Hugh Hefner, el fundador de ¡®Playboy¡¯, ¨¢ngel y demonio
Alejado de la vida p¨²blica, ayer cumpli¨® 91 a?os y ahora relata su vida en una serie documental
¡°Pod¨¦is pensar que me conoc¨¦is, el hombre que lo tiene todo, una mansi¨®n extravagante, fiestas legendarias y, por supuesto, las chicas. Pero entre todo lo que hab¨¦is o¨ªdo, seguro que hay mucho que no sab¨¦is sobre m¨ª¡±. As¨ª arranca American Playboy: Hugh Hefner Story, palabras del fundador de la ic¨®nica revista dichas por el actor Matt Whelan, quien le interpreta en esta serie documental (en Amazon Prime Video desde el 7 de abril) que mezcla fotos, im¨¢genes y documentos reales con escenas interpretadas.
?Por qu¨¦ ese formato? ?Por qu¨¦ mezclar realidad y ficci¨®n? ¡°Seg¨²n nos cont¨® Hef, llevaba 30 a?os intentando contar su vida¡±, explica a EL PA?S el productor de la serie, Stephen David. ¡°Tony Curtis estuvo a punto de interpretarlo, pero nunca sali¨® adelante y, cuando nos contact¨®, nos dijo que lo que quer¨ªa era contar su vida, pero tambi¨¦n que se transmitiera toda la diversi¨®n que hab¨ªa vivido. Porque entre todos los obst¨¢culos y luchas que pas¨®, hubo diversi¨®n¡±. El Hugh Hefner real no aparece m¨¢s que en antiguas entrevistas. ¡°Ayer a cumpli¨® 91 a?os", dice David excus¨¢ndole.
Los rumores sobre su mal estado de salud se han multiplicado en los ¨²ltimos meses. Pero el creador del imperio de Las conejitas y Las chicas de la puerta de al lado estuvo involucrado en cada detalle. ¡°Nos abri¨® por primera vez al completo su archivo personal en el ¨²ltimo piso de su mansi¨®n, en el que guarda m¨¢s de 17.000 horas de im¨¢genes, cientos de miles de fotograf¨ªas y 2.900 cuadernos de recortes que ha ido haciendo toda su vida, desde el instituto¡±, cuenta el productor. ¡°De hecho, tiene un r¨¦cord Guinness como la persona con m¨¢s cuadernos de recortes del mundo¡±. Hefner les fue guiando sobre qu¨¦ quer¨ªa contar, y qu¨¦ no. ¡°Como estaba tan metido, nos cont¨® todo lo bueno y lo malo. Nos cont¨® cosas que solo podr¨ªamos saber si ¨¦l nos las hubiera contado. Ha querido sincerarse¡±, dice el productor. Por eso habr¨¢ mucha fiesta, claro; pero tambi¨¦n se centra en toda la labor social del playboy como defensor de derechos civiles y blanco de persecuciones por ¡°desafiar el status quo¡±, como dice su hijo, Cooper Hefner.
Tanto ¨¦l como su hermana mayor, Christie, s¨ª tienen un papel protagonista para revelar la cara m¨¢s desconocida de Hefner: como padre. Ambos hablan de ¨¦l con admiraci¨®n como hombre de negocios, como creador de un imperio y de un estilo de vida; pero tampoco se olvidan de que no estuvo presente en su infancia. Especialmente en la de Christie, que ten¨ªa solo un a?o cuando sali¨® a la luz el primer n¨²mero de Playboy, en diciembre de 1953, con Marilyn Monroe en portada.
Simplificando, seg¨²n cuenta, tres razones le condujeron a fundar una revista que, en principio, hizo solo para su disfrute: su primer mal de amores por el que decidi¨® reinventarse como hombre; Esquire, revista que us¨® como gu¨ªa para ser ese hombre nuevo; y el estudio sexual de Kinsey, que le descubri¨® la represi¨®n en la que estaba sumido ¨¦l y toda la sociedad.
Lejos de lo que se tiende a pensar, Playboy no naci¨® como una revista retrato de su fundador. En 1953, Hugh Hefner era un honrado padre de familia del suburbio de Chicago. Fue la revista y conocer a Victor Lownes, el paradigma del soltero, lo que le convirtieron en el hombre de bat¨ªn de seda ¡ª un look que copi¨® del conejo que dibuj¨® en el primer n¨²mero¡ª; le transformaron en ¡°el hombre que lo tiene todo¡±, con ¡°una vida que la mayor¨ªa ni ha so?ado¡±.
Pero su transformaci¨®n en un playboy era, sobre todo, una huida desesperada de los valores tradicionales en los que se hab¨ªa criado, una ruptura con el ni?o t¨ªmido que creci¨® en una casa sin muestras de cari?o; y que acab¨® viviendo en una mansi¨®n famosa por sus excesivas muestras de cari?o. ¡°Cuando ves las cientos de horas de im¨¢genes que guarda en su archivo, lo que m¨¢s sorprende es la dicotom¨ªa del personaje: es ¨¢ngel y demonio en uno¡±, cuenta Stephen David. ¡°Yo le veo como un emperador romano¡±.
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