Podemos: ocasi¨®n perdida
La formaci¨®n ha optado por la estrategia del espect¨¢culo permanente, que le condena a un papel estrictamente testimonial
Naci¨® con la pretensi¨®n de ganar la Moncloa en el primer asalto, no pudo evitar la frustraci¨®n cuando no lo consigui¨®, a pesar de haber ganado 70 esca?os de una tacada, y ahora parece haberse olvidado de cualquier pretensi¨®n de gobernar. Podemos anda marcha atr¨¢s. En vez de jugar las magn¨ªficas cartas que ten¨ªa en la mano ganando tiempo para crecer y consolidarse, dejando gobernar al PSOE y Ciudadanos despu¨¦s de las elecciones de diciembre de 2015; en vez de utilizar el parlamento y los medios de comunicaci¨®n para plantear aquellos problemas urgentes y cuestiones de futuro que no son prioritarias en la agenda de los partidos tradicionales y demostrar que hay pol¨ªticas alternativas posibles, Podemos ha dirimido su futuro en tempestuoso proceso que culmin¨® en Vista Alegre-2. Y ha decidido optar por la estrategia del ruido, del espect¨¢culo permanente, que le aleja de ser reconocido por los ciudadanos como un potencial partido de gobierno y le condena a un papel estrictamente testimonial, una Izquierda Unida juguetona.
Podemos naci¨® en la excepci¨®n y parece que los que mandan est¨¢n convencidos de que s¨®lo en la excepci¨®n pueden progresar. Lo que podr¨ªa tener sentido en 2011, cuando ven¨ªan de la calle, ahora solo consigue dar verosimilitud a la caricatura que hacen de ellos sus adversarios. Al optar por jugar a la pol¨ªtica en vez de hacer pol¨ªtica est¨¢n perdiendo una gran oportunidad: la de renovar y ocupar el espacio de izquierda que ha dejado hu¨¦rfano un PSOE gastado y desnortado de tanto mirar hacia la derecha.
Los reg¨ªmenes europeos de postguerra est¨¢n exhaustos. La socialdemocracia cay¨® en la trampa del ¡°neoliberalismo inocente de los a?os 90 (Blair y Clinton)¡±, en expresi¨®n de Michel Feher, y ha salido de este viaje en estado de derribo, incapaz de anticipar los problemas que han fracturado social y generacionalmente Europa y de salirse del gui¨®n preestablecido por los poderes contramayoritarios. Es la hora de tejer una cierta idea renovada de progreso, en clave emancipatoria; de construir espacios compartidos alternativos al universo cerrado de la xenofobia y del racismo (del ¡° nosotros el pueblo ¡°de Trump y Le Pen); de articular alianzas a nivel local y europeo para forzar la rectificaci¨®n de las pol¨ªticas en curso; de devolver al estado del bienestar a sus razones de origen: redistribuir hacia abajo y no hacia arriba como hace ahora; y de dar motivos a la ciudadan¨ªa para recuperar la confianza en la pol¨ªtica. Nada de eso. Mucho ruido y pocas ideas. Y las pocas que hab¨ªa cada vez m¨¢s tapadas por numeritos que ya no escandalizan a nadie y que si en un principio llamaban la atenci¨®n e incluso pod¨ªan tener alg¨²n impacto como denuncia, hoy m¨¢s bien dan pena. Pena por la ocasi¨®n perdida. Tan deprisa.
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