inseparable era un jeep blanco con el que a veces corr¨ªa m¨¢s de lo recomendable para que el culto comenzara a la hora prevista.
Obermaier naci¨® en Alemania el a?o en que Hitler se autoproclam¨® canciller imperial tras la muerte del presidente Paul von Hindenburg. Trabaj¨® en su juventud como agricultor, vendedor de quesos, carpintero, minero y mozo de restaurante. Se orden¨® cura a los 24 a?os. Vivi¨® m¨¢s de una d¨¦cada en Venezuela y fue destinado a Bolivia en 1978.
Trabaj¨® en su juventud como agricultor, vendedor de quesos, carpintero, minero y mozo de restaurante. Se orden¨® cura a los 24 a?os. Vivi¨® m¨¢s de una d¨¦cada en Venezuela y fue destinado a Bolivia en 1978.
Aprendi¨® aimara en muy poco tiempo para que la comunicaci¨®n fuera m¨¢s fluida con los devotos. Gracias a sus obras ¨Cun canal de televisi¨®n, un hogar para ni?os maltratados, centros de salud y escuelas¨C se gan¨® enseguida el respeto de la mayor parte de los alte?os. Las an¨¦cdotas que repiten los que le conocieron podr¨ªan confundirse con las de un personaje b¨ªblico. Algunos dicen que ten¨ªa la pinta de un mes¨ªas cuando el viento soplaba y sus pelos volaban, la voz en¨¦rgica de los predicadores experimentados y un car¨¢cter fuerte que le llev¨® a enemistarse con algunos de sus vecinos.
Seg¨²n el periodista ?dgar Toro Lanza, Obermaier ¡°fue m¨¦dico, arquitecto y obrero sin haber estudiado ninguno de esos oficios¡±, atendi¨® casi 150 partos y extrajo muelas hasta perder la cuenta. La feligresa Valeria Evelyn G¨¢mez asegura que el padre utilizaba un peculiar hisopo para esparcir agua bendita del tama?o de la cabeza de un ni?o: ¡°Cuando estabas cerca de ¨¦l¡±, recuerda, ¡°quedabas empapado de bendiciones¡±. Algunos dicen que no olvidar¨¢n nunca sus c¨¦lebres paseos a lomos de un burro cuando llegaba el Domingo de Ramos o las misas repletas de perros cuando ca¨ªa San Roque en el calendario. Y otros parece que ya olvidaron que antes de que reinventara el paisaje con sus iglesias oficiaba la misa en condiciones precarias: al aire libre o en el sal¨®n de su casa.
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