La Rep¨²blica
Aunque no guste a los nacionalistas, supone elegir la uni¨®n federal frente al secesionismo suicida
En mi entorno ya no queda gente viva que pudiera contar sus experiencias de aquel d¨ªa de j¨²bilo y de liberaci¨®n. El 14 de abril de 1931, hace la friolera de ochenta y seis a?os, Espa?a, comenzando por ?ibar, se declar¨® republicana, poniendo fin a muchas d¨¦cadas de corrupci¨®n y decadencia. Alguno de los que yo conoc¨ª sab¨ªan identificarse entre el gent¨ªo que se ve¨ªa en las fotos de la Puerta del Sol de Madrid. Era un orgullo que no ten¨ªa contestaci¨®n posible, porque era imposible discernir en aquel tumulto los rostros de los que se sub¨ªan a las farolas de la plaza. Bastaba para alumbrar el alma del curioso reconocer los rasgos faciales de Niceto Alcal¨¢ Zamora y su compa?¨ªa.
Con los testigos directos del acontecimiento se han ido esfumando los contenidos concretos del cambio de civilizaci¨®n que viv¨ªa nuestro pa¨ªs en aquellos d¨ªas. Poco a poco la Rep¨²blica ha ido convirti¨¦ndose en una abstracci¨®n, llena de sugerencias, eso s¨ª, al estilo de lo que los franceses resumen en su trilog¨ªa de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Hay, aunque se ignore, muchos franceses que no se reconocen en esas tres palabras, como los hay que niegan la colaboraci¨®n francesa con Hitler. Pero no son la imagen que tenemos de nuestros admirables vecinos. En Espa?a, declararse republicano era y sigue siendo definirse como un ferviente partidario de las tres palabras. Tambi¨¦n, a pesar de que no les guste a los nacionalistas, supone tomar partido por la uni¨®n federal frente al secesionismo suicida.
Hoy el ideal republicano admite incluso la presencia de un rey que respete escrupulosamente la Constituci¨®n. No se trata de un r¨¦gimen espec¨ªfico sino de un sistema no s¨®lo respetuoso sino beligerante a favor de la libertad, la igualdad y la fraternidad entre los ciudadanos.
Los republicanos, sin embargo, no abundan en la franja derecha de nuestro espectro pol¨ªtico. Es algo raro, y se puede ver c¨®mo, por ejemplo, en Estados Unidos, la derecha puede defender la libertad con el mismo ah¨ªnco que su pellejo. La derecha espa?ola sigue, no se sabe por qu¨¦, api?ada en torno al pasado que representan los fascistas que acabaron con la Rep¨²blica tras una cruenta guerra de tres a?os.
Quiz¨¢s el apego de la mitad del pa¨ªs por el autoritarismo de Franco y sus secuelas tenga que ver con que la Rep¨²blica tuviera en realidad muy pocos apoyos, salvando a los partidarios de Aza?a y unos pocos socialistas. Pero hoy ya no necesita la derecha ese reconocimiento. Ya nadie del partido que fue de Aznar siente repugnancia por defender la libertad. ?No?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.