Espa?a expuesta
El super¨¢vit con Reino Unido hace que las autoridades espa?olas est¨¦n m¨¢s cercanas al Brexit blando
?Hasta hace unos d¨ªas, las mayores inquietudes que generaba el Brexit en Espa?a eran de naturaleza fundamentalmente econ¨®mica, aun cuando el problema de Escocia pudiera contaminar el nuestro con Catalu?a. No hab¨ªamos contemplado la posibilidad sugerida por Michael Howard de que Reino Unido desencadenara una guerra contra Espa?a para defender el territorio gibraltare?o. Ahora, mucho me temo que, aunque esa salida de tono quede en agua de borrajas, si la actitud de ese conservador es la que va a inspirar el proceso de negociaci¨®n durante los dos pr¨®ximos a?os, el desenlace no ser¨¢ bueno para nadie.
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La exposici¨®n de la econom¨ªa espa?ola a Reino Unido es notable. De ah¨ª que las autoridades espa?olas se encontraran m¨¢s cercanas a ese Brexit blando que defend¨ªa el ministro espa?ol de Asuntos Exteriores. Las eventuales l¨ªneas rojas constituidas por ambos asuntos, Gibraltar y Escocia, no deber¨ªan comprometer los v¨ªnculos comerciales e inversores entre ambas econom¨ªas. El ministro espa?ol subrayaba en declaraciones a este peri¨®dico el ¨¦nfasis que la carta de May pon¨ªa en la vinculaci¨®n de un acuerdo comercial a la cooperaci¨®n en materia de seguridad y terrorismo: ¡°comercio por terror¡±, sin que previ¨¦ramos que en este segundo t¨¦rmino de la permuta tuvi¨¦ramos que incluir la amenaza de un despliegue en la bah¨ªa de C¨¢diz.
Bromas aparte, el crecimiento de la econom¨ªa espa?ola es sensible a la estabilidad de los v¨ªnculos con Reino Unido en diversos ¨¢mbitos. En ese pa¨ªs se concentra el principal stock de inversi¨®n espa?ola directa en el extranjero. Solo Alemania y Francia invierten m¨¢s que Espa?a en Reino Unido. En el pasado a?o, el 38% de los flujos brutos de inversi¨®n directa espa?ola fueron a ese pa¨ªs.
No es realista alimentar la ilusi¨®n de que ciudades como Barcelona o Madrid puedan sustituir a la City londinense
Las exportaciones espa?olas a Reino Unido superaron los 19.000 millones de euros en 2016, el 8% del total. Son m¨¢s de diez a?os de super¨¢vit comercial espa?ol, de 8.000 millones de euros el pasado a?o, con sectores como el de material de transporte o alimentario muy dependientes de las ventas en los mercados brit¨¢nicos. La balanza de servicios no es menos sensible: los flujos de turistas brit¨¢nicos en Espa?a representan la mayor proporci¨®n, un 23% el pasado a?o, con ingresos superiores a los 13.000 millones de euros. Adem¨¢s, casi un mill¨®n de brit¨¢nicos poseen viviendas en Espa?a, de los que algo menos de la mitad residen permanentemente en nuestro pa¨ªs. Y tambi¨¦n Reino Unido es el principal destino de la emigraci¨®n espa?ola, con m¨¢s de 300.000 espa?oles all¨ª residentes.
Menos susceptible de negociaci¨®n es la redistribuci¨®n de las aportaciones al presupuesto comunitario que habr¨¢ que hacer tras la salida efectiva de Reino Unido. Se ha estimado en 888 millones adicionales los que Espa?a deber¨¢ aportar en concepto de gastos de comunidad, independientemente de la redistribuci¨®n de las ayudas regionales.
Frente a esas amenazas, no cabe confiar demasiado en las ventajas que ese divorcio tenga sobre el fortalecimiento de la din¨¢mica de integraci¨®n comunitaria, ni en el desv¨ªo de inversiones brit¨¢nicas hacia Espa?a. Las posibilidades de que nuestro pa¨ªs sea destino de eventuales decisiones de deslocalizaci¨®n de empresas aportan poco consuelo. Tampoco es realista alimentar la ilusi¨®n de que ciudades como Barcelona o Madrid puedan sustituir a la City londinense como centro de finanzas europeo. La vitalidad de aquel centro financiero global no depende de la actividad europea, ni sus ventajas competitivas quedan erosionadas tras la concreci¨®n del Brexit. Ninguna ciudad europea puede replicar de la noche a la ma?ana las dotaciones de capital humano, infraestructuras tecnol¨®gicas y de comunicaci¨®n que tiene Londres. Cuesti¨®n distinta es que instituciones comunitarias como la European Banking Authority (EBA) se vean obligadas a una mudanza. Lo que no cabe descartar es que Reino Unido lleve a cabo desregulaciones en algunos mercados que acent¨²en las desventajas competitivas de algunos sectores comunitarios.
Espa?a no puede contemplar desde la distancia la negociaci¨®n. Lo que est¨¢ en juego es suficientemente importante para que se asigne a ese proceso la mejor capacidad de interlocuci¨®n disponible entre nuestros altos funcionarios. Para que la misma se fundamente en la racionalidad, sin atender a provocaciones de opereta como las de lord Howard. En esto tambi¨¦n estar¨ªan de acuerdo la mayor¨ªa de los brit¨¢nicos que viven en nuestro pa¨ªs, partidarios de rescatar la recomendaci¨®n de Churchill: ¡°Jaw-jaw is better than war-war¡± (Negociar es mejor que batallar). Siempre.
Emilio Ontiveros es presidente de Afi.
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