La caza extermina la vida de la selva
La abundancia de animales se reduce hasta en un 90% all¨ª donde llegan los cazadores
Hay selvas tan llenas de ¨¢rboles como vac¨ªas de animales. La caza casi ha acabado con ellos. Una profunda revisi¨®n de los estudios sobre el impacto de las actividades cineg¨¦ticas en la biodiversidad de los bosques tropicales muestra que all¨ª donde llegan los cazadores la abundancia de vida animal se ha reducido hasta en un 90%. La mayor o menos cercan¨ªa a los asentamientos humanos o a una carretera determina si una selva estar¨¢ vac¨ªa de vida.
El estudio, realizado por un grupo de ec¨®logos liderados por la investigadora espa?ola Ana Ben¨ªtez, ha repasado 175 investigaciones previas realizadas desde 1970 que analizaban los efectos de la caza sobre la abundancia de vida salvaje. El otro dato esencial que buscaban era medir el alcance en kil¨®metros del efecto, hasta donde llegaban el impacto de los cazadores. Obtuvieron datos de 254 especies de mam¨ªferos y 97 especies de aves. El trabajo incluye la situaci¨®n de las selvas de Am¨¦rica Latina, el ?frica central y el sudeste de Asia y otros biomas tropicales, como la sabana africana o el Cerrado amaz¨®nico.
El impacto de los cazadores sobre la abundancia de mam¨ªferos se nota en 40 kil¨®metros a la redonda
En conjunto, en las zonas donde hay caza, la abundancia de aves se ha reducido en un 58% de media y la de mam¨ªferos en un 83% en comparaci¨®n con las ¨¢reas donde no llegan los cazadores. Esas son las medias, hay regiones y especies donde la biodiversidad ha desaparecido hasta en un 90%. Para los investigadores, la diferencia de porcentaje entre aves y mam¨ªferos puede deberse al relativo mayor tama?o de los segundos, lo que los convierte en piezas m¨¢s interesantes ya sea para com¨¦rselas o para venderlas.
"La caza comercial tiene m¨¢s impacto que la de subsistencia, en especial entre los mam¨ªferos", dice Ben¨ªtez, investigadora de la Universidad Radboud, de Nimega (Pa¨ªses Bajos). Aunque podr¨ªa parecer por el tipo de carne (desde monos hasta roedores) que se trata de un comercio local a peque?a escala, Ben¨ªtez destaca tambi¨¦n su dimensi¨®n internacional: "En algunos casos, ven esta carne como una delicatessen, en otros, como sucede con el pangol¨ªn en China, su drama se debe a la medicina tradicional".
El otro gran dato que ofrece esta investigaci¨®n publicada en Science, es la relaci¨®n entre distancia y grado de reducci¨®n de biodiversidad. Los investigadores aplicaron la l¨®gica: el impacto debe ser mayor cuanto m¨¢s cerca de los humanos. Identificaron dos puntos de inicio fundamentales, los asentamientos humanos y las carreteras. Comprobaron que, en efecto, los cazadores solo se alejan del pueblo o del camino si es estrictamente necesario.
As¨ª, estimaron que en un radio de unos 500 metros alrededor de unos de estos focos humanos apenas hay aves. En el caso de los mam¨ªferos, el 90% ha desaparecido en 700 metros a la redonda. Pero, a medida que la distancia del centro aumenta, tambi¨¦n se va recuperando la fauna. La abundancia de p¨¢jaros se iguala entre zonas de caza y zonas libres de cazadores al llegar a los siete kil¨®metros. Los mam¨ªferos necesitan unos 40 kil¨®metros para escapar de los cazadores.
"Estas distancias est¨¢n relacionadas con la capacidad de acceso que tiene una persona que va andando", comenta la investigadora espa?ola. Pero no se trata de una distancia est¨¢tica. "A medida que van desapareciendo los animales m¨¢s grandes, o los que tiene m¨¢s valor comercial, el cazador aumenta la distancia que recorre", a?ade Ben¨ªtez.
Adem¨¢s de la cercan¨ªa a un poblado o a una carretera, el estudio destaca tambi¨¦n que cuanto m¨¢s cerca de una ciudad, que pueda funcionar como mercado, peor para los animales. Adem¨¢s, desvela que las especies que habitan en ¨¢reas protegidas tampoco se salvan del acoso de los cazadores. En este caso, la caza es casi toda de car¨¢cter comercial.
Aunque el objetivo de este trabajo no era identificar qu¨¦ especies son las m¨¢s cazadas, los investigadores pudieron sacar algunas conclusiones: los animales m¨¢s grandes son los m¨¢s diezmados. Entre los mam¨ªferos, mientras que las diversas especies de ungulados, roedores y simios son cazadas principalmente por su carne, los felinos son exterminados por ser competidores de los humanos.
Los asentamientos humanos y la cercan¨ªa de una carretera son los principales factores de riesgo para la vida salvaje
Lo peor es que, como se?alan los autores del estudio, el impacto de la caza sobre la vida animal ser¨¢ cada vez mayor. Los dos principales factores de riesgo son la cercan¨ªa a un pueblo o a una carretera. "En ?frica, el 90% de los bosques que quedan est¨¢n a menos de 50 Km de una carretera", recuerda Ben¨ªtez. Con el previsto aumento de poblaci¨®n en estas regiones, los nuevos asentamientos, las nuevas carreteras llegar¨¢n cada vez m¨¢s lejos y con ellos los cazadores.
En un comentario en Science, los bi¨®logos de la Universidad de California, Berkeley, Justin Brashares y Kaitlyn Gaynor, recuerdan que el de la caza es un problema muy complejo: En estas regiones, se solapan la caza para subsistir con la caza para ganar algo de dinero y con la ilegal que ofrece mayores beneficios. Y, en muchas ocasiones, se trata del mismo cazador en los tres casos.
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