¡°Cuando vives en una guerra encubierta, aprendes a sobrevivir¡±
Milthon Robles lleg¨® como refugiado a Espa?a en diciembre tras tres intentos de asesinato despu¨¦s de publicar una investigaci¨®n sobre las maras hondure?as
Con una sonrisa y aparente tranquilidad, Milthon Robles relata como a la salida de un centro comercial tres hombres le secuestraron, le taparon la cabeza, le metieron en una furgoneta y le hincharon a golpes. "Para m¨ª ese momento era como el juego de la vida: vivir o morir", sentencia con una claridad que impresiona. A esas alturas, este periodista hondure?o ya hab¨ªa sufrido dos intentos de atropello, hab¨ªa sido amenazado con una pistola y hab¨ªa perdido su trabajo en una emisora local. El secuestro supuso la ¨²ltima l¨ªnea de este escalofriante cap¨ªtulo de su historia, que desde diciembre comenz¨® a escribirse en Espa?a, donde lleg¨® como refugiado ante la amenaza?a su vida que supon¨ªan las maras.
Robles es de San Pedro Sula, la segunda ciudad del Honduras y la m¨¢s violenta del mundo. "Cuando vives en una guerra encubierta, aprendes a sobrevivir", asegura sentado en una terraza de Alonso Mart¨ªnez, en Madrid, mientras toma una infusi¨®n. Tras una vida de periodista de investigaci¨®n, en la que abord¨® temas como el negocio de la miner¨ªa o los asesinatos de ambientalistas, toc¨® la tecla equivocada cuando comenz¨® a emitir una serie de grabaciones en su programa matutino de radio. "Se trataba de una investigaci¨®n sobre el impuesto de guerra que cobran las maras a peque?os comercios, taxistas y conductores de autob¨²s. Yo empec¨¦ a hacer grabaciones clandestinas a los afectados y las emit¨ªa", explica. Su pesadilla comenz¨® cuando en esas conversaciones empezaron a brotar nombres de funcionarios, miliares y polic¨ªas implicados en las supuestas extorsiones. "Empezaron a pincharme el tel¨¦fono, llamarme, mandarme mensajes, me hackearon mis redes sociales, me persegu¨ªan con diferentes coches...", enumera.
Antes de eso, el poder hab¨ªa tratado de tentarle con dinero, pero ante su negativa, comenz¨® el hostigamiento. "El problema no son las maras, esos delincuentes est¨¢n comandados por gente grande", apunta el periodista. Asegura que cuando empezaron las amenazas pidi¨® protecci¨®n al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), pero que no obtuvo respuesta. "Un periodista amenazado no cuenta con protecci¨®n internacional", se queja. Honduras se encuentra en la posici¨®n 137, entre 180 pa¨ªses, en la Clasificaci¨®n Mundial de la Libertad de Prensa 2016 de Reporteros Sin Fronteras. Desde 2009, 61 periodistas han sido asesinados seg¨²n los datos aportados por?Amada Ponce?subdirectora del Comit¨¦ de Libre Expresi¨®n de Honduras, en una conferencia hace unos meses.
Despu¨¦s de cuatro horas encerrado en esa furgoneta, sus secuestradores le robaron todas sus pertenencias y lo soltaron frente a su casa. Era el momento de marcharse de San Pedro Sula. Despu¨¦s de avisar a sus familiares y amigos desde un locutorio de lo que acababa de ocurrir, se march¨® a Tegucigalpa y pas¨® tres meses entre hostales y casas supuestamente protegidas, a la espera de obtener el asilo en Espa?a.
Necesit¨® el aval de varias organizaciones, entre ellas Reporteros sin fronteras, que confirmaron su historia y el peligro que supon¨ªa para su vida continuar en el pa¨ªs. "Si eres alguien medi¨¢tico, consigues el visado en 24 horas, si no, en un mes", se lamenta. Robles dej¨® en Honduras a su familia, su pareja, un hijo, pero no su voluntad de seguir denunciando la injusticia con su trabajo: "Uno nunca deja de mirar con ojos de periodista investigativo".
Esta entrevista pertenece a la cobertura especial que EL PA?S est¨¢ realizando durante este mes con motivo de la conferencia del D¨ªa Mudial de la Libertad de Prensa de la UNESCO.
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