¡°No somos tan diferentes de la gente que vive en el Nilo¡±
El periodista Xavi Aldekoa publica 'Hijos del Nilo' un libro para explicar las mil realidades de una parte del continente africano
Quer¨ªa contar el periodista Xavier Aldekoa (Barcelona, 1981) que los sue?os, esperanzas y problemas que tenemos nosotros ¡ªespa?oles, europeos, occidentales¡ª son similares a los de las personas que pueblan la ribera del Nilo en Sud¨¢n, en Etiop¨ªa, en Uganda o en Egipto. ¡°No somos tan diferentes¡±, asegura. Con ganas de demostrarlo se embarc¨® en una expedici¨®n que recuerda las de grandes exploradores como el doctor David Livingstone, sir Morton Stanley o John Hanning Speke. Y esa traves¨ªa a lo largo del mayor r¨ªo de ?frica en coche, en faluca, en autobuses destartalados e incluso a pie ha resultado en su segundo libro, que dos semanas despu¨¦s de su lanzamiento ya va por la tercera edici¨®n: Hijos del Nilo (Ed. Pen¨ªnsula) resume la esencia, la unidad y la diversidad de los territorios y civilizaciones que este caudal recorre: "nace en el ?frica negra profunda y exuberante, continua por un imperio orgulloso como es el et¨ªope, se mete en las profundidades del mundo ¨¢rabe y acaba en las culturas mediterr¨¢neas", describe el reportero, que cuenta el continente desde las p¨¢ginas del diario La Vanguardia. El secreto para cocinarlo: paciencia, humildad y tiempo, mucho tiempo.
- P. Eres uno de los pocos periodistas que casi hace activismo por ?frica, pues has dedicado tu profesi¨®n a contar el continente y tambi¨¦n te iniciaste como escritor con una obra sobre el continente [Oc¨¦ano ?frica, en 2014]. ?Este es otro granito de arena con el mismo fin?
- R. Un libro es una manera de llegar a m¨¢s gente, pero lo separo bastante del activismo; es muy peligroso difuminar la l¨ªnea entre activismo y periodismo. Periodismo tambi¨¦n es dar voz a quien piensas que es un cabr¨®n. En Hijos del Nilo tambi¨¦n lo hago. Hay un cap¨ªtulo sobre unas chicas a las que acaban de violar en Juba, en la capital de Sud¨¢n del Sur, a 50 metros del campamento de las Naciones Unidas. Yo no solo debo darles voz, sino tambi¨¦n debo hablar con el Gobierno. A veces se dejan en evidencia, como en este caso, que me preguntaron: ¡°?Cu¨¢ntas denuncias hay?¡± Claro, una mujer tan desvalida, que ha sido violada por los soldados del Gobierno, ?c¨®mo va a ir a denunciarlo? No les importa, solo les importa cu¨¢ntas denuncias hay, les da igual que les hable de doscientas y pico mujeres o que las Naciones Unidas no justifiquen que vieron c¨®mo se llevaban a varias mujeres y no hicieron nada. Esa diferencia entre activismo y periodismo me parece importante.
- P. Entonces este libro lo has escrito sin quitarte el gorro de periodista...
Es muy peligroso difuminar la l¨ªnea entre activismo y periodismo
S¨ª, y no ha sido dif¨ªcil porque los protagonistas son sus personajes, es algo que ya dec¨ªa en Oc¨¦ano ?frica: reportero y viajero pueden vivir en el mismo cuerpo porque nos gusta viajar, pero para el viajero la importancia del viaje reside en uno mismo y en el reportero reside en los dem¨¢s. Yo intento hablar de los dem¨¢s porque, aparte de que es mucho m¨¢s interesante, me ayuda a explicar lo que est¨¢ pasando. Tambi¨¦n por honestidad y justicia; son palabras muy grandes, pero es que nosotros trabajamos para explicar la historia de los dem¨¢s, no para decir que estamos en un sitio.
- P. T¨² eres ya perro viejo pateando ?frica, pero siempre se aprenden cosas nuevas. ?Esta vez, qu¨¦ aprendizaje te has tra¨ªdo?
Que la gente te ayuda, que la mayor¨ªa de veces es buena. Ya lo sab¨ªa, pero lo he constatado. Me emociona la heroicidad de quienes deciden no tomar un arma cuando lo m¨¢s f¨¢cil es pillar un Kalashnikov y ponerte a robar para no morir de hambre. Tambi¨¦n he aprendido con los n¨®madas del desierto en el norte de Sud¨¢n. Vi a unas familias en un pozo, habl¨¦ con una se?ora mayor y le dije: ¡°A ver, esto es un infierno, hay arena por todos lados, ?por qu¨¦ no os vais 100 kil¨®metros m¨¢s all¨¢, que est¨¢ el Nilo con unas tierras f¨¦rtiles donde podr¨¦is vivir mejor?¡± Y no quer¨ªa, pero desde el orgullo, no desde la inconsciencia. Me dec¨ªa que son n¨®madas, quieren vivir libres y que all¨ª no se duerme tan bien como en el desierto. Te das cuenta de que hay gente que tiene otras prioridades y no est¨¢ mal.
- P. ?Cu¨¢l es el mayor problema que has tenido durante este gran viaje?
- R. Lo de fijarse en las peque?as complicaciones o riesgos me parece obsceno. Est¨¢s con gente que te est¨¢ contando que ha sido violada y o que han asesinado a sus seres queridos. En Etiop¨ªa ya han matado a m¨¢s de 800 personas y all¨ª he conocido gente que est¨¢ jug¨¢ndose la cara. ?Qu¨¦ voy a explicar? ?Que he pasado un riesgo porque he entrado de turista?
- P. ?Crees que ?frica es un territorio al que cualquiera puede ir a informar y escribir o crees que hay que ser de una pasta especial?
- R. Depende de los pa¨ªses por una cuesti¨®n de riesgo, lo m¨¢s importante es la empat¨ªa. Escribir es una consecuencia, lo primero es escuchar y entender. Es una traici¨®n explicar solo lo que ves cuando no hablas el idioma, no entiendes la cultura... Es necesaria la empat¨ªa, la paciencia para escuchar y la humildad para reconocer que no lo sabes todo.
Una mujer violada empieza a existir desde el d¨ªa que la violaron, la historia del ni?o soldado comienza cuando le secuestraron... Eso es injusto
- P. Como periodista y escritor t¨² cuentas lo que ves, pero lo haces desde tu mente y tu educaci¨®n occidental. ?C¨®mo saber si est¨¢s siendo fiel a la realidad?
- R. Una de las maneras de defenderse de eso es el tiempo, creo que con ¨¦l aflora parte de la paciencia, la empat¨ªa y la humildad. Cuando vas corriendo es m¨¢s dif¨ªcil saber que le pasa al otro. La humildad es saber que el reportaje que has ido a buscar no existe, y es m¨¢s f¨¢cil de aceptar si tienes tiempo para encontrar el que realmente existe. Una vez quise contar c¨®mo se mueren de sed los himbas. Estuve all¨ª 20 d¨ªas, 12 durmiendo en la misma aldea, y vi que lo que pasaba es que no hab¨ªa hierba para los animales, as¨ª que ten¨ªan que mandar a sus hijos muy lejos con los reba?os y no iban al colegio.??
- P. Dado que el tiempo es el enemigo del reportero, ?crees que un libro es un formato m¨¢s adecuado para contar lo que contamos en los reportajes?
- R. En el libro intento que haya m¨¢s reflexi¨®n. Puedo contar m¨¢s an¨¦cdotas, ir m¨¢s a las ra¨ªces y narrar curiosidades que nos acercan a las personas. Y, sobre todo, hay algo que me preocupa y que en el libro puedo hacer m¨¢s: no quedarme en la herida. Normalmente, una mujer violada empieza a existir desde el d¨ªa que la violaron, la historia del ni?o soldado comienza cuando le secuestraron... Eso es injusto. Yo empiezo el libro con la historia de Grace, una ni?a sudanesa que huy¨® despu¨¦s de que quemaran su casa. Es una ni?a especial que tiene unas ganas de estudiar enormes. Escribo sobre ella y me llama un m¨¦dico jubilado para decirme que quiere pagarle los estudios. Yo la llamo y le digo: ¡°Hola Grace, que te quieren pagar los estudios¡±. Y se corta la llamada. Pues esa ni?a de 15 a?os se atraviesa un pa¨ªs en guerra, se va hasta Kenia y me contacta desde all¨ª a trav¨¦s de Facebook para decirme: ¡°Xavi, he llegado a Kenia, aqu¨ª puedo estudiar¡±.
- P. ?Y qu¨¦ ha pasado con ella?
- R. Ha quedado la tercera en mejores notas de su escuela, en un pa¨ªs en el que no habla el mismo idioma porque su lengua es dinka, no suajili. Para explicar qui¨¦n es Grace no vale empezar con cuando le quemaron la casa; Grace es especial porque tiene una madre que ense?¨® ingl¨¦s a sus hijas y les hizo prometer a todas que estudiar¨ªan. Y su padre es un tipo de 60 a?os paciente, que no la quiere casar aunque ya sea mayor de edad. Se entiende su huida porque es una ni?a que, cuando viv¨ªa en su casa, ve¨ªa la tele como cualquier chavala y le¨ªa mogoll¨®n. T¨² no te explicas a trav¨¦s de un hecho traum¨¢tico, t¨² eres alguien antes, y eso lo hacemos poco con ?frica. Cuando hay un atentado en Par¨ªs, por ejemplo, se habla de qui¨¦nes eran los fallecidos, qu¨¦ trabajo realizaban, si ten¨ªan hijos¡ Eso es muy poco habitual, en ?frica son v¨ªctimas.
- P. Pero hacer la ficha con la vida de las v¨ªctimas de un atentado en la prensa se ha criticado mucho en Europa...
- R. No es tanto la ficha, sino que las actuaciones de personas como Grace o las mujeres que han violado solo se entienden si conoces su pasado. Como lo de las chicas violadas que no importan a nadie. Ellas vinieron a hablar conmigo y me dijeron: ¡°Pon nuestros nombres y di que son unos cobardes; pon el nombre de la chica a la que mataron¡±. Esa valent¨ªa solo se entiende si conoces de d¨®nde vienen, qu¨¦ han sufrido, qu¨¦ han estado haciendo, qu¨¦ importancia y qu¨¦ orgullo tiene la mujer sursudanesa.
- P. ?Alguna an¨¦cdota de las que hacen pensar m¨¢s de la cuenta?
- R. Hay un cap¨ªtulo en el que dejo hablar a un ni?o soldado del norte de Uganda. Cuenta que una vez pararon a un t¨ªo que iba en bici muy r¨¢pido y pensaron que era un esp¨ªa porque, si no, no ir¨ªa tan r¨¢pido. Le interceptaron y le dijeron a ¨¦l: ¡°c¨®rtale la pierna¡±. Eso se le hab¨ªa quedado en la memoria, hab¨ªa matado a mucha gente, hab¨ªa hecho barbaridades, pero cortarle la pierna a ese hombre le dej¨® marcado porque dec¨ªa que en cuatro toques se le fue la pierna. Me dijo: ?y t¨² que habr¨ªas hecho? Esa pregunta es jodida porque quiero pensar que yo habr¨ªa sido un h¨¦roe (o un est¨²pido, seg¨²n se mire) y habr¨ªa dicho: ¡°No lo har¨¦, matadme a m¨ª si hace falta¡±. Pero no s¨¦ si quiero hacerme esa pregunta...
- P. Hasta ahora hemos hablado de situaciones muy negativas, ?hay cabida para el optimismo en Hijos del Nilo?
- R. Hay realidad, optimismo y de todo: como la historia de los pillos de las furgonetas a los que llaman calientasillas. Cuando vas a viajar en una furgoneta p¨²blica ves que hay gente ya sentada y te metes corriendo porque piensas que se va a ir en breve. Te sientas y alguno se apea. Ese es un compinche del conductor que hace que parezca que la furgoneta va a salir en seguida. Tambi¨¦n hay historias de valent¨ªa: en Sud¨¢n un director de peri¨®dico me ense?aba la casa que se estaba construyendo, pero no la pod¨ªa acabar porque estaba luchando por la libertad en un pa¨ªs bajo una dictadura. Estaba un peri¨®dico independiente, cada dos por tres le secuestraban un n¨²mero entero y perd¨ªa dinero, as¨ª que nunca pod¨ªa terminar de construir su casa, pero ¨¦l segu¨ªa porque era m¨¢s importante la libertad.
Me emociona la heroicidad de quienes deciden no tomar un arma cuando lo m¨¢s f¨¢cil es pillar un Kalashnikov
- P. Quiz¨¢ lo m¨¢s dif¨ªcil es normalizar la visi¨®n que se tiene sobre ?frica: que ni todo es terrible ni todo perfecto.
- R. Es as¨ª; el ?bola fue un golpe en tres pa¨ªses al final. Y fue terrible, pero son tres de 54 o 55. Al final ?frica es de una diversidad brutal y hay que hacerla ver. Es lo que te dec¨ªa de los h¨¦roes: muchas veces nos quedamos con los verdugos pero, ?y los h¨¦roes que luchan por los dem¨¢s o por sus familias o porque su pa¨ªs sea m¨¢s libre?
- P. ?Crees que entre lo que se est¨¢ informando y lo que va sabiendo, existe ahora m¨¢s inter¨¦s en ?frica que cuando empezaste a trabajar como reportero o es pronto para hacer esa reflexi¨®n?
- R. Yo s¨ª siento ese inter¨¦s de la gente, pero creo que es pronto para saber. Si abro el foco, pienso que mi peri¨®dico no ten¨ªa ning¨²n corresponsal en ?frica y ahora s¨ª. Pero si cierro el foco y veo las condiciones y lo que cuesta hacer un buen trabajo a todos los que nos dedicamos a ?frica, lo dif¨ªcil que es colar algunos temas y lo f¨¢cil que es publicar otros m¨¢s negativos¡ Veo que queda much¨ªsimo por hacer. Pero creo que todos los que nos dedicamos a esto sab¨ªamos que iba a ser complicado. Se trata de empujar poco a poco para cambiarlo.
El mayor fan del Atleti
Se llama Hassan, ronda los 11 a?os y su amor por el club de f¨²tbol Atl¨¦tico de Madrid le ha hecho famoso en las redes sociales. El periodista Xavier Aldekoa lo encontr¨® el pasado mes de marzo en el campo de refugiados de Dar es Salaam, el mayor de la regi¨®n del lago Chad. De ¨¦l le sorprendi¨® que era el ¨²nico ni?o que vest¨ªa una camiseta rojiblanca ¡ªla de Diego Costa¡ª cuando todos los otros ni?os (all¨ª y en ?frica entera, donde este deporte levanta pasiones) suelen ser m¨¢s forofos del F.C. Barcelona, del Real Madrid o del Manchester United.
¡°S¨²per orgulloso, me dijo: 'soy del atl¨¦tico Madrid'. Cuando le pregunt¨¦ la raz¨®n, el chaval respondi¨®: 'Lo soy porque luchan, porque no se rinden'. Mol¨® mucho ese orgullo, ese esp¨ªritu de lucha del equipo que ¨¦l admira". Hassan estaba muy nervioso porque hab¨ªa muchos chicos a su alrededor, y por eso no respondi¨® bien cuando Aldekoa le pregunt¨® por su jugador favorito: ¡°Torro¡±, farfull¨®. ¡°Era Torres, claro¡±, corrige el periodista, que tuite¨® este breve encuentro. La historia de Hassan fue difundida por varios medios de comunicaci¨®n espa?oles y acab¨® llegando a o¨ªdos de la Fundaci¨®n Atl¨¦tico de Madrid, que ha asegurado a este peri¨®dico que ya se ha puesto en contacto con Unicef para hacer llegar unos regalos a su fan m¨¢s orgulloso del lago Chad.
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