Fabricando a un yihadista

1. Los gemelos
El edificio se encuentra en un suburbio de Barcelona con un 20% de extranjeros. El telefonillo no funciona. No hay ascensor. Y en el 4? piso de este bloque de Babel viven los Amrani, originarios de Tetu¨¢n (Marruecos). Rachida, de 20 a?os, abre la puerta con hiyab. Son poco m¨¢s de las tres de la tarde y su madre, Aicha, ha preparado comida. Su hermano peque?o, Farid, acaba de llegar del m¨®dulo de electricidad. Viste como cualquier joven del barrio: jersey, vaqueros comidos, deportivas. Moreno, con ojos oscuros y 18 a?os, Farid es id¨¦ntico a su hermano gemelo, Faris, que tambi¨¦n estudia electricidad y est¨¢ al caer. ¡°Solo se distinguen por un lunar junto a la nariz¡±, dice su hermana. Son iguales en casi todo. Pero Farid se adelant¨® y termin¨® la ESO en el reformatorio. Hasta entonces, hab¨ªan hecho casi todo juntos. Una de las primeras veces que los separaron fue de camino a Madrid, cada uno en el interior de un veh¨ªculo de la Guardia Civil. A uno de ellos, el agente que le custodiaba le pregunt¨®:/
¨C?T¨² te quieres inmolar?
¨CYo qu¨¦ s¨¦, me duele la cabeza.
Y el chico durmi¨® casi todo el trayecto hasta el calabozo./
¡°?Qui¨¦n ha hecho que exista el ISis? Si a un ni?o le pegas desde peque?o, crece duro¡±, cuenta mohamed akaarir tras su juicio en la audiencia Nacional.
Los gemelos fueron detenidos en marzo de 2015 y condenados en el juzgado central de menores por un delito de integraci¨®n de organizaci¨®n terrorista. Reconocieron los hechos. Han pasado nueve meses en un centro de reforma. Se encuentran en libertad vigilada. Su madre, Aicha, tambi¨¦n fue detenida y acusada de colaboraci¨®n con organizaci¨®n terrorista. En su mirada apagada se percibe el a?o y nueve meses encerrada en aislamiento. Se encuentra en libertad provisional, a la espera de juicio. Al padre tambi¨¦n lo detuvieron. Lo soltaron sin cargos. Los titulares de aquel d¨ªa centraron el foco en los progenitores: ¡°Detenida una familia que enviaba a sus hijos menores a la yihad en Siria¡±./
El radar policial se pos¨® sobre ellos en marzo de 2014. Uno de los gemelos, que entonces ten¨ªa 15 a?os, colg¨® en Facebook una foto de su hermanastro, barbado y sonriente: ¡°Te amo, mi hermano, pronto voy a ser como t¨². Si Dios quiere¡±. Era hijo de la misma madre pero distinto padre. Apenas lo conoc¨ªan, nunca vino a Espa?a, les sacaba 14 a?os; ten¨ªa mujer, dos hijos y un nombre de guerra: Abu Yasser. Acababa de morir en Siria. Dur¨® un mes en el frente. ¡°El m¨¢rtir¡±, lo llama la madre en las conversaciones registradas en la instrucci¨®n del caso. Su primog¨¦nito./
Con aquel mensaje, la Guardia Civil solicit¨® intervenir las comunicaciones de los Amrani (se ocultan sus nombres y apellidos reales) como parte de una investigaci¨®n del entorno radicalizado de Badalona, donde viv¨ªan: hab¨ªan detectado varios yihadistas procedentes de esta localidad y comenzaron a seguir a un grupo de ciudadanos magreb¨ªes. En las calles, en las casas, en las mezquitas se hablaba de la guerra. Las conversaciones eran jugosas, cada reuni¨®n sospechosa. Algunos j¨®venes alardeaban de ardor guerrero, unos pocos se planteaban marchar a Siria. Los gemelos comenzaron a meterse en vena v¨ªdeos del ISIS. En YouTube, Faris pas¨® de seguir un canal de tutoriales de videojuegos a otro de propaganda yihadista./
Son los d¨ªas de expansi¨®n de las banderas negras por Irak y Siria. Su ej¨¦rcito crece con legiones de extranjeros ¨Csumar¨¢n unos 30.000, 5.000 europeos; m¨¢s de 200 desde Espa?a¨C. Y en el Viejo Continente ha cobrado forma lo que Gilles Kepel, uno de los mayores expertos en la materia, denomina ¡°la tercera oleada de yihadismo¡±, cuyas ra¨ªces se remontan a 2005. Ese a?o, el terrorista sirioespa?ol Abu Musab al Suri publica en l¨ªnea Llamamiento a la resistencia global. ¡°Una mezcla de enciclopedia militante y manual de instrucciones de la yihad 3G¡±, lo define Kepel en su libro El terror entre nosotros (2016). Propugna ¡°un terrorismo de proximidad que penetra en las sociedades por la base [...], apoyado en los j¨®venes inmigrantes mal integrados, tras adoctrinarlos convenientemente¡±. Sus tesis encuentran el mejor aliado: Internet./
Se abre la puerta en el hogar y aparece Faris. Viene de clase. ¡°?Me muero de hambre, brother!¡±, le dice a su hermano. Los gemelos nacieron en Tetu¨¢n. Su padre fue el primero en dejar Marruecos. Consigui¨® reagrupar a la familia. Los chicos llegaron con seis a?os. Hablan en espa?ol entre ellos; con sus progenitores, en ¨¢rabe. Pero no saben leerlo ni escribirlo. Nunca fueron buenos estudiantes. La muerte de su hermanastro los pill¨® en 3? de la ESO. Terminaron el curso. Y lleg¨® el ramad¨¢n de 2014, cuando Abu Bakr al Bagdadi, l¨ªder del ISIS, proclama su califato en Mosul vestido como en tiempos de Mahoma. Esos d¨ªas de efervescencia, los chicos se acercan en la mezquita a un predicador marroqu¨ª. Les propone ir a Marruecos a estudiar en una madrasa. Aicha, la madre, asegura que vio en el viaje una forma de que evitaran las calles: un a?o antes, otro de sus hijos, este s¨ª del mismo padre, fue condenado por asaltar una vivienda. Le cayeron seis a?os./
2. El captador
En agosto de 2014, en lugar de matricularse en 4? de la ESO, los gemelos cruzaron el Estrecho en compa?¨ªa del predicador. Pasaron por un par de madrasas de las que fueron expulsados por mal comportamiento. En la tercera, en la mezquita de Mesnana, en T¨¢nger, estudiaban y rezaban cinco d¨ªas a la semana. Durante las jornadas de descanso, cuando los alumnos regresaban a casa, los gemelos se quedaban con un grupo reducido. All¨ª conocieron a Mohamed Mouadin, de 28 a?os. Un hombre bajito, con barba, ¡°el que m¨¢s sab¨ªa¡±, seg¨²n Faris y Farid. Les comenz¨® a hablar de lo que es ser ¡°un buen musulm¨¢n¡±. Pertenec¨ªa a una red de captaci¨®n en activo desde 2007.
Vuelve a abrirse la puerta: es el padre, consumido, vestido de obra. Los chavales lo besan. Y ahora narran c¨®mo los sedujo el captador: ¡°Descendimos a un terreno personal, nos hicimos amigos. Nos contaba las recompensas si mor¨ªas all¨ª. ?bamos a entrenar, a correr. Dec¨ªa que no se lo cont¨¢ramos a nadie. Mi hermano hab¨ªa muerto en Siria y nos hac¨ªa verle como un h¨¦roe. ¡®Mirad d¨®nde est¨¢, en el para¨ªso. Para ser buenos musulmanes, deb¨¦is ir all¨ª¡¯. Nos hablaba de dinero y mujeres. Nunca de la guerra. Sino de viajar y ganarnos la vida¡±.
El entrenamiento inclu¨ªa artes marciales. Y visionado de v¨ªdeos. Los gemelos se engancharon a im¨¢genes de cr¨ªos como ellos, curti¨¦ndose en campos de entrenamiento. Recuerdan uno: los ni?os desmontan y vuelven a montar un arma en segundos; lo hacen f¨¢cil, r¨¢pido, ¡°como si estuvieran comiendo¡±. Esos d¨ªas, Faris decora su facebook con fotograf¨ªas de Abu Usama al Magribi, un comandante del ISIS muerto poco antes. En un v¨ªdeo elegiaco, Al Magribi cabalga por praderas, lidera columnas de milicianos, empu?a lanzamisiles y sonr¨ªe en cada trinchera. Propaganda pura y dura destinada a permear la mente de los hijos de la inmigraci¨®n.
¨C?Qu¨¦ os atra¨ªa de la yihad?
¨CEl compa?erismo, estar con tus hermanos musulmanes, la valent¨ªa, defender tu religi¨®n.
¨C?Contra qui¨¦n pensabais que hab¨ªa que combatir?
¨CContra los infieles. Nos dec¨ªan: este es infiel y este no. Mata a este y qu¨¦date con el otro.
Su hermana interviene: ¡°Son muy influenciables¡±.
3. Los expertos
El ISIS ha aprovechado una gran falla en Europa: ¡°Se ha colado por un hueco del sistema para hablarles a los j¨®venes¡±, en palabras de la investigadora Carola Garc¨ªa-Calvo, del Real Instituto Elcano. En noviembre, durante un congreso sobre terrorismo global organizado por el think tank espa?ol, la investigadora record¨® una frase habitual entre islamistas: ¡°Si vosotros no invert¨ªs en juventud, ya lo haremos nosotros¡±. Un negocio teledirigido a la segunda generaci¨®n. ¡°Por su crisis de identidad. No se sienten cercanos a los pa¨ªses de sus padres, pero tampoco se identifican con el de acogida¡±. Entre los ponentes en la conferencia se encontraba el juez de menores que firm¨® la sentencia de los gemelos, Jos¨¦ Luis Castro. Expuso las cifras crecientes de chavales seducidos por el fen¨®meno: solo un condenado entre 2003 y 2008 (de los atentados del 11-M); frente a los 24 casos que llegaron a su juzgado en los dos ¨²ltimos a?os. Calific¨® a estos chicos de ¡°v¨ªctimas y verdugos a un tiempo¡±. Y describi¨® sus hogares: ¡°Gente pobre, en situaci¨®n calamitosa. Padres sin permiso de residencia. Ausencia de control familiar. Fracaso escolar¡±. Algunos, a?adi¨®, hab¨ªan llegado a manifestar que el internamiento en centros de reforma hab¨ªa sido para ellos una situaci¨®n ¡°de acogida¡±.
El psicoanalista Miguel Perlado los llama in bet?weeners: chavales con una familia conservadora que choca con el entorno. ?l es coordinador del Grupo de Trabajo sobre Derivas Sectarias del Colegio Oficial de Psicolog¨ªa de Catalu?a y autor de un informe pericial sobre los gemelos Amrani, elaborado a petici¨®n de su defensa. En su opini¨®n, la captaci¨®n terrorista se parece a la de una secta. ¡°Estos grupos, con su propaganda, los seducen con una idea de yihadismo cool¡±. Lo compara con el fen¨®meno fan de la m¨²sica. ¡°Un discurso pasional que engancha al adolescente: ofrece aventuras con fusiles Kal¨¢shnikov, mujeres, superioridad espiritual. Les da una identidad prefabricada. Desde el punto de vista psicoanal¨ªtico: se creen supermusulmanes. Se les infla el ego: ahora tienen algo diferente. Empiezan a deslizarse hacia un narcisismo m¨¢s destructivo. Y como vivimos en esa cultura donde todo es retransmitido, cobra fuerza la idea de que quedar¨¢ inmortalizado como un h¨¦roe¡±. Hay otros elementos: el instante en que empiezan a ser conscientes de que, por su origen, tienen menos oportunidades: ¡°Eso te llena de ira. La humillaci¨®n es clave¡±. El ISIS, en cambio, les ofrece ¡°un para¨ªso sin necesidad de pasaporte¡±.
¡°mi hermano hab¨ªa muerto en Siria y el captador nos hac¨ªa verle como a un h¨¦roe: ¡®est¨¢ en el para¨ªso. Si quer¨¦is ser buenos musulmanes, deb¨¦is ir all¨ª¡±.
De la difusi¨®n de este mensaje se encarga una mir¨ªada de ¡°sheiks del Facebook¡±, como los apoda Yusuf Fern¨¢ndez, secretario de la Federaci¨®n Musulmana de Espa?a. Curtidos en el fundamentalismo salafista, adoradores de una vuelta a los tiempos del profeta. ¡°Es como el refr¨¢n del ciego que gu¨ªa al precipicio¡±, dice en un congreso sobre extremismos. El converso Ibrahim Miguel ?ngel P¨¦rez, fundador de la plataforma catalana Musulmans contra la Islamof¨°bia, explica que los musulmanes m¨¢s j¨®venes no han tenido buena formaci¨®n religiosa ¡°ni en la mezquita ni en la escuela¡±. Cuando les ha picado la curiosidad, han acudido a una olla en ebullici¨®n, virtual, donde encuentran un discurso de odio: ¡°No son capaces de distinguir. Muchos no son conscientes de lo que hacen, creen que ejercen la libertad de expresi¨®n. No tienen idea de la gravedad¡±.
4. Facebook
Mohamed Akaarir, tangerino de 24 a?os, mostr¨® su furia de inmigrante en un tema de rap que compuso, grab¨® y comparti¨® en su perfil de Facebook en 2014: ¡°Vivo en el extranjero / donde me siento perdido¡±. ¡°Me odian / no me importa¡±. ¡°Ten cuidado t¨ªo / yo soy chulo y guerrero¡±. ¡°Mi sangre es ¨¢rabe / te mato o me matas / pero no abandono¡±. Hay muchas formas de leer sus versos ahora. En diciembre, Akaarir se convirti¨® en el primer condenado en Espa?a por autoadoctrinamiento yihadista. Una figura legal de nuevo cu?o: persigue a quien ¡°acceda de manera habitual¡± a Internet ¡°con la finalidad de capacitarse¡± para cometer delitos de terrorismo. Fue introducida con la reforma del C¨®digo Penal de 2015, en la que se adoptaron medidas para frenar un amplio cat¨¢logo de ¡°nuevas amenazas¡±: la captaci¨®n, el adoctrinamiento pasivo (cuando alguien lo recibe), el adiestramiento, el desplazamiento a territorios de conflicto¡ La reforma, criticada por Amnist¨ªa Internacional, fue aprobada por amplia mayor¨ªa en el Congreso tras los atentados de Par¨ªs de enero de 2015 contra el semanario sat¨ªrico Charlie Hebdo y un supermercado jud¨ªo, que causaron 17 muertos.
¡°?Yo solo estoy informando!¡±, exclama Akaarir. Es noviembre de 2016 y acaba de ser juzgado en la Audiencia Nacional. El material probatorio ha salido casi exclusivamente de su facebook. A¨²n en libertad (ser¨¢ condenado un mes despu¨¦s a dos a?os y medio), fuma de forma compulsiva en la terraza de una cafeter¨ªa junto al tribunal. Viste zapatillas, vaqueros pitillo, camisa de cuadros. Con el pelo bien recortado, proclama: ¡°Yo ya hice mi yihad¡±. Cruz¨® a Espa?a en los bajos de un cami¨®n. En 2008 se declar¨® en desamparo en Renter¨ªa (Gipuzkoa). Ten¨ªa 13 a?os. Ingres¨® en un centro de menores. En su historial consta una denuncia contra un hombre que se le acerc¨® en una plaza y le ofreci¨® 20 euros por acompa?arle al ba?o. Otra contra ¨¦l por agredir a un vigilante de seguridad en una estaci¨®n. Y una m¨¢s por una pelea con un portero de discoteca. Ambos fueron condenados por lesiones. A los 18 tuvo que dejar el centro de menores. Vivi¨® en casas abandonadas, rob¨® comida, comenz¨® a trabajar de peluquero. Resume un sinf¨ªn de cat¨¢strofes con sus empleadores. Conoci¨® a su pareja, una espa?ola que un d¨ªa se asom¨® a la peluquer¨ªa para vender ropa interior. Ella trabaja en una f¨¢brica y defiende a ¡°Moha¡±, como le llama: ¡°Ser¨ªa incapaz de hacer da?o a nadie¡±. Al juicio se present¨® con una cruz al cuello y se declar¨® ¡°cristiana¡±, para reafirmar la tolerancia de su pareja. El magistrado censur¨® toda intervenci¨®n relacionada con la fe: ¡°?Se puede matar e ir a misa!¡±.
En el juicio, Akaarir asegur¨® que todo era fruto de un error: en la peluquer¨ªa dejaba su tel¨¦fono a los clientes, y estos fueron quienes subieron a su perfil los mensajes de alto voltaje. La sentencia recoge el contenido de cerca de 50 v¨ªdeos y fotograf¨ªas publicados en su facebook que muestran una evoluci¨®n in crescendo entre agosto de 2015 y abril de 2016. Comienza hablando del maltrato a musulmanes en Myanmar. Y acaba con la difusi¨®n de v¨ªdeos del ISIS. Entre medias, c¨¢nticos llamando a la guerra: ¡°Si intimidan a nuestro pueblo bajo el gatillo (¡) en ese momento se van a subir las banderas de la yihad¡±. Durante la vista, un agente de la Ertzaintza habl¨® de su fanatizaci¨®n expr¨¦s: ¡°Nos preocup¨® seriamente y sugerimos que se acelerase la detenci¨®n para pararlo¡±. En la sala qued¨® flotando la idea del lobo solitario.
Mientras fuma, Akaarir asegura que no es un radical. Pero que alguien tiene que ir a ayudar a los cr¨ªos que asesinan en Siria. Se pregunta: ¡°Si esas tierras no tuvieran petr¨®leo, ?nos estar¨ªan matando?¡±. Sobre el ISIS: ¡°?Qui¨¦n les ha hecho existir?¡±. Y tambi¨¦n: ¡°Si a un ni?o le pegas desde peque?o, crece duro¡±. En un momento dado pide a su interlocutor que deje de tomar notas y endurece su discurso. Cara a cara no parece que vaya a salir a la calle con intenciones oscuras. Pero el d¨ªa antes de su detenci¨®n subi¨® a Facebook un c¨¢ntico: ¡°Oh, alma m¨ªa. Todos hemos de partir. Mis ojos me delatan cuando pienso en la partida. ?Dentro de cinco a?os? ?Y si es dentro de dos? O quiz¨¢s ahora¡±. Akaarir ha recurrido el caso al Tribunal Supremo, alegando que ejerc¨ªa su libertad de expresi¨®n e ideol¨®gica.
5. La inteligencia
Los expertos policiales lo denominan ¡°radicalizaci¨®n microondas¡±. El individuo atraviesa las cuatro fases del proceso como si su cerebro recibiera un calent¨®n: victimizaci¨®n (los musulmanes est¨¢n siendo agredidos), culpabilizaci¨®n (b¨²squeda de responsables: EE UU, Europa, Israel¡); soluci¨®n (la violencia como ¨²nica respuesta) y activismo (cuando uno est¨¢ dispuesto a dar el salto con lo que tenga a su alcance). En palabras de un analista de la polic¨ªa vasca familiarizado con el caso Akaarir: ¡°Bastan un par de meses. La carga teol¨®gica tiene menos peso. Se forman a trav¨¦s de Google y YouTube. Akaarir era el t¨ªpico chaval de discoteca. Muestran falta de integraci¨®n y buscan argumentos para justificarse. Es m¨¢s una cuesti¨®n de frustraci¨®n. En eso se parece a una tribu urbana¡±. Los yihadistas old school (vieja escuela) pasaban a?os memorizando pasajes. Se ?reun¨ªan en pisos. Rezaban juntos. Y finalmente daban el paso.
Sobre la mesa de Jon Ziarsolo, jefe de inteligencia de la Ertzaintza, descansa un gr¨¢fico de la polic¨ªa de Nueva York con los estadios de fanatizaci¨®n de aquella ¨¦poca sin redes sociales: los terroristas del 11-S se radicalizaron a lo largo de una d¨¦cada. Ahora todo va m¨¢s r¨¢pido. Tambi¨¦n los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado. Act¨²an de forma preventiva. ¡°Y esto genera contradicciones¡±, confiesa. ¡°Pero les tienes que detener antes de que ocurra un atentado. Si no, te pueden caer de pronto 50 o 100 personas. ?Qui¨¦n asume eso? La ley se ha adaptado. No te la puedes jugar. Aunque la sociedad tiene que dar tambi¨¦n otro tipo de respuesta ¨Csocial, educativa¨C sin dejar la policial al margen¡±.
En Espa?a no ha habido atentados desde el 11-M. El encargado de la instrucci¨®n policial de aquella causa, Jos¨¦ Luis Serrano, es hoy el responsable del ?rea de Estrategia de la Divisi¨®n Antiterrorista del CITCO, dependiente del Ministerio del Interior. Serrano menciona que este es uno de los pa¨ªses que m¨¢s detenciones por yihadismo lleva a cabo en Europa: casi 700 desde 2004. En 2015, la Audiencia Nacional abri¨® 179 diligencias, un 69% m¨¢s que el a?o anterior; se bati¨® r¨¦cord de detenidos: 75. ¡°Nuestro ¨¦xito es que sabemos cu¨¢ndo intervenir. Se aguanta hasta el momento justo. Si no, se te puede volver en contra porque genera frustraci¨®n en el detenido y un efecto rebote¡±.
Entre los cometidos de Serrano se encuentra la implementaci¨®n del Plan Estrat¨¦gico Nacional de Lucha contra la Radicalizaci¨®n Violenta, aprobado en 2015, a¨²n en fase piloto, y dirigido a la prevenci¨®n y detecci¨®n temprana. Pero ¨¦l no cree en la desradicalizaci¨®n una vez se ha descendido a los abismos. Su experiencia cara a cara con yihadistas: ¡°El di¨¢logo es nulo. No discuten contigo, consideran que no est¨¢s capacitado para interpretar el mensaje de Dios. No puedes razonar con ellos sobre una masacre. Su ¨²nica respuesta es que Dios lo quiere as¨ª. En todos estos a?os no he visto cambio o desradicalizaci¨®n. No conozco ning¨²n caso. Y los que conozco no son reales¡±.
6. ¡®Old school¡¯
Bajo las palabras de Serrano se intuye a Lahcen Ikassrien: capturado en 2001 en Afganist¨¢n, pas¨® por Guant¨¢namo, qued¨® libre en 2005 y fue trasladado a Espa?a, donde hab¨ªa residido. Se le juzg¨®, sali¨® absuelto. Y en 2013 reaparece en los c¨ªrculos de la mezquita de la M-30, en Madrid, como una autoridad moral. La voz de la experiencia. Se junta con un pu?ado de personas. Nacidos antes de los noventa, se radicalizan a la antigua usanza. Quedan a rezar, a comer cordero, hacen escapadas de fin de semana. Entre ellos hay un espa?ol de origen marroqu¨ª, casado con espa?ola y con dos hijos. Su suegro les presta la casa del pueblo, en ?vila. Y all¨ª van juntos en coche, escuchando audiolibros de la yihad. El hombre se llama Nabil Benazzou y tiene un buen empleo como director comercial de una empresa alemana de ingenier¨ªa con contratos con Airbus. Seg¨²n su esposa: ¡°Por eso a ¨¦l lo fueron a buscar¡±. Lo caz¨®, seg¨²n ella, el mielero en la mezquita de la M-30, hoy en paradero desconocido. Le propusieron rezar en grupo. Viajar a Siria. Lo m¨¢s duro, cuenta la esposa, fue darse cuenta de que empezaba a radicalizar a su hijo. Durante la instrucci¨®n del caso, al padre le colocan un micr¨®fono en el coche. Se escuchan las conversaciones del interior. A su hijo, un menor, le explica: ¡°No podemos creer en la democracia. Dios dice: no abortar¨¢s. Y la democracia dice: vamos a someterlo a votaci¨®n. La gente del Parlamento vota: 100 a favor y 80 en contra. Ahora la mujer puede abortar, cuando Dios dijo que no. Por eso no creemos en la democracia. No la necesitamos. Porque nos dirigimos por nuestro Dios y tenemos nuestra Sunna, nuestros juicios y nuestro Cor¨¢n¡±.
¡°el discurso pasional engancha al adolescente: ofrece aventuras con fusiles kal¨¢shnikov, mujeres, superioridad espiritual¡±, explica un psic¨®logo.
Benazzou fue condenado en 2016 a ocho a?os, como el resto de integrantes de la c¨¦lula. A Ikassrien, el veterano, le cayeron 11 a?os y medio. Otro de los miembros logr¨® llegar a Siria. Era Navid Sanati, de origen iran¨ª nacionalizado espa?ol y criado en Madrid. Fue al mismo colegio p¨²blico que el cantante Dani Mart¨ªn. Trabaj¨® poniendo copas. Sol¨ªa llevar el pelo largo. Su radicalizaci¨®n se prolonga a lo largo de 10 a?os. Incluye viajes financiados a la Meca. En 2014 vendi¨® sus posesiones, cerr¨® sus cuentas, subi¨® a su familia a una pick-up y se larg¨® a hacer la yihad. Poco despu¨¦s, abri¨® una cuenta de Facebook y colg¨® fotos desde el frente. En una se exhibe a lomos de un caballo, con ropa negra y turbante.
Es diciembre y el sol golpea una casita al norte de Madrid. La madre del foreign fighter abre la puerta. Lleva velo. Se la ve hundida. Dice que desde mayo no sabe nada de su hijo. Ni de su nuera. Ni de sus nietos. Levanta una mano como diciendo ¡°espera¡± y los ojos se le llenan de l¨¢grimas. Avisa a otro de sus hijos. Le brillan los ojos negros cuando habla de su hermano. De c¨®mo se le meti¨® Al¨¢ en el coraz¨®n y se fue sin decir nada. ¡°No lo puedes entender¡±. No con la mente de un europeo. Cita el Cor¨¢n. Los surcos del destino. Lo que est¨¢ escrito. Cuenta que a su hermano le iba bien en los negocios. Ten¨ªa carisma, una empresa de importaci¨®n de azafr¨¢n, cinco inmuebles. Pero eso no le llenaba. ¡°Estaba estresado¡±.
¨C?Qu¨¦ os dec¨ªa cuando llamaba desde Siria?
¨CQue se sent¨ªa feliz. Libre.
Habla del individualismo de Occidente. De la dictadura del m¨®vil. De c¨®mo los atentados contra las Torres Gemelas fueron en realidad perpetrados por jud¨ªos. Menciona los designios de Dios. El infierno y el para¨ªso. Se fuma tres pitillos. Compara la resistencia de los espartanos con la situaci¨®n estos d¨ªas en Oriente Pr¨®ximo. ¡°Como en la pel¨ªcula 300¡±.
7. ¡®Reggaeton¡¯
El 15 de marzo de 2015, mientras Faris y Farid segu¨ªan su espiral de adoctrinamiento en T¨¢nger, TV3 emiti¨® el documental A la b¨²squeda del para¨ªso. En ¨¦l aparecen simpatizantes del ISIS de Badalona. Y tambi¨¦n dos profesoras de instituto hablando de unos alumnos. Gemelos. El curso anterior, dicen, empezaron a cambiar. En clase de m¨²sica se negaron a tocar instrumentos citando a Mahoma. ¡°Decidieron dejar el instituto para ir a Marruecos a estudiar el Cor¨¢n¡±, afirman. Y reconocen que no supieron reaccionar: ¡°Es una realidad que no sabemos c¨®mo funciona¡±.
Poco despu¨¦s de la emisi¨®n, un conocido alerta a la familia: los gemelos pretenden trasladarse a Castillejos, un epicentro de reclutamiento pegado a Ceuta. Tras el aviso, la madre, Aicha, vuela a Tetu¨¢n con la intenci¨®n de traerlos de vuelta. Seg¨²n uno de los hijos: ¡°Lleg¨® y nos cogi¨® de una oreja¡±. Desde Marruecos, Aicha habla por tel¨¦fono con su hija: ¡°Estos dos, madre m¨ªa, sus cabezas est¨¢n mal. No escuchan y dicen que subir¨¢n [a Badalona] para renovar los papeles y se ir¨¢n. (¡) Solo si tu padre les mete miedo¡ Les dije de ir al colegio y me han dicho que no van a estudiar. Casi les rompo encima un plato¡±. Los chicos se enteran por su madre de que han salido en televisi¨®n: ¡°?Entonces somos famosos?¡±.
La estancia de los Amrani se ha ido quedando en penumbra. Hay t¨¦, pastas y un dulce llamado sfouf sobre la mesa. Es viernes y los gemelos tienen prisa por salir a la calle, han quedado. Miran sus m¨®viles y a veces interrumpen con una carcajada. El padre asegura que le cost¨® darse cuenta de lo que suced¨ªa: en esa ¨¦poca trabajaba d¨ªa y noche en una obra y en la vigilancia nocturna de la misma.
Seg¨²n su reconstrucci¨®n de los hechos, en Marruecos la madre los enga?¨® dici¨¦ndoles que regresar¨ªan a Badalona para renovar sus papeles y enseguida estar¨ªan de vuelta. A los dos d¨ªas cruzaron el Estrecho en ferri de regreso a casa. Desde Algeciras, Faris habla por tel¨¦fono con su padre.
¨CT¨² r¨ªete. Est¨¢s contento, ?no?
¨CPero si no pas¨® nada.
En las dos semanas siguientes, desde Badalona, los chavales mantienen al menos 75 conversaciones con su captador. Hablan en clave de env¨ªo de dinero. De contactos en Marruecos, Turqu¨ªa y Siria. Sus port¨¢tiles echan fuego con b¨²squedas de vuelos a Estambul. Y aqu¨ª el relato policial y el de la familia difieren. La madre asegura que escondi¨® el pasaporte de los hijos para que no pudieran largarse. Pero las diligencias le atribuyen ¡°la asunci¨®n de un rol activo en la planificaci¨®n del viaje¡±, que parece cerrar con el captador. Habla la madre:
¨CSeg¨²n lo que me ha dicho [Faris] lo ten¨¦is todo bien, todo hablado, explicado y arreglado. No vais as¨ª por as¨ª.
¨C?Qu¨¦ se me pidi¨®?
¨CYo solo quiero sinceridad. Van, saben d¨®nde van a ir, y tienen todo. (¡) Soy su madre y ellos no son los primeros.
¨CSi yo tuviera 10 [hijos], no dejar¨ªa a ni uno sin ir.
La conversaci¨®n se registra el 28 de marzo de 2015. A los tres d¨ªas, la Guardia Civil irrumpe en su casa. La madre asegura que solo trataba de ganar tiempo hasta que su marido regresara del trabajo y hablara con los chicos. Los gemelos dicen que jugaban a dos bandas: pretend¨ªan que el captador les diera el dinero del viaje a Siria, ¡°para qued¨¢rnoslo¡±. El relato es confuso. Hay pedazos que no encajan.
En sus primeras declaraciones, los gemelos y su madre negaron los hechos. Luego, asesorados por el abogado Jacobo Teijelo (defendi¨®, entre otros, a Abu Dahdah, jefe de Al Qaeda en Espa?a), confesaron con detalle. Y al poco su captador fue detenido en Marruecos con otras siete personas. Hab¨ªan reclutado, financiado y enviado un buen n¨²mero de yihadistas a los frentes del Estado Isl¨¢mico.
Uno de los gemelos dice que pasaron 48 horas incomunicados tras la detenci¨®n. Hab¨ªa un ventanuco en la celda, pero no se ve¨ªa nada. Solo aviones cruzar el cielo. All¨ª le sacudi¨®: ¡°?C¨®mo hemos llegado a este sitio?¡±. Y le sobrevino el cargo de conciencia: ¡°Hab¨ªa pagado toda mi familia. Me sent¨ªa culpable por haberlos metido en esto¡±. A su madre, encerrada en aislamiento, no la ver¨ªan en casi dos a?os.
¨C?Segu¨ªs pensando que ir a hacer la yihad es de h¨¦roes?
¨CYa ni lo pienso.
Dicen que les ayud¨® juntarse con ¡°gente normal¡± en el reformatorio. Hac¨ªan deporte, talleres, uno termin¨® la ESO. Y recuerdan que tras los atentados de Par¨ªs de noviembre de 2015, la educadora pill¨® a uno de ellos leyendo sobre los hechos. Le quit¨® el peri¨®dico y le hizo pasar el d¨ªa a solas. A los seis meses, los tutores informaron positivamente de su conducta. A los nueve, en diciembre de 2015, salieron en libertad vigilada.
La madre pasar¨ªa un a?o m¨¢s entre rejas. Poco antes de ser liberada, su historia apareci¨® en un reportaje del canal europeo ARTE que cuestionaba la contundencia del sistema policial espa?ol. En ¨¦l, el entonces fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, justificaba la ¡°respuesta preventiva y anticipada frente a actividades que, si las dejas impunes, se convierten en un caldo de cultivo en el que se van a preparar y cometer actividades terroristas¡±.
La familia vive en un nuevo domicilio. Los gemelos estudian un oficio. Su vida es supervisada por un equipo t¨¦cnico del Departamento de Justicia de la Generalitat. El psic¨®logo que los examin¨®, Miguel Perlado, que ha trabajado con sicarios, dice que cuanto m¨¢s se ha ejercido la violencia, m¨¢s dif¨ªcil es el viaje de vuelta. No parece el caso: ¡°?Hay riesgo de que cojan un fusil Kal¨¢shnikov y salgan a la plaza de Catalu?a? Pues no¡±. Ahora, a?ade, se trata de hacer un seguimiento, de darles herramientas, de trabajar con especialistas y servicios sociales.
Se hace tarde y los gemelos se cambian para largarse a la calle. Uno de ellos muestra su perfil de Instagram, orgulloso de sus 4.159 seguidores. Y les gusta la m¨²sica. Con risa nerviosa, comentan sus artistas favoritos: Bad Bunny, ?engo Flow. Trap latino con rimas tipo: ¡°Me gusta como con la boca / me pones el cond¨®n. / Y te queda mejor mam¨¢ / cuando no me pones n¨¢¡±. Sexo, barrio, tipos duros. Y cientos de millones de visionados en YouTube.
¨CSi os viniera uno a hablaros de la yihad, ?qu¨¦ le dir¨ªas?
¨C?A bailar reggaeton!
Se marchan, la madre queda sentada. A ella le espera el juicio por colaboraci¨®n con organizaci¨®n terrorista.
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