Drones y basura, una nueva fuerza evolutiva
Los efectos de la humanidad sobre la vida animal son tan complejos y sutiles como la tecnolog¨ªa que los sustenta
Los humanos llevamos diez milenios interfiriendo con el curso parsimonioso de la biolog¨ªa animal ¨Cdesde la domesticaci¨®n neol¨ªtica de centenares de ellos hasta las autopistas que fragmentan hoy su h¨¢bitat¡ª, pero las cosas se est¨¢n acelerando en nuestro tiempo. Los drones, de los que pronto habr¨¢ atascos en el aire, ya han empezado a ahuyentar a los elefantes, despertar de su pesado sue?o a los osos, perturbar la intimidad familiar de las focas y, en justa correspondencia, a recibir el ataque en pleno vuelo de gansos y ¨¢guilas, las cornadas del ant¨ªlope, los pu?etazos del canguro y el ataque coordinado de un grupo de tigres. Al mismo tiempo, los m¨¢s temibles predadores del campo est¨¢n optando a menudo por dejar atr¨¢s sus genes de la ferocidad y acercarse a las ciudades, donde se pueden alimentar de modo m¨¢s f¨¢cil con nuestros residuos. Lee en esos dos art¨ªculos de Materia c¨®mo los drones y la basura se est¨¢n convirtiendo en una nueva fuerza evolutiva.
El experimento que est¨¢ en marcha resultar¨¢ tambi¨¦n muy interesante. Otra cosa es que queramos acabarlo
Ser¨ªa interesante presenciar una carrera de armamentos entre los drones y las ¨¢guilas que los cazan. La carrera de armamentos es uno de los mecanismos evolutivos mejor establecidos. La coraza de la gamba se hace cada vez m¨¢s dura para resistir la pinza del centollo, y la pinza del centollo se hace cada vez m¨¢s fuerte para conseguir su almuerzo. Las dos especies corren sin parar para llegar al mismo lugar donde estaban, como en Alicia a trav¨¦s del espejo. Como los drones no pueden evolucionar por s¨ª mismos, al menos de momento la carrera de armamentos ser¨ªa entre los genes del ¨¢guila y el cerebro de los ingenieros. Aun as¨ª, en este estado primitivo de la tecnolog¨ªa, la carrera ser¨ªa interesante. Quiz¨¢ no debamos dispararla, pero ser¨ªa interesante.
El asunto de la basura es, sin embargo, una historia que seguramente ya vivimos una vez. Esos mismos lobos, zorros y dingos que pierden hoy la ferocidad para acercarse a las poblaciones humanas son muy parecidos a los que dieron lugar a nuestros perros y dem¨¢s animales dom¨¦sticos. Hay cient¨ªficos que piensan que as¨ª empez¨® la domesticaci¨®n en el neol¨ªtico, aunque despu¨¦s se sofisticara y diversificara mucho mediante la selecci¨®n artificial. De ser as¨ª, el experimento que est¨¢ en marcha resultar¨¢ tambi¨¦n muy interesante. Otra cosa es que queramos acabarlo.
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