El vuelo CR7 aterriza en el aeropuerto de Madeira
El sector tur¨ªstico de esta isla portuguesa ve con agrado el cambio de nombre de su ¨²nico aeropuerto. Aunque no espera que obre milagros.
Casualidades de la vida quisieron que la semana pasada estuviera por motivos profesionales en la isla de Madeira y coincidiera con ¡°¨¦l¡±, con ¡°el cuerpo¡±, CR7, ¡°o filho da terra¡±, quien aprovechando que jugaba un amistoso con la selecci¨®n lusa en el estadio insular dio por inaugurado el nuevo nombre del aer¨®dromo: aeropuerto Cristiano Ronaldo. Y hete aqu¨ª que servidor, siendo ac¨¦rrimo madridista pero muy poco cristianista, no pude resistirme a disparar la foto que desde ya es la primera atracci¨®n que un turista documenta al llegar a esta isla portuguesa en medio del Atl¨¢ntico, a hora y media de vuelo de Lisboa: la del (pol¨¦mico) busto que conmemora tal fasto en la puerta de Llegadas. Y s¨ª, lo confirmo: si a m¨ª me hacen una estatua as¨ª, cuelgo al autor de los pulgares.
¡°Me parece una buena idea; no dudo de que haya tambi¨¦n otras personalidades que se merecer¨ªan ese honor, pero creo que es bueno para la isla y es bueno para ¨¦l. Pero no creo que por eso vayan a venir m¨¢s turistas. Los visitantes vienen a Madeira por su naturaleza; y continuar¨¢n viniendo por eso, no porque el aeropuerto se llame de una manera u otra¡±. Lo dice Filipe Fernandes, m¨¢nager general de un hotel de Porto Moniz, cuando le pregunto su opini¨®n al respecto. Me lo cuenta en el hall de entrada del hotel, amplio y luminoso a trav¨¦s de cuyas cristaleras se ve al Atl¨¢ntico golpear con fuerza los negros acantilados bas¨¢lticos de esta zona noroeste de la isla. Los turistas se asoman al precipicio abrumados por la furia del oc¨¦ano y disparan sus c¨¢maras y sus smartphone ajenos ¨Csupongo- a la pol¨¦mica del nombre del aeropuerto, aunque estoy seguro de que en esas mismas tarjetas SD llevan la foto del busto. Me la juego.
El sentir de Fernades parece generalizado en el sector que m¨¢s dinero mueve en Madeira ¨Cel tur¨ªstico- gracias al mill¨®n trescientos mil visitantes que entran anualmente por el aeropuerto m¨¢s otros 600.000 que lo hacen a bordo de cruceros. Cuando le planteo la misma cuesti¨®n a Luis Coelho, ch¨®fer profesional, me responde con otra pregunta: ?que qu¨¦ pienso del nombre o del busto? Bueno, pues ya que estamos, resp¨®ndeme por el mismo precio a las dos, digo yo.
¡°Lo del nombre me parece bien, no veo d¨®nde est¨¢ la pol¨¦mica. Hay cientos de aeropuertos en el mundo con nombres de poetas, escritores, pol¨ªticos u otras personalidades. Es un hombre famoso y es de aqu¨ª, si no le homenajeamos nosotros, ?qui¨¦n lo va a hacer? Aunque no creo que eso vaya a atraer m¨¢s turismo. ?El busto?, me parece un poco rid¨ªculo, no se parece en nada¡±.
Madeira es una isla elegante, de pura naturaleza. Apenas tiene playas (cosa que no parece importar a turistas brit¨¢nicos, alemanes y n¨®rdicos ¨Cque son mayor¨ªa- mientras haya hoteles con piscinas, tumbonas y sol) pero si muchas oportunidades de actividades de aire libre. Por ejemplo, el barranquismo: la isla es un puro precipicio. Una ma?ana, tras descender uno de los ca?ones m¨¢s asequibles y mientras devoro un prego (bocadillo de bolo do caco ¨Cel pan local- capaz de provocar indigesti¨®n por sobredosis al mism¨ªsimo Carpanta), pregunto por el mismo tema a los monitores que me han acompa?ado en la aventura (en la del barranco y en la de acabar este bocadillo talla XXXXL). Tiago, el m¨¢s locuaz, tiene una teor¨ªa: ¡°es una buena idea, nos dar¨¢ m¨¢s popularidad en Europa, pero¡?y si esa popularidad hace que vengan alg¨²n terrorista a poner una bomba aqu¨ª? Ponerla en el aeropuerto de Madeira no ten¨ªa ning¨²n inter¨¦s porque nadie sabe d¨®nde est¨¢ Madeira, pero una bomba en el aeropuerto Cristiano Ronaldo s¨ª ser¨ªa m¨¢s medi¨¢tica, ?verdad?" La idea, que no deja de ser perturbadora, es acogida con abucheos por sus compa?eros: ¡°?Pero quien va a venir a poner una bomba aqu¨ª?¡± espetan entre risas. ¡°Esto es una isla, ?c¨®mo iban a escapar?¡±
Decido pulsar la opini¨®n en el coraz¨®n del asunto: la freguesia (barrio) de Santo Ant¨®nio, donde naci¨® el astro. Siempre se ha dicho que Cristiano Ronaldo creci¨® en una zona deprimida de Funchal, la capital de la isla. Pudo serlo hace 25 a?os, pero ahora Santo Ant¨®nio parece un barrio m¨¢s, como cualquier otro: lleno de casitas bajas de colores pastel y con unas cuestas del carajo donde no se pasea, se escala. Desde que llegu¨¦ a la isla me he preguntado c¨®mo pudo salir uno de los futbolistas m¨¢s famosos y mejor pagados del mundo de un sitio donde no existe el plano horizontal y hasta para ampliar el aeropuerto hubo que hacer la pista con pilares sobre el mar. Madeira es una vertical continua e imagino a unos chavales en el borde de un campo de f¨²tbol empotrado con calzador en la ladera volc¨¢nica mirando desolados c¨®mo el bal¨®n se pierde rodando colina abajo por un mal patad¨®n del Jo?o o del Nuno de turno. El axioma infantil ¡°el que la tira va a por ella¡± no es un mandato en Madeira, es una putada.
Entro al Centro C¨ªvico de la freguesia, cuya fachada lateral luce un monumental retrato de CR7 con la camiseta de la selecci¨®n portuguesa y un r¨®tulo: ¡°Filho da terra¡±. Los jubilados a los que pregunto se muestran encantados de se?alarme d¨®nde estaba su casa natal: ¡°all¨¢ abajo, junto al cementerio. ?Ve usted la palmera alta? Pues all¨ª. Pero ya la derribaron¡±. Todos est¨¢n de acuerdo con el nuevo nombre del aeropuerto, aunque me malicio que no lo han usado ni lo usar¨¢n en la vida. Santo Ant¨®nio ya no tiene la pinta de barrio marginal, pero sus paisanos si tienen pinta de vivir alejados del turismo, de sus glorias y miserias. Sus rostros son rostros isle?os, ajados por el sol, de pura cepa, gente apegada a esta tierra volc¨¢nica que ha vivido por generaciones de la agricultura y del ganado y que no ha salido en su vida de los 800 kil¨®metros cuadrados que tiene Madeira.
El bar que hay frente a la iglesia se llama Esplanada Santo Ant¨®nio y vende los caf¨¦s a 0¡¯65 euros. ?65 c¨¦ntimos, s¨ª! Y adem¨¢s, como siempre en Portugal, sabe divino. Los escasos parroquianos miran indolentes las noticias en el televisor o leen el Jornal de Madeira (gratis pero sensacionalista, me dicen) y los menos el Diario de Noticias (m¨¢s serio, pero de pago). Mismos rostros curtidos que en el centro c¨ªvico, gente a la que el turismo le queda muy lejos. Sin embargo, ante la misma pregunta obtengo la misma respuesta, casi un¨¢nime: a camarero y clientes les parece muy bien el cambio de nombre y aseguran que ser¨¢ bueno para el turismo, aunque dudo mucho que ese man¨¢ les llegue a ellos.
Quien s¨ª sabe de turismo, porque vive y trabaja en ello, es Sandra Gouveia, de la Associa??o de Promo?ao da Madeira, el ente p¨²blico-privado que gestiona el turismo isle?o. Y lo tiene claro: ¡°Fue una buena idea. Y si se lo iban a poner, mejor ahora ¨Cque est¨¢ en lo alto de la fama- que dentro de 40 a?os. Cada d¨ªa me pasan reportes de las noticias relacionadas con Madeira y ayer me lleg¨® el de una revista italiana que titulaba: Madeira, la isla donde naci¨® CR7. ?C¨®mo no va a ser ¨²til ese nombre en el aeropuerto? Cristiano es nuestro mejor embajador. Adem¨¢s, aunque solo viene un par de veces al a?o a la isla, se involucra mucho con ella. Todos los meses pone algo relacionado con la isla en su cuenta Facebook¡± (donde tiene ?120 millones de seguidores!). Y tirando de smartphone Sandra me ense?a un v¨ªdeo promocional que hizo la Associa?ao y que Cristiano comparti¨®: lleva m¨¢s de 3 millones de visitas.
Nunca hab¨ªa estado en Madeira , pero me voy de aqu¨ª maravillado. Aunque no viene mal cualquier ayuda, creo que la isla tiene suficientes encantos como para promocionarse sola. No hay playas, pero se come muy bien (no dej¨¦is de probar la espetada), tiene los mayores bosques de laurisilva de toda la Macaronesia y unos paisajes de monta?a que superan de largo en belleza al busto de CR7.
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